Los Jardines de Sabatini no fueron proyectados por Sabatini, como se pudiera pensar. De hecho, este espacio verde que se encuentra a la vera y custodia del Palacio Real, conoció su construcción bien entrado el siglo XX, cuando la recién alzada Segunda República Española confiscaba bienes de la Corona en pro del pueblo llano. Su diseño clasicista, de clara inspiración francesa, conjuga bien con el resto de jardines —Campo del Moro, Jardines del Cabo Noval y Jardines de Lepanto— que rodean el imponente perímetro descrito por el Palacio, siendo considerado uno de los mejores a la hora de disfrutar del crepúsculo madrileño. No es para menos, puesto que estamos hablando del enclave que vio nacer a Madrid hace más de mil años, cuando las tropas musulmanas se asentaron en él como punto vigía.
Por eso, además del propio jardín, el gran atractivo del lugar es la enorme cantidad de puntos de interés históricos que lo rodean, siendo destacables, además del Palacio, el Teatro Real, el Templo de Debod o la Catedral de la Almudena.
- Un poco de historia alrededor de los jardines de Sabatini
- Un paseo por los Jardines de Sabatini
- Uno de los mejores atardeceres de Madrid está en Sabatini
Un poco de historia alrededor de los jardines de Sabatini
La zona que ocupan los Jardines fue desde el siglo IX asentamiento de construcciones defensivas, desde la primitiva fortaleza que estableció el emir Mohamed I en el año 856, hasta el posterior Real Alcázar o el definitivo Palacio Real. Un Palacio Real que vería terminada su construcción en 1752, pero que debería esperar aún mucho hasta conocer sus Jardines de Sabatini.
Y es que, retomando la paradoja de su nombre, los Jardines se llaman como se llaman porque se levantan sobre los terrenos que desde el siglo XVIII habían ocupado las Caballerizas Reales del actual Palacio. Ahora sí, podemos decir que estas caballerizas habían sido construidas por Francesco Sabatini, uno de los grandes arquitectos del Madrid de los Austrias —padre de monumentos emblemáticos como la Puerta de Alcalá—.
Por ironías de la vida, el verdadero autor de los jardines, Fernando García Mercadal, ha quedado relegado al olvido, a pesar de ser él quien en 1932 se encargó de su construcción. Una época convulsa del siglo XX, durante la cual la II República exilió al entonces rey Alfonso XIII, incautándose más tarde de bienes de la Corona en pro del pueblo español. Las Caballerizas Reales fueron una de estas posesiones reales expropiadas, las cuales, tras ser demolidas por decreto, dieron paso al surgimiento de los Jardines de Sabatini.
La Guerra Civil española detuvo la construcción de los jardines, por lo que estos no fueron inaugurados hasta 1950. Después llegaría una reforma en 1972, destinada a sustituir las escaleras de acceso por unas más monumentales; y en 1978, con la democracia dando sus primeros pasos, los jardines serían abiertos definitivamente al público de la mano del rey Juan Carlos I.
Un paseo por los Jardines de Sabatini
Los Jardines de Sabatini siguen un estilo formal neoclásico, consistente en la puesta en marcha de patrones geométricos simétricos a través de setos bien podados y árboles minuciosamente dispuestos. No obstante, el verdadero protagonista de este espacio verde es su estanque, dotado de tres discretas fuentes y salpicado de una serie de estatuas de reyes españoles a su alrededor.
Como suele suceder con los monumentos de larga historia, este esconde pequeños detalles y secretos que da gusto conocer. Por ejemplo, se sabe que la inspiración para estos jardines se buscó en antiguos planos de los autores del Palacio Real, como Giovanni Sacchetti, Ventura Rodríguez, o el propio Francesco Sabatini, quienes a su vez habían buscado inspiración en los Jardines de Versalles. También, que las estatuas que rodean el estanque proceden de una colección de cien esculturas elaboradas durante la construcción del Palacio Real, las cuales por excederse en peso acabaron siendo distribuidas por otros parques de Madrid —el Parque del Retiro o el Parque del Capricho, por ejemplo—.
Por cierto, si queréis aguzar el ojo, debéis sabed que la estatua más importante es la que da la espalda a las monumentales escaleras que presiden el jardín. Representa, en pose tranquila y confiada, al rey Carlos III, considerado popularmente como el “mejor alcalde de Madrid».
Uno de los mejores atardeceres de Madrid está en Sabatini
Lo has oído —leído— bien. Para muchos, los atardeceres que se contemplan desde los Jardines de Sabatini son de los mejores de Madrid. Porque están inscritos en un lugar privilegiado, refugio tranquilo y silencioso alejado del clamor de la ciudad, el cual al caer el sol permite asistir a una perspectiva única del Palacio Real con la Casa de Campo de fondo. La luz debilitada, al impactar en la fachada norte del complejo, provoca que los acostumbrados tonos grises de las piedras se tornen amarillos y rojizos, infundiendo en el paraje una bonita sensación de melancolía.
Por eso, es visitada diariamente por multitud de personas, tanto turistas como madrileños. Y es que, un paseo por sus parterres puede ser el prólogo ideal antes de una velada de ópera en el vecino Teatro Real; o una visita histórica por el interior del Palacio.