En el límite norte de la Comunidad de Madrid, a 105 kilómetros de la ciudad y ya casi en Guadalajara, un valle a 1.200 metros de altitud esconde una pequeña aldea del siglo XII donde es posible escapar del tiempo. Gracias a su situación de aislamiento, encajonada en un paisaje quebrado de montes, dehesas, valle y arroyos, La Hiruela, con sus 55 vecinos actuales, se ha mantenido inmune al paso de los siglos: sus casas de piedra, adobe y madera de roble mantienen la estructura original de tiempos medievales, los escasos habitantes siguen cuidando de sus vacas y huertos frutales, la naturaleza crece silvestre, las calles están llenas de gatos y en los alrededores se conservan molinos, carboneras y otros edificios tradicionales. Lo mismo ocurre con la Sierra del Rincón, en la que se enclava el pueblo: fue catalogada Reserva de la Biosfera en 2005 por tratarse de un ecosistema cuyo paisaje se ha conservado inalterado a lo largo del tiempo. Todo esto convierte a La Hiruela en el lugar que todo el mundo tiene en la cabeza cuando piensa en “escapar del mundanal ruido”. ¿Te apetece descubrirlo?

  1. Descubriendo La Hiruela: regreso al pasado
  2. Otras sendas históricas por los alrededores
  3. Descubrir el Hayedo de Montejo

Descubriendo La Hiruela: regreso al pasado

Llegando a La Hiruela por la estrecha y sinuosa carretera, tendremos la impresión de que al avanzar estamos, en realidad, retrocediendo en el tiempo. De repente el aire es más puro y la naturaleza se hace notar: nos recibe un agradable aroma de tilos. Dejando el coche a la entrada –es obligatorio los fines de semana-, penetramos a pie en unas tranquilas calles donde, si tenemos suerte, nos toparemos con algún vecino que nos saludará amablemente, aunque lo más probable es que nos crucemos con unos cuantos gatos. Caminando, enseguida llegaremos al final del pueblo, donde se encuentran la iglesia barroca de San Miguel Arcángel, del siglo XVII, y el Museo Etnológico, un buen punto de partida para conocer los ancestrales modos de vida de los hiruelenses que se emplaza en el antiguo frontón cubierto.

 

 

En los márgenes del pueblo, podemos constatar lo aprendido en el museo visitando algunos lugares de interés histórico contenidos en la ruta oficial Los Oficios de la Vida, un viaje etnográfico por el modo de vida tradicional de La Hiruela. La primera parada es el Molino de la Hiruela o Molino Harinero, un edificio restaurado recientemente cuyas primeras referencias datan del siglo XVIII. Situado a la orilla de un joven río Jarama, de aguas frías y cristalinas próximas a su nacimiento, fue durante la mayor parte del tiempo el molino comunal de La Hiruela, y continuó en funcionamiento hasta que se abrió la primera panadería en el pueblo, en 1975.

Otro enclave recuperado es el antiguo Colmenar, en el llamado Prado Viejo, donde se producía el que fue uno de los pilares de subsistencia en La Hiruela: la miel. Varias hileras de “corchos”, como se denomina a las colmenas construidas en troncos huecos, ofrecen un pintoresco paisaje que según los vecinos del pueblo tiene más de 200 años de antigüedad. Y no muy lejos, encontraremos el que fue otro de los pilares de la economía tradicional de La Hiruela hasta mediados del siglo XX: la Carbonera. En esta primitiva construcción de madera se producía carbón vegetal de roble, fundamental para los hogares antes de la introducción del gasoil y la electricidad, que después los vecinos vendían por los pueblos de los alrededores.

Para reponer fuerzas tras la caminata, nada mejor que sentarse a tomar algo en el bar-social La Hiruela, instalado en la antigua escuela a falta de niños empadronados. Y si queremos pasar a mayores, tanto Casa Aldaba como La Hiruela –los dos restaurantes del pueblo- ofrecen excelentes platos de la gastronomía local, caracterizada por los platos de cuchara, la carne de vaca autóctona y de caza, y las setas y cerezas de la región. Quienes también deseen pasar la noche en el pueblo, existen varias opciones de alojamientos rurales que es recomendable reservar con antelación. Y no olvidar un jersey o rebeca aunque sea verano: por la noche refresca.

 

 

Otras sendas históricas por los alrededores

Si nos apetece realizar una tranquila caminata por los alrededores, La Hiruela ofrece otras tres rutas oficiales vinculadas a la vida rural tradicional de la comarca. Con la ruta de Las Eras y Pilar de Riego recorreremos en unas dos horas los caminos por los que se transportaba el cereal, que nos ofrece varios miradores desde donde contemplar la aldea y sus alrededores. El tour De Molino a Molino, de similar duración, nos llevará por antiguos molinos en las verdes riberas del Jarama, pobladas de álamos y sauces.

Por último, en la Senda de la Fuente Lugar, más corta, recorreremos un “túnel natural” repleto de abedules y árboles frutales como cerezos, avellanos, manzanos, perales, zarzamoras… Por su verdor y la concentración de estos árboles y otros como el roble melojo, la dehesa de La Hiruela es un prodigio natural más propio de los ecosistemas del norte de España.

Descubrir el Hayedo de Montejo

Entre los bellos parajes naturales que esconde la Sierra del Rincón -integrada por los pueblos de La Hiruela, Horcajuelo de la Sierra, Prádena del Rincón, Puebla de la Sierra y Montejo de la Sierra-, el más especial sea probablemente el Hayedo de Montejo. A solo 20 minutos en coche de La Hiruela, tenemos la posibilidad de pasear por uno de los hayedos más meridionales de Europa, todo un espectáculo en otoño, cuando sus hojas caducas se visten de mil tonos amarillos y rojizos en claro contraste con el resto de vegetación. La humedad y la umbría en la que se despliega han formado un microclima que hace posible este tipo de árboles, característicos de regiones más septentrionales, en estas latitudes, donde encontraremos hayas de 250 años de antigüedad.

Hayedo de Montejo
Hayedo de Montejo