El centro de España guarda muchos secretos y nos atreveríamos a decir que uno de los menos desvelados es el paraje de Las Cárcavas, un paisaje que recuerda a rincones de la Capadocia. Recorrer Las Cárcavas, a pocos kilómetros del popular pueblo de Patones de Abajo, es un excelente plan para los amantes de la naturaleza y para quienes siempre terminan la ruta degustando la cocina tradicional del lugar. En todo este entorno, en los límites entre Madrid y Guadalajara, se encuentran numerosas rutas senderistas y buenos restaurantes donde recuperar energías.
Qué son Las Cárcavas
Antes de comenzar a recorrer Las Cárcavas del Pontón de la Oliva es necesario saber qué son las cárcavas. Según el diccionario de la RAE una cárcava es una “Hoya o zanja grande que suelen hacer las avenidas de agua”. En este caso, la alteración y hondonadas del terreno es facilitada por el tipo de terreno arcilloso del lugar. Es fácil que los distintos agentes atmosféricos, lluvia, nieve, viento, el paso de arroyos… erosionen la superficie y se vayan formando distintas formas y figuras. En función de su nivel de resistencia se crean pirámides, torreones conocidos como las chimeneas de las hadas y otras curiosas superficies puntiagudas.
Pero no solo llama la atención esta arquitectura natural sino también el color rojo de la arcilla que, en determinadas horas del día, parece proyectar sangre.
Pontón de la Oliva, una presa con historia
Para acercarte a Las Cárcavas un buen punto de partida es el Pontón de la Oliva, una presa con una triste historia a sus espaldas. Con este nombre se conoce una presa del río Lozoya construida a mediados del siglo XIX para llevar agua hasta la capital madrileña. Hasta ahí todo parece normal pero no lo es tanto que, incluso antes de terminarse, ya se comenzaran a producir filtraciones debido al tipo de roca caliza sobre la que se asentaba (y que los ingenieros no tuvieron en cuenta). En su construcción participaron casi dos mil presos de las Guerras Carlistas, además de personal de los alrededores. El agua llegó finalmente a la ciudad en 1858, pero no durante mucho tiempo, ya que en 1904 se decidió inutilizar.
Lo más aconsejable es dejar el coche cerca del Pontón de la Oliva para observar tranquilamente las construcciones originales que quedan, como las casas de compuertas, la del guarda, los talleres, los restos de una iglesia… Y, por supuesto, la presa en sí misma, una obra de ingeniería de complicada construcción. No hay más que asomarse a los acantilados para constatar su dificultad.

Rutas de senderismo por la zona de las Cárcavas
Cálzate las botas de montaña y coge una botella de agua porque vamos a recorrer caminando la ruta del Pontón de la Oliva a Las Cárcavas. La caminata puede comenzar una vez pasado el pueblo de Patones de Abajo, en el lado derecho de la M-134, donde se sitúa la presa. Desde ahí se pueden realizar distintos itinerarios, el más sencillo, que incluso se puede hacer con niños, es el que comienza por el trazado de la GR-10, que luego se deja atrás por un sendero que sale a la derecha, atraviesa unos olivares y llega al arroyo de la Lastra. Una vez en el arroyo sólo hay que seguir su curso que lleva directamente hasta Las Cárcavas. Lo idóneo es que vayas rodeando este fenómeno geológico para ver todas sus perspectivas y hacer bonitas fotos. Territorialmente, Las Cárcavas ya están situadas en Alpedrete de la Sierra, es decir en tierras de Guadalajara.

A los más habituados al deporte esta ruta de poco más de 5 kilómetros se les quedará corta, por lo que pueden realizar la versión larga de 14 kilómetros, que también es circular y llega hasta Alpedrete de la Sierra, donde se puede parar a comer antes de dar la vuelta.
Qué ver en los alrededores
Una escapada para hacer la ruta de las Cárcavas se quedaría incompleta si no se visitan algunas de las bonitas villas que forman la Sierra Norte de Madrid. No te equivocarás si eliges pasear por Patones de Arriba, que además está al lado del Pontón de la Oliva, y que es un precioso pueblo de piedra con tejados de pizarra. Fue declarado Conjunto Histórico-Artístico y cuenta con algunos elementos interesantes como la iglesia de San José, la Fuente Nueva, el lavadero y las eras.
A sólo 6 kilómetros de Patones se encuentra Torrelaguna, que es una localidad de mayor tamaño y con visitas de interés que fueron valoradas para declararlo Conjunto Histórico-Artístico en 1973. No te pierdas su iglesia gótica de Santa María Magdalena, el Ayuntamiento, la Alhóndiga o la Atalaya de Arrebatacapas. En este lugar nacieron personajes ilustres como el Cardenal Cisneros y María Toribia, la que sería Santa María de la Cabeza, a la que está consagrada la ermita de Nuestra Señora de la Piedad.
Por último, aunque no esté tan cerca (a 30 kilómetros), merece la pena visitar Buitrago de Lozoya, una población amurallada con un precioso casco medieval y un castillo. Cuenta con uno de los centros históricos mejor conservados de la Comunidad de Madrid y cuando celebra sus fiestas medievales o su belén viviente es capaz de transportarte al pasado de forma automática. Además de su fortaleza, también es interesante visitar su Museo Picasso-Colección Eugenio Arias, que tiene más de 60 obras que Picasso regaló a un vecino de la villa que era su peluquero.