El barrio de Chueca, muy conocido por su concentración de locales para la comunidad LGTBI+, ha pasado a ser también un foco de atracción para foodies nacionales e internacionales, gracias a las decenas de propuestas culinarias que ofrece este nuevo Mercado San Antón. Aquí se pueden encontrar desde puestos donde adquirir las más refinadas delicatessen, hasta barras en las que degustar esos mismos manjares, regados por cervezas artesanas, vermuts y vinos de calidad. Y la posibilidad de cenar cómodamente sentados en el restaurante situado en la zona superior donde, a la caída de la tarde o tras la cena, también se toman copas y cócteles de una forma muy relajada y con impresionantes vistas a los tejados de Madrid.

 

 

 

  1. Un mercado con historia
  2. Entrando al Mercado de San Antón de Madrid
  3. Para disfrutar del showcooking
  4. Restaurante con terraza e increíbles vistas
  5. Y al llegar la noche…

Un mercado con historia

No es nuevo el Mercado de San Antón de Madrid. Pese a su rompedora fisonomía actual, obra de las arquitectas María García del Monte y Ana María Montiel Jiménez del estudio Ataria, la historia de este mercado se remonta al siglo XIX. En aquel momento había en el actual barrio de Chueca un mercado de cajones (mercadillo) al aire libre en torno a la iglesia de San Antón.

 

 

Posteriormente, en 1945 se inauguró el que durante décadas sería el mercado de abastos del barrio, en el mismo emplazamiento que el actual. Se trataba de un edificio austero, a base de pilares de hormigón, fiel ejemplo de la pobreza constructiva de una época en la que España aún trataba de reponerse de la miseria provocada por la Guerra Civil.

A principios del siglo actual, la Asociación de Comerciantes del Mercado de San Antón decidió cambiar el concepto de aquel mercado para que fuera más acorde con la modernidad y el tipo de público que desde finales del siglo XX estaba convirtiendo a Chueca en uno de los barrios más activos, originales e influyentes de la ciudad.

Entrando al Mercado de San Antón de Madrid

La fachada del Mercado de San Antón es un gran lienzo de ladrillo rojo sin más aberturas que las grandes puertas que le dan acceso. Nada que ver esa imagen austera con el luminoso interior, distribuido en cuatro niveles comerciales más tres plantas bajo tierra correspondientes al parking y a los almacenes y cámaras frigoríficas.

Desde la calle Augusto Figueroa, la planta baja la ocupa por completo un supermercado Supercor . Contiguas a éste se sitúan las escaleras mecánicas que permiten acceder hasta la primera planta, donde hay una decena de puestos de productos perecederos (charcutería, pescadería, carnicería…), junto a otros de conservas, quesos, encurtidos y más delicias. También hay aquí un gastrobar, ideal para el aperitivo o un tapeo a base de pequeñas raciones creativas y de una gran calidad.

 

 

Para disfrutar del showcooking

La segunda planta del Mercado de San Antón es, probablemente, la más escenográfica. Desde este plano superior se domina la mayor parte del mercado. De hecho, es casi imposible resistirse a tomar alguna foto desde las barandas que se asoman a las plantas inferiores. Por eso es también la zona más instagrameable. Además, es completamente irresistible desde el punto de vista olfativo, pues aquí es donde se encuentran los puestos de comidas preparadas (para llevar o para tomar en el momento), casi siempre con cocinas a la vista o con platos y tapas que se montan frente al comensal.

Quienes se animen a participar de este espectáculo conviene que lleguen pronto, tanto si se trata del aperitivo de mediodía como del previo a la cena, pues el espacio es reducido y la afluencia de comensales muy alta, sobre todo durante los fines de semana y festivos. Entre las propuestas de los diferentes puestos, que por supuesto, también ofrecen su selección de bebidas de calidad, están los productos del mar, los ahumados, el sushi, foie, un puesto de platillos canarios, tapas muy españolas y una interesante (por su variedad) taberna-vinoteca.

Y los más golosos tienen la oportunidad de cerrar el aperitivo con alguna de las llamativas propuestas de la confitería del Mercado de San Antón.

Restaurante con terraza e increíbles vistas

La parte superior la ocupa el restaurante y terraza La Cocina de San Antón. Es, sin duda, uno de los puntos más activos del Mercado de San Antón en cualquier momento del día. La idea es ofrecer una agradable excusa para el encuentro con amigos, compañeros o familia en cualquier momento del día. Así, en cuanto llega el buen tiempo, su amplísima terraza-lounge de 400 m2 se convierte en un lugar inmejorable para tomar un aperitivo con vistas a los tejados del barrio y a buena parte del centro de Madrid.

 

 

Después, para la comida o la cena, este restaurante ofrece una variada carta de platos a base de productos de temporada e inspiración tanto nacional como internacional. Destaca la especial vinculación de La Cocina de San Antón con la marca Cinco Jotas, que produce uno de los mejores jamones de bellota del país, aparte de otros productos cárnicos a base de sus míticos cerdos ibéricos.

Y un detalle muy a tener en cuenta es que con su Experiencia Cooking se puede adquirir en los puestos del mercado los productos que más apetezca, subirlos al restaurante y, una vez aquí, los cocineros del local los elaboran al momento de acuerdo con los gustos e indicaciones particulares de cada comensal.

Y al llegar la noche…

Tras la cena, la terraza del Mercado de San Antón se convierte en uno de los lugares más deseados y activos del barrio de Chueca. La culpa, vistas y ambiente aparte, la tiene su barra de cócteles, donde triunfan los gintonics elaborados con ginebras procedentes de los más diversos orígenes.

Los expertos en mixología de este local demuestran unas grandes dotes de creatividad. Además, los horarios son bastante amplios, aunque lo habitual es tomar aquí la primera copa de la noche y continuar luego, hasta que el cuerpo aguante, en alguno/s de los muchos bares y discos que ofrece el barrio. Y no solo para el público LGBTI.