Disfrutar de la obra de un pintor en su propia casa, como sucede en el Museo Sorolla de Madrid, es uno de los mayores regalos que se puede brindar a un amante del arte. Pasear por las estancias donde vivió el artista y asomarte a esos jardines que tanto se empeñó en tener es algo emocionante. A pesar de ser un pintor valenciano, su traslado a Madrid nos permite hoy día visitar su vivienda, que aún conserva el mobiliario original y sus objetos personales. Está considerada una de las casas de artista mejor conservadas de Europa.

Pero ¿quién fue Joaquín Sorolla y Bastida? Este artista español vinculado con la corriente impresionista nació en Valencia en 1863, cuando ya el movimiento estaba en pleno apogeo en Francia. A pesar de incorporarse tarde a esta tendencia, en su obra se observan rasgos comunes como la manera de captar la luz, el gusto por pintar al aire libre y las pinceladas pequeñas y cortas. Sale de España en 1884 tras conseguir “una beca” en Roma y de ahí se traslada a París donde además de intimar con el Impresionismo conoce a Clotilde García del Castillo, compañera de vida y modelo. Se casan y se instalan en Asís en 1888, un año después se mudan a Madrid, pero no es hasta 1911 cuando habitan esta vivienda. El éxito artístico acompañó a Sorolla hasta su muerte en 1923.

  1. Los difíciles comienzos del Museo Sorolla
  2. Exposiciones permanentes del Museo Sorolla
  3. Planta superior del Museo
  4. Otros museos de interés en Madrid

Esta pequeña introducción nos sirve para situar la trayectoria profesional en la que se sitúa su estancia en la capital y que continúa después de su muerte con el legado al estado que hizo su viuda de la casa y sus colecciones. La condición que ponía Clotilde en su testamento, en 1925, era que se debía hacer un museo en memoria de su marido. La donación fue aceptada en 1931 y se creó una fundación donde se definían los objetivos: “La conservación y exposición al público con las obras auténticas ejecutadas por D. Joaquín Sorolla y cuantos cuadros, objetos artísticos, muebles, etc., existan en la casa 37 del Paseo del General Martínez Campos y de cuantas obras se adquieran en el futuro con destino a dicho museo”. El Museo Sorolla, bajo la dirección de Joaquín Sorolla y García, hijo del pintor, abrió definitivamente sus puertas en 1932.

Los difíciles comienzos del Museo Sorolla

Tras la inauguración del Museo Sorolla, estalla la guerra civil y queda suspendido por decreto entre 1936 y 1941, a partir de ese momento el hijo del pintor retoma el proyecto y acomete una reforma arquitectónica para habilitar los antiguos dormitorios de la planta baja. También donó en su testamento sus bienes a la fundación Sorolla. Sumando el legado de la familia, entre pinturas y dibujos, el museo cuenta con casi 1.300 obras de Sorolla.

Tras la muerte de Joaquín Sorolla hijo en 1948, toma el testigo su sobrino mayor, Francisco Pons-Sorolla, quien crea en las antiguas cocinas una nueva sala de exposición para los dibujos, guaches y acuarelas. El primer catálogo del Museo Sorolla, del historiador de arte Bernardino de Pantorba, se edita en 1953 bajo el título de “Vida y obra de Joaquín Sorolla”.

Fachada Museo Sorolla
Entrada Museo de Sorolla

Exposiciones permanentes del Museo Sorolla

En la Casa-Museo de Sorolla se puede conocer una amplia colección del artista distribuida por todo el inmueble ya que, aunque participan en muchas exposiciones internacionales, las obras se suelen redistribuir para que no de la sensación de que falta algo.

La entrada se realiza a través del jardín que rodea la vivienda, un capricho que diseñó el propio Sorolla y que no paró hasta encontrar un espacio donde poder ubicarlo. No olvidemos que los jardines eran una de las temáticas preferidas en sus últimos años. Está dividido en tres zonas: la primera, con una fuente de mármol, inspirada en el jardín de Troya del Alcázar de Sevilla; la segunda se asemeja al Generalife granadino; y la tercera, con una pérgola donde solía sentarse la familia.

Jardines Museo Sorolla
Jardines Museo Sorolla

Una vez traspasado el umbral del museo, la visita continúa por lo que eran los estudios del pintor y que se corresponden con las Salas I, II y III. Las paredes están pintadas de color rojo, como lo estaban en vida de Sorolla. La primera de ellas se usaba como almacén de marcos y lienzos y también como taller, por lo que no tenía ninguna decoración específica. En este momento, lo que se puede contemplar allí son una selección de lienzos representativos que funcionan como introducción al resto de las salas.

La exposición permanente en el Museo Sorolla continúa en la Sala II, que era el despacho del artista y donde recibía a los clientes. En este espacio, que se conserva tal cual estaba e incluso el sofá tiene su tapicería original, se exponen los retratos de la familia Sorolla. Pero te llamará aún más la atención la Sala III que era el estudio del maestro, donde todavía se encuentran sus pinceles y otros materiales de trabajo. Allí se muestran obras tan conocidas como Paseo a orillas del mar. La luz que invade el espacio es sorprendente, casi puedes imaginar a Sorolla trabajando en aquel lugar.

Sala principal del Museo Sorolla
Sala principal del Museo Sorolla

Planta superior del Museo

En la segunda planta, que antaño se reservaba al ámbito más privado de la familia, se sitúan las Salas IV, V, VI y VII. Inicialmente se empleaban para la colección permanente, pero por necesidades de espacio, se usan también para muestras temporales.

Otros rincones que también conviene que tengas en cuenta son el Patio andaluz, con un zócalo de azulejos y cerámica colgada de sus paredes; y el Salón, que fue decorado por Sorolla con retratos, algunas esculturas y una lámpara de la casa Tiffany que encargó en Nueva York. Por último, el antecomedor, con zócalo de azulejos de Talavera, y el comedor, con otra lámpara de Tiffany y un zócalo pintado por él mismo.

Salón del Museo Sorolla
Salón del Museo Sorolla

Como podrás comprobar tras la visita, la vivienda de Sorolla fue un gran proyecto personal en el que se involucró para crear el espacio perfecto donde desarrollar su profesión y disfrutar de la compañía de su familia.

Actualmente, el Museo Sorolla depende del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y se rige por sus normas, pero la fundación continúa vinculada a través de la organización de actividades, financiación de exposiciones temporales y de investigación.

Es recomendable seguir de cerca el programa de muestras temporales que permite conocer facetas específicas de Sorolla y ampliar el conocimiento e influencia que tuvo su obra sobre otros artistas coetáneos. Las familias con niños, además, tienen la posibilidad de inscribir a sus hijos en visitas y talleres adaptados a ellos.

Otros museos de interés en Madrid

La ruta de los museos en Madrid puede continuar por otros cuatro espacios que tienen en común su ubicación en casas o palacetes como el Museo del Romanticismo, el Museo Lázaro Galdiano, el Museo Cerralbo y el Museo Nacional de Artes Decorativas. Por supuesto, en un viaje cultural también se debe incluir el Museo del Prado, el Museo Thyssen-Bornemisza, el Museo Reina Sofía, y el CaixaForum Madrid.