El Parque del Capricho está considerado como uno de los más hermosos de Madrid. Tiene nada menos que 14 hectáreas y cuenta con espacios muy singulares e históricos que provocan la admiración de quienes lo visitan. Es un parque con mucho encanto y cargado de Historia que debe su existencia al “capricho” de los duques de Osuna. Ellos mandaron construir estos jardines, adosados a su palacio, en 1787.
De diseño inglés mayoritariamente, el jardín del Capricho eran tan espectacular que, al parecer, despertó la envidia hasta de la propia reina María Luisa. Dicen que se quedó pálida cuando vio el estanque de las Tencas, el de los cisnes y los patos y su laberinto vegetal. Eran parte de los espectaculares elementos decorativos diseñados por Antonio López Aguado y su hijo Martín. Y es que los duques eran tan aficionados a la pintura, la música, el teatro y la literatura que cada dos por tres organizaban aquí veladas musicales, fiestas sociales y reuniones culturetas. Había que aprovechar este fascinante escenario, su “Versalles particular” en expresión de la duquesa. Esta finca también albergaba el palacio residencial, abrazado por una plaza conocida como de los Emperadores, una ermita, un puente de hierro –uno de los primeros de este tipo en España- y un Casino de Baile.
- ¿Dónde está el Parque El Capricho?
- El Casino de Baile del Parque del Capricho
- Estanques, plazas, columnas y un búnker
- Del Capricho al Museo del Prado
¿Dónde está el Parque El Capricho?
El jardín del Capricho, a 9,5 kilómetros de la Puerta del Sol, se encuentra junto a la avenida de Logroño, una vía que separa este parque de otro singular: el Parque Juan Carlos I.
La historia del jardín del Capricho es larga e interesante. Con el paso del tiempo, la finca fue incautada por las tropas francesas durante la invasión de España a comienzos del siglo XIX. También fue sede del Cuartel General de la Defensa de Madrid durante la Guerra Civil. Y después fue pasando de mano en mano hasta que, en 1943, fue declarada Jardín Artístico. Por fin, en 1974, acabó dependiendo del Ayuntamiento de Madrid.
Entre edificaciones y avenidas
Aunque antiguamente estaba rodeado de olivares, hoy el Parque del Capricho es un jardín urbano, limítrofe con la Alameda de Osuna, en el distrito de Barajas. Rodeado de edificaciones y avenidas, el parque está atravesado de este a oeste por un bonito paseo. Y el resto de su espacio está salpicado de agradables senderos rodeados de vegetación y arbolado.
Son muchos los rincones de interés histórico y monumental que tiene el jardín del Capricho. Así que vamos a recorrerlo. Las primeras construcciones con las que nos topamos tras franquear la puerta de entrada son la Casa de la Vieja, el Polvorín y el Casino de Baile.
El Casino de Baile del Parque del Capricho
El Casino de Baile, de planta cuadrada en la parte baja, tiene sobrepuesta una construcción octogonal con relieves que representan las cuatro estaciones. El acceso a este edificio se hace a través de dos escalinatas en cuyo centro hay una especie de gruta con un jabalí de gran tamaño esculpido en su interior.
Desde el Casino de Baile nace “La Ría”, un canal artificial navegable de apenas medio kilómetro. Según avanzamos a lo largo del mismo, llegaremos a un estanque que tiene una isla en el centro con un monumento dedicado al III Duque de Osuna, Virrey de Nápoles. Y a poca distancia, la ermita y el embarcadero, también denominado Casa de Cañas, situado muy cerca de un vanguardista puente de hierro.
Estanques, plazas, columnas y un búnker
Si seguimos avanzando, llegaremos hasta una zona conocida como La Batería, una construcción de ladrillo parecida a un fortín. Fue concebida al parecer como zona de juegos, porque en el entorno hay una fuente de agua potable y grandes praderas. Posteriormente, pasaremos por la Casa del Artillero, también denominada la Casa en ruinas. Y desembocaremos más tarde en una plazoleta con una alta columna en la que aparece representado Saturno devorando a sus hijos.
El estanque de las Tencas está muy cerca de esta rotonda y será la referencia ideal para acercarnos hasta el Abejero, un curioso y viejo edificio concebido exclusivamente para contemplar la actividad de las abejas. Nos estamos aproximando ya hasta la zona del Palacio, pero antes podremos ver un búnker subterráneo que, según los historiadores, utilizó el general Miaja durante la Guerra Civil. También descubriremos un espectacular templete con columnas dedicado al dios Baco.
Del Capricho al Museo del Prado
Antes de alcanzar, por fin, la escalinata que da acceso a la que fuera residencia de los Duques de Osuna, llegaremos a la Exedra de la plaza de los Emperadores. Estamos ante un gran monumento rodeado por esfinges con cabeza de mujer y cuerpo de león en cuyo centro está el busto en bronce de la duquesa. Y enseguida nos toparemos con una hermosa fuente conocida como Los Delfines. De camino hacia el palacio, encontraremos el romántico parterre de los duelistas, llamada también Plaza de los Cipreses. Aquí se levantan dos columnas de mármol que representan a los duelistas, junto el célebre Jardín de las Ranas, denominado así por los motivos que adornan su fuente principal.
Tal era el interés por el arte de los duques de Osuna que en su palacio había una biblioteca con más de 60.000 volúmenes. También había una colección de arte con numerosas obras de Goya, además de cuadros singulares de Rubens, Van Dick, Rafael, Giordano, Lucas Jordán, etc. Una colección que hoy está desperdigada por numerosos museos, especialmente en el del Prado.
Hay que decir que el Palacio de los Duques de Osuna se levantó sobre la casa original del conde de Priego en 1783 y que la primera fase de las obras duró hasta 1796. Según datos del Archivo Histórico Nacional, en 1787 las propiedades de los duques de Osuna ocupaban prácticamente todo el distrito de Barajas. En ellas se habían contabilizado nada menos que 1.680 perales, 536 manzanos, 485 ciruelos, 810 parras, 133 naranjos y 270 almendros, además de infinidad de árboles de adorno, como chopos, sauces, acacias, tilos o granados. En total, cerca de 6.000 ejemplares arbóreos que hacían las delicias de numerosas aves que, aún hoy, siguen encontrando en lo que queda de aquella inmensa propiedad un refugio paradisíaco.