En el Valle del Jarama, frontera natural entre la Comunidad de Madrid y Guadalajara, se esconde a 60 kilómetros al noreste de la capital un pequeño pueblo que ha permanecido prácticamente inadvertido durante siglos. Incrustado en lo alto de un barranco, en una brecha de la cordillera, Patones de Arriba ha resistido incólume los embates del tiempo, aislado del resto del mundo e incluso gobernado por su propio “rey” (una suerte de alcaldía hereditaria) hasta el siglo XVIII. El resultado es un lugar mágico donde el tiempo se ha detenido, una pequeña aldea que representa como ninguna la “arquitectura negra” de la región, con sus sinuosas calles y casas rurales de pizarra. En las últimas décadas, la mayoría de sus vecinos bajaron a vivir a Patones de Abajo, creado en los años 40, por lo que el pueblo antiguo ha quedado como un lugar dedicado al turismo y se ha llenado de casas rurales, restaurantes, tiendas ecológicas, de artesanía, y talleres de diversos trabajos manuales, muchos de ellos llevados por urbanitas bohemios que un día decidieron dejar la ciudad atrás para siempre. Por todo ello, Patones de Arriba es el pueblo más pintoresco de Madrid, y una opción ideal para desconectar en una escapada de fin de semana.

  1. Patones: El pueblo que fue un “reino”
  2. Qué ver en Patones de Arriba
  3. Restaurantes donde comer bien en Patones de Arriba
  4. Excursiones cortas desde Patones de Arriba

 Patones: El pueblo que fue un “reino”

Aunque su existencia solo está probada documentalmente desde el siglo XVI, es probable que Patones de Arriba naciera durante los siglos de la invasión árabe de la Península ibérica, cuando algunas gentes del llano buscaron refugio en este escarpado enclave. Ya desde entonces, la aislada población comenzó a regirse por un rey-alcalde cuyo cargo era hereditario, como pudo saber en el siglo XVII el historiador y viajero Antonio Ponz: “Estos hombres, que se llamaron los Patones, eligieron entre ellos a la persona de más probidad para que les gobernase y decidiese sus disputas, de cuya familia era el sucesor, y así se fueron manteniendo de siglo en siglo con un gobierno hereditario, llamando a su cabeza «Rey de los Patones»’.

La costumbre se perdió a mediados del siglo XVIII, cuando el pueblo comenzó a tener alcaldes. Lo poco que se sabe de aquel “reino” nos ha llegado por tradición oral, ya que los documentos que hubiera se quemaron en la Guerra Civil junto al resto de archivos de Uceda, municipio del que Patones de Arriba dependió durante siglos. Pese a ello, algunos ancianos del lugar se han referido a un libro antiguo y desaparecido, “forrado de piel de gato”, donde los reyes fueron escribiendo la historia del pueblo. La historia del pueblo aislado y resistente se acrecentaría a principios del siglo XIX, cuando según la leyenda los invasores napoleónicos pasaron de largo sin reparar en Patones de Arriba, que quedó al margen de la conquista francesa. Esto, sin embargo, ha quedado desmentido por diversos documentos.

Entrada a Patones de Arriba
Cartel de bienvenida a Patones de Arriba

Qué ver en Patones de Arriba

Aunque es posible aparcar en el pueblo, se recomienda subir a pie desde Patones de Abajo por la senda ecológica El Barranco, una ruta que lleva unos 20 minutos y permite apreciar mejor lo escarpado de nuestro destino, situado a 832 metros sobre el nivel del mar. A la entrada del pueblo encontraremos la iglesia de San José, del siglo XVII, que en la actualidad acoge la Oficina de Turismo. Este centro nos ofrece dos interesantes itinerarios: las Edades de la Arquitectura, un viaje por el tiempo, los orígenes y la evolución de Patones de Arriba a través de su arquitectura popular; y la Arquitectura de los Alimentos, una ruta por construcciones tradicionales que hicieron posible la gastronomía local como bodegas, hornos y eras, cochiqueras, arrenes y tinados…

Calles en Patones de Arriba
Callejeando por Patones de Arriba

Otra opción muy placentera es perderse caminando entre las empinadas callecitas, repletas del singular encanto de la arquitectura negra, para subir a lo alto del pueblo para disfrutar de la vistas, acercarse al arroyo de Patones o visitar el Ecomuseo de la pizarra. Nuestro paso se verá interrumpido constantemente por rincones encantadores, pequeñas tiendas de artesanía, terrazas donde pararse a tomar algo y excelentes restaurantes de comida castellana tradicional donde no faltan la carne y productos naturales como la miel, el queso fresco o el yogur natural de granja. Y quienes quieran calentarse con un buen plato de cuchara en pleno otoño, que suban en noviembre, cuando se celebra el Mes de los Callos. Si tenéis idea de hacer noche en el pueblo, es mejor reservar con antelación en alguna de sus tranquilas y acogedoras casas rurales. Antiguas casas reformadas como La Fuente, El Ensueño, El Refugio o El Tiempo Perdido, esta última regentada por un francés que se enamoró de Patones y decidió instalarse aquí.

Puente en Patones de Arriba
Pequeño puente integrado en la arquitectura de Patones de Arriba

Restaurantes donde comer bien en Patones de Arriba

Tras pasear por las calles empedradas de Patones de Arriba o de hacer alguna ruta senderista por la Sierra Norte te has ganado el placer de sentarte a la mesa en algún restaurante de la población. La elección no es sencilla porque en el recorrido el aroma que sale de muchos de sus establecimientos son una tentación constante, y todos ellos cuentan con una carta muy completa y menús turísticos a un precio aceptable. Si te decides por algún establecimiento, trata de reservar antes porque los fines de semana suelen estar completos.

Entre los restaurantes de Patones de Arriba que nunca defraudan está El Rincón de Patones (Del Arroyo, 16) porque tanto en verano, con su bonita terraza, como en invierno, con una cálida chimenea, es el escenario idóneo para degustar unos suculentos judiones con perdiz o un solomillo con crema de trufa. Si solo quieres picar algo, puedes quedarte en la barra y pedir una cerveza con una cazuelita de callos, migas o el plato del día.

Calles decoradas por la naturaleza

También encontrarás mucho encanto en La Cabaña de Patones (Azas, 7), que destaca por su cocina tradicional, de aires familiares, en consonancia con la decoración rústica. Es difícil elegir en su carta porque todo es exquisito, pero con las carnes rojas a la brasa, el bacalao, los judiones o las carrilladas aciertas seguro.

Otro lugar entrañable es El Bodegón de Patones (Del Arroyo, 5), acogedor en la sala y con una terraza al aire libre muy coqueta. En su carta ofrece platos tradicionales (no faltan los huevos fritos con pisto o los judiones caseros con matanza) pero incluye además otras delicias más finas como un entrante de ‘Foie de oca casero al oporto con mermelada de temporada y pimientos asados’ o un ‘Solomillo de ternera con salsa de mostaza a la miel de Patones’. Los peques de la casa y los intolerantes al gluten también hallarán platos especiales para ellos.

No podemos olvidar al pionero del pueblo, El Rey de Patones (De Azas, 13), que abrió en 1970. Sus propietarios, tras recorrer mundo, decidieron instalarse en este pueblecito y dedicarse a dar comidas. Desde entonces ha pasado mucho tiempo pero Manolo y Mari siguen poniendo corazón en todas las recetas que ofrecen. Sus platos más afamados son el cabrito lechal, las migas y las fabes, aunque sorprenden con nuevas creaciones de vez en cuando. Si el tiempo lo permite, reserva en su terraza para admirar las vistas del pueblo y de las montañas.

Por último, también te puede interesar El Lavadero de Patones (Buenavista, 29) que dispone de carta y de un menú muy completo por poco más de 20 euros. Algunos de sus platos más demandados son las patatas revolconas con torreznos, la escalibada con queso de cabra, y el entrecot de ternera. También ofrecen lomo alto o chuletón de ternera si queréis daros un capricho.

Y después de una suculenta comida tienes dos opciones, una siesta o caminar un poco. En la Sierra Norte podrás continuar la visita por otros muchos pueblos encantadores con tejados de pizarra y chimeneas humeantes (en invierno).

Acueducto en Patones de Arriba
Acueducto en Patones de Arriba

Excursiones cortas desde Patones de Arriba

Si queremos estirar las piernas con una pequeña marcha, en los alrededores de Patones de Arriba encontramos algunos lugares pintorescos que merecen una visita. Uno de ellos es la Ermita de la Virgen de la Oliva, una pequeña iglesia románico-mudéjar que data del siglo XIII y se encuentra a unos cuatro kilómetros. Otras opciones cercanas son el yacimiento arqueológico Dehesa de la Oliva, donde podemos ver los restos de un castro prerromano, y la presa del Pontón de la Oliva, una infraestructura construida en el siglo XIX como parte del Canal de Isabel II que nunca llegó a ser explotada.

Por el mismo sendero llegaremos a la Cueva del Reguerillo, una cavidad con nueve kilómetros de galerías que incluyen pinturas rupestres y fueron un gran lugar para realizar espeleología. Desgraciadamente, cuando estaba abierta no se supo conservar bien, por lo que desde 2006 permanece cerrada para la realización de estudios arqueológicos y paleontológicos.

Rutas de senderismo en Patones de Arriba

Patones de Arriba (Madrid) es un destino ideal para programar una ruta de senderismo y disfrutar del entorno de este bellísimo y encantador pueblo. Te indicamos algunos senderos que, con toda seguridad, te gustará realizar por sus deliciosos parajes naturales:

Ruta al Cancho de la Cabeza

Se trata de un sendero fácil y circular de 12 kilómetros. Si lo completas, llegarás al punto más alto de Patones (1.263 metros de altitud) y disfrutarás de vistas impresionantes del  pueblo, el embalse de El Atazar y la Sierra Norte. Hay que pasar por una bonita zona conocida como Braña Grande. Conviene evitar las horas de calor en verano, porque apenas hay sombras ni fuentes de agua.

patones de arriba
Patones de arriba

Sendero del Arroyo

Esta ruta circular de apenas 7 kilómetros es bastante sencilla. Es un bonito recorrido que pasa por un pequeño cañón fluvial y sube a lo alto para disfrutar de unas vistas espectaculares del embalse de El Atazar.

Senda Ecológica de El Barranco

Con una dificultad escasa, esta senda enlaza Patones de Abajo con Patones de Arriba. Es muy recomendable, porque permite avistar una gran variedad de aves y contemplar la Cueva de Aire, que se denomina así por el sonido que provoca el viento en su interior.

Rutas en bicicleta en Patones de Arriba

La bicicleta es un medio ideal para disfrutar y contemplar el entorno de Patones de Arriba. A continuación, te damos algunas pistas sobre los recorridos que puedes realizar a pedales:

Hasta el arroyo de Patones

Este tramo atraviesa el pueblo de Patones de Arriba y desciende hasta el arroyo de Patones por una avenida de piedra. Después hay que atravesar un puente para enlazar después con un sendero muy agradable y cómodo de transitar.

patones de arriba
Ruta en bicicleta en Patones de Arriba

Hacia El Berrueco

Si no te importa sortear tramos de subidas y bajadas con la bicicleta, puedes tomar la dirección hacia El Berrueco. Sin duda, lo pasarás muy bien y gozarás de bonitas y bucólicas estampas. Puedes continuar hasta la Presa de la Parra, Alpedrete de la Sierra y el Monte de Patones.

Senda de Genaro

Hace unos años, un alcalde de El Berrueco, junto a chicos del pueblo, rehabilitaron unos caminos y los señalizaron con muñecos azules conocidos como “genaros”. El inicio de la ruta se halla en El Berrueco, tiene una distancia de 63 kilómetros y es muy atractiva para hacer en bicicleta en otoño y primavera. Pasa por la presa del Villar, Robledillo de la Jara y El Atazar.