La Comunidad de Madrid posee una orografía marcadamente dicotómica —picos y sierras al norte, llanuras y vegas al sur—, lo cual la convierte en un escenario muy a tener en cuenta a la hora de acometer rutas de senderismo. Desgraciadamente, el madrileño urbanita, aturdido por el clamor de los cláxones y cegado por la altura de los rascacielos, a veces parece olvidar los tesoros naturales que aguardan silenciosos a su alrededor. Desde los indomables picos de la Sierra de Guadarrama o La Pedriza hasta las apacibles campiñas de Brunete y Algete, el catálogo de paisajes madrileños es extenso y variado; y en la mayoría de casos no lleva más de una hora en coche alcanzarlos. Además de su evidente faceta deportiva, conviene recordar que el adentramiento en las montañas y demás parajes también nos desvela historia y cultura, pasado y leyenda, usos y costumbres… Aquí dos rutas a caballo entre el senderismo de bastón y el montañismo moderado, para que la visita a Madrid no se quede sólo en asfalto y cristal.
- Pico de Peñalara, una amena subida al punto más alto de Madrid
- Cañón del río Guadalix (o la Ruta de los Acueductos)
Pico de Peñalara, una amena subida al punto más alto de Madrid
A pesar de ser el pico más elevado de toda la Comunidad de Madrid —2.428 metros—, el ascenso al pico de Peñalara resulta accesible a todo tipo de público. Antes de que el senderismo de montaña calara en la sociedad moderna, solamente monteros y pastores acudían a este paraje en busca de presas, tal como relata el “Libro de la Montería”, de tiempos de Alfonso XI.
Ubicada en plena Sierra de Guadarrama, coronando la frontera natural entre Madrid y Segovia, la base de esta cima se encuentra a tan sólo hora y media en coche de Madrid, siendo por ello recomendable acudir temprano a su encuentro. Su entrada la debemos buscar en el gélido Puerto de Cotos, prolongación por carretera del más conocido Puerto de Navacerrada. Allí un gran aparcamiento gratuito permite dejar el coche, y un cercano centro de interpretación nos facilita toda la información necesaria antes de acometer la subida.
Avanzando primero a través de pinos silvestres, rápidamente el escenario se torna en uno de belleza agreste, desnudo de árboles debido a la acción del viento. A nuestro alrededor, el granito brilla bajo el sol mientras se empiezan a producir encuentros fortuitos con cabras montesas y vacas, águilas imperiales o buitres negros. Senderos zigzagueantes marcados con hitos de piedra van revelando una sucesión de huellas históricas: el refugio Zabala, en honor a uno de los doce socios fundadores de la primera sociedad española de alpinismo; numerosos circos glaciares, entre los que destaca la Laguna de los Pájaros; o excavaciones en el terreno pertenecientes a la Guerra Civil. En la cima nos espera un verdadero espectáculo visual, con vistas panorámicas que van desde la cercana Sierra de Gredos a las cuatro torres del centro de Madrid.
Recomendación: De regreso al parking, no es mala idea visitar la Venta Marcelino, una rústica posada ubicada en el mismo Puerto de Cotos que ofrece, entre otros tradicionales platos castellanos, judiones de La Granja o sopas de ajo, ambos ideales en días de invierno.
Cañón del río Guadalix (o la Ruta de los Acueductos)
Desde el municipio de San Agustín de Guadalix, sito en el mismo corazón de la Cuenca del Medio Jarama, se accede al único ejemplo de cañón fluvial de la Comunidad de Madrid. Se trata del conocido como cañón del Guadalix, una profunda garganta escarbada de forma natural por el río homónimo, cuyo trazado sirve hoy de guía a senderistas y turistas diversos.
Si bien es una ruta circular de baja dificultad, y por ello realizable en cualquier época del año, conviene evitarla en días lluviosos. Por otro lado, aprovechando que la senda parte desde el mismo municipio de San Agustín, un breve paseo por sus calles serranas puede ser el prólogo perfecto antes de iniciar la ruta.
Ahora sí, puede dar comienzo el recorrido. La primera parada tiene lugar en el Área Recreativa Laguna de los Patos, en el extremo norte de San Agustín. Se trata de un pequeño parque cuyo atractivo principal descansa en el enclave acuático que acoge, hogar de aves, anfibios, pequeños reptiles y algunos peces.
Sin embargo, el objetivo final de la ruta es alcanzar la conocida como Cascada del Hervidero, dos atronadores saltos de agua cuya caída forma una aislada charca a sus pies. Sí, si acudís en verano un buen chapuzón en sus aguas puede ser la recompensa perfecta a una esforzada caminata. Pero antes, la garganta del Guadalix nos depara un paseo ameno a través de tupidas carrascas, enebros y alisos (para los curiosos, es esta última especia arbórea, natural de lugares húmedos, la que da nombre al río). También asistiremos a numerosas pozas formadas de manera natural —la de El Brincadero, por ejemplo—, cruzaremos puentes de madera como el de San Antonio; y observaremos desperdigadas algunas huellas del primer proyecto que el Canal de Isabel II llevó a cabo en Madrid.
A propósito de estas últimas, nos referimos concretamente a una serie de acueductos pertenecientes en su mayoría al siglo XIX, cuando la joven reina Isabel II mandó construir una innovadora red de canales hidráulicos que permitieran abastecer de agua a la capital. El Acueducto de Retuerta o el azud de El Mesto —ambos en desuso en la actualidad—, con sus construcciones en sillería seca, son un buen ejemplo de la época.
Recomendación: En este caso, el regreso a San Agustín puede ser una buena oportunidad para visitar El Raso, un acogedor restaurante cuyas especialidades están mayoritariamente inspiradas en la cocina vasca.