La ciudad de Sigüenza, situada en la provincia castellanomanchega de Guadalajara, se ha convertido, gracias a su valioso patrimonio histórico y a la belleza de sus paisajes rurales, en uno de los destinos preferidos para aquellos que visitan Madrid (y gustan de probar cosas nuevas). Situada a tan sólo hora y media en coche de la capital española, esta diminuta población, cuyo nombre hereda de un antiguo vocablo celtíbero, es el segundo lugar más visitado de Castilla-La Mancha. Sabedora de su potencial, y cada vez más orientada al turismo, Sigüenza funda su atractivo turístico en tres pilares esenciales. En primer lugar, su riqueza monumental, con la Catedral de Santa María y el Castillo de los Obispos a la cabeza. En segundo lugar, su riqueza natural, siendo el Parque Natural del Río Dulce su mayor tesoro. Por último, su gastronomía local, de una gran calidad y tradición. Ahora bien, si queremos exprimir al máximo nuestra visita, no debemos perder de vista la posibilidad de viajar en el Tren Medieval de Sigüenza, un inmersivo viaje temático que parte de la Estación de Chamartín, en Madrid, cargado de trovadores, zancudos y malabaristas. A continuación, os contamos qué ver, qué hacer y dónde comer en esta pequeña gran ciudad del norte de Castilla-La Mancha.

  1. Breve historia de Sigüenza
  2. Qué hacer en Sigüenza
  3. Dónde comer en Sigüenza

Breve historia de Sigüenza

Puede resultar sorprendente para muchos que Sigüenza, una pequeña ciudad de Guadalajara cuya población no alcanza los 4500 habitantes, sea capaz de atesorar semejante riqueza monumental en su casco antiguo ―el mismo permanece declarado Conjunto Histórico-Artístico desde 1965―. Sin embargo, la explicación a esta paradoja es simple: Sigüenza se encuentra situada en las proximidades del cerro de Villavieja, considerado históricamente un punto estratégico desde el que se puede controlar el paso, en su curso alto, del río Henares. De ahí que, ya desde el Paleolítico, la zona haya estado poblada por diferentes tribus. Posteriormente, también celtíberos, romanos, visigodos y árabes se convertirán en moradores activos de la ciudad, legándole cada uno ―y a su manera― vestigios arquitectónicos hoy visitables. Ahora bien, no será hasta la Reconquista cristiana del siglo XII, momento a partir del cual Sigüenza se convierte en Señorío Episcopal, cuando esta comience a adquirir su aspecto actual. Porque Sigüenza es, ante todo, una ciudad con semblante medieval.

Qué hacer en Sigüenza

Además del trayecto temático desde Madrid hasta Sigüenza, el mencionado Tren medieval también incluye una visita guiada por los principales monumentos históricos del casco antiguo seguntino. A continuación, os contamos algunos detalles sobre los mismos.

Catedral de Santa María

El origen de este imponente templo-fortaleza, de estilo románico-cisterciense, se encuentra en la Sigüenza cristiana del siglo XII recién arrebatada a los musulmanes. Concretamente, el inicio de su construcción data del año 1124, tan sólo un año después de que el eclesiástico Bernardo de Agén ―figura clave durante la reconquista― fuera elegido primer obispo de la recién creada Diócesis de Sigüenza. Tanto su hermosa fachada principal, dotada de dos grandes torres campanario y unos rosetones góticos, como su interior, repleto de capillas artísticas y un museo catedralicio, justifican nuestra visita.

En concreto, la Capilla de los Arce, en la que están enterrados varios miembros de esta familia hidalga del siglo XV, esconde en su interior la famosa Estatua del Doncel de Sigüenza. Esta bella escultura fúnebre, que representa a un joven recostado mientras lee un libro, esconde un homenaje a Martín Vázquez de Arce, un joven de 26 años que entregó su vida en las Guerras de Granada. Os contamos un secreto: este joven no fue doncel, y mucho menos pasó su vida en Sigüenza. ¿El culpable de esta leyenda? El escritor noventayochista Miguel de Unamuno.

Catedral de Sigüenza
Catedral de Sigüenza

Plaza Mayor

Precisamente, la Catedral de Santa María se asoma a la Plaza Mayor de Sigüenza ―o plaza del Mercado―, un rincón de marcado estilo renacentista dónde confluyen varios atractivos más. Por un lado, la plaza está presidida por la fachada del Ayuntamiento de Sigüenza, cuyo interior nos invita a conocer un bello claustro del siglo XV. Por otro lado, la plaza posee una serie de soportales porticados bajo los que, sobre todo en verano, se despliegan terrazas de bar en las que tomar un refrigerio. Finalmente, merece la pena destacar que la Plaza Mayor es también el punto de partida de una de las calles con más vida de la ciudad: la calle Mayor.

Plaza Mayor de Sigüenza
Plaza Mayor de Sigüenza

Castillo de Sigüenza

Si subimos por la calle Mayor, además de presenciar numerosas tiendas de souvenirs y asadores tradicionales en sus costados, pronto terminaremos desembocando en la plaza del Castillo que, como su nombre indica, sirve de solar para el antiguo Castillo de los Obispos de Sigüenza. Situado en la parte más alta de la ciudad, dicho edificio fue construido en el siglo XII sobre los restos de una antigua alcazaba musulmana. Su objetivo era el de repeler posibles ataques procedentes de las taifas del sur. Asimismo, durante casi seis siglos sus estancias sirvieron como residencia habitual para numerosos obispos seguntinos. Desde 1972 el castillo forma parte de la Red de Paradores Nacionales de Turismo. Incluso aunque no durmamos aquí, su patio interior, dotado de un restaurante-bar con terraza, nos permitirá disfrutar de este bello enclave mientras tomamos un café caliente.

Castillo de Sigüenza
Castillo de Sigüenza

Muralla de Sigüenza

Debido a que la actual ciudad de Sigüenza es en realidad la conjunción de hasta 28 pedanías, su recinto amurallado se presenta de una forma un tanto anómala. Con varios trazados que se intersecan a priori anárquicamente, los dos paños principales de la muralla parten del Castillo de los Obispos. Siguiendo estos, pronto descubriremos algunas de las antiguas puertas de la muralla como, por ejemplo, la Puerta del Sol ―orientada a Levante―, la Puerta del Hierro ―la más importante en tiempos medievales― o la Puerta de la Travesaña baja ―que comunicaba con el antiguo barrio judío―.

Museo Diocesano

Está situado en un antiguo palacio civil del siglo XVI, adquirido y rehabilitado en 1956 con la intención de acoger y proteger buena parte del rico legado patrimonial de las iglesias de la Diócesis de Sigüenza. Ésta abarca buena parte de las localidades de la actual provincia de Guadalajara.

En concreto sus fondos son, fundamentalmente, de arte religioso de los siglos XII al XX, con numerosas tallas, retablos y pinturas de todo tipo. Entre ellas, una Inmaculada Concepción de Zurbarán, que es la principal obra del museo. También hay una colección de objetos arqueológicos recopilados en la zona, pero también de lugares tan lejanos como América, Mesopotamia y Grecia.

Además, el museo se encarga de la gestión de las visitas a la Necrópolis de la Catedral de Sigüenza, sede de una de las diócesis más antiguas del país. 

Barrio de San Roque

Ocupa la zona baja de la ciudad, junto a la ribera del río Henares y se comenzó a edificar a finales del siglo XVIII por iniciativa del obispo Juan Díaz de la Guerra. Lo más llamativo del barrio es su trazado geométrico, de acuerdo con las ideas ilustradas de la época, y el hecho de que todas las construcciones se realizaron en la característica piedra arenisca de color dorado.

Dos calles principales articulan el barrio, la de San Roque y la de Medina, que se cruzan en la plaza conocida como de las Ocho Esquinas. El proyecto de construcción se atribuye a Luis Bernasconi, ayudante de Francesco Sabatini. Él es también el autor del Palacio de Infantes, destinado a acoger a los niños cantores de la Catedral. Este edificio, con una soberbia fachada barroca, alberga un claustro de más que recomendable visita.

Parque de la Alameda

Como otras muchas obras de mejora y esparcimiento ciudadano en Sigüenza, el Parque de La Alameda lo promovió el obispo de turno del momento. En este caso (1804) se trató de Pedro Inocencio Bejarano. Desde entonces, este espacio verde ribereño al río Henares es uno de los lugares de encuentro favoritos de la población seguntina.

Numerosos detalles constructivos y ornamentales, aparte del propio trazado de las calles arboladas, reflejan el estilo neoclásico a la italiana con que se diseñó este espacio. El responsable del proyecto fue el arquitecto Pascual Rezusta y fue costeado por el Ayuntamiento local. En la actualidad, hay cerca de 400 árboles, de los que álamos, chopos, tilos, plátanos, olmos y cedros son los más abundantes.

Casa del Doncel

En mitad de las Travesañas, nombre que adquieren las callejuelas de la zona intramuros de la ciudad, se encuentre este antiguo palacio del gótico tardío cuyo interior acoge, en la actualidad, un museo perteneciente a la Universidad de Alcalá de Henares. Su nombre lo hereda del joven “doncel” ya mencionado, quien, supuestamente, nació aquí. A escasos metros de esta casa también podemos visitar el paseo de la Alameda, la principal zona verde de Sigüenza.

Casa del Doncel

Convento de las Clarisas

Oficialmente conocido como el monasterio de Nuestra Señora de los Huertos, este edificio del siglo XVI se encuentra situado en la parte más baja de la ciudad. Ocupa el espacio en el que se emplazaba una antigua iglesia visigoda, de la cual hoy sólo quedan restos de sus torres. Desde 1940 sirve como convento a una comunidad de monjas clarisas, las cuales elaboran las famosas trufas de Sigüenza, un souvenir excelente para nuestro ser querido más goloso.

Dónde comer en Sigüenza

A la hora de comer en Sigüenza, existen numerosas opciones repartidas por toda la ciudad. Como era de esperar, la plaza Mayor alberga la mayoría de ellas. El Atrio de Sigüenza, situado a escasos metros de esta plaza, es una manera fantástica de degustar la gastronomía seguntina con vistas a su monumento más emblemático. Su carta nos ofrecerá platos típicos de la provincia, desde unas Migas Alcarreñas ―con chorizo, torrezno y huevo frito―, hasta unas chuletillas de cordero. Asimismo, en la vecina calle Mayor también podemos visitar el Restaurante Calle Mayor.

El Doncel, situado en la zona del paseo de la Alameda, nos ofrece la opción más selecta. Enclavado en una antigua casona del siglo XVIII, este restaurante de cocina creativa ha cosechado en los últimos años una Estrecha Michelin y dos Soles Repsol gracias al trabajo de su chef Enrique Pérez.

De la misma manera, la carta del restaurante Nöla, ubicado al lado de la Casa del Doncel, nos ofrece recetas de alta cocina, a caballo entre la tradición y la vanguardia.

Qué ver en los alrededores de Sigüenza

Parque Natural del Barranco del Río Dulce
Parque Natural del Barranco del Río Dulce

Sigüenza tiene un entorno natural de gran riqueza y diversidad y cobra especial protagonismo en el Parque Natural del Barranco del Río Dulce, a unos 14 kilómetros de la localidad. Allí, a lo largo de miles de años, ese pequeño curso de agua ha dibujado en el paisaje un profundo acantilado repleto de vegetación, donde habita una surtida colonia de aves rapaces. De hecho, aquí están algunos de los escenarios elegidos por el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente para el rodaje de la mítica serie “El hombre y la Tierra”.

Son muchos los senderos que recorren este espacio protegido, que se pueden recorrer tanto a pie como en bicicleta. Entre los más frecuentados y espectaculares del parque está los que conducen a la hoz junto al pequeño pueblo de Pelegrina. Un paisaje repleto de formaciones geológicas, como agujas, torres y arcos de piedra, en el que también hay cascadas naturales.

Por otro lado, viendo el paisaje de la zona resulta difícil imaginar que aquí pueda haber una explotación de sal, pero así es. Se trata de las Salinas de Imón, que están a unos 16 kilómetros de Sigüenza. La producción, con origen ya en tiempos de los romanos, aprovecha mediante pozos y norias los afloramientos de agua salada que hay en ese pueblo. El mejor periodo para contemplar las salinas (y el de máxima producción de sal) es de primavera a principios de otoño.

Imón está en la carretera que lleva de Sigüenza a Atienza, localidad ésta que merece formar parte de la lista de las más bonitas villas medievales del país. Cuna de varios reyes castellanos, el pueblo se extiende bajo una gran peña donde están tanto los restos de su castillo como las iglesias de Santa María del Rey la de San Salvador, ésta reconvertida en una vivienda particular.