El Castillo de Gibralfaro, que recibe su nombre del faro que había en cúspide (Jabal-Faruk), es uno de los monumentos más visitados en Málaga. Además de su interés patrimonial, regala una de las vistas más espectaculares que se puedan ver de la ciudad y de la Costa del Sol. Desde aquí se pueden identificar las siluetas del puerto, la catedral y la plaza de toros de Málaga. Y uno puede hacerse también una idea de la configuración del casco histórico. Durante los días claros, incluso es posible divisar algunos montes de la cordillera del Rif, en África, y el estrecho de Gibraltar. Tal es la importancia del castillo de Gibralfaro, que éste figura en el escudo de la ciudad, otorgado por los Reyes Católicos en 1494.

Al parecer, la construcción de este castillo comenzó en tiempos del emirato de Abderramán I, a finales del siglo VIII. Sin embargo, las primeras crónicas árabes que mencionan el castillo de Gibralfaro datan de mediados del siglo XII. Dicen que su forma definitiva la adquirió en el periodo nazarí, durante los siglos XIV y XV. Está situado detrás de la Alcazaba, a la que estuvo unido por una coracha o camino protegido por murallas, que en la actualidad está interrumpido cerca de aquélla. Y fue considerado durante un tiempo la fortaleza más inexpugnable de toda la península Ibérica.

Entre murallas y torreones

Dispone de dos líneas de murallas y ocho torreones, entre los que se encuentran la Torre Mayor, con 17 metros de altura, y la torre albarrana o Torre Blanca, una de las más visibles, que conserva en su interior un aljibe. También es muy singular el pozo de Airón, excavado en roca viva y con una profundidad de 40 metros, que se halla en la parte superior del castillo. En el patio de armas, se encuentran los barracones destinados a la tropa y las caballerizas.

El Patio de Armas del castillo de Gibralfaro acoge, sobre todo en verano, recitales de música de diferentes estilos: jazz, étnica, clásica, flamenco… Además, algunas escenas de la película “Scent of Mystery”, dirigida por Mike Todd y protagonizada por Liz Taylor, se rodaron en las dependencias del castillo en el año 1959.

De planta irregular, el castillo de Gibralfaro se construyó con tierra y ladrillo y durante la guerra de la Independencia, estuvo ocupado por las tropas francesas, hasta que, en 1812, fue parcialmente destruido.

Subir al Castillo de Gibralfaro

Para subir al Castillo de Gibralfaro hay varias opciones. La más recomendable para entender la singularidad de este espacio es hacerlo a pie. Eso sí, por la duración de las diferentes rutas desde el centro de Málaga (una media hora) y la inclinación del terreno no es la más recomendable para personas con dificultades físicas. Las tres rutas confluyentes para acceder al castillo son:

  • Desde los Jardines de Puerta Oscura.
  • Desde el Teatro Romano.
  • Las rampas desde el antiguo barrio de La Coracha.

Quienes busquen una mayor comodidad pueden acceder en vehículo propio y dejarlo en el aparcamiento que hay al pie de la muralla del castillo. La duración del recorrido desde el centro de la ciudad es de unos cinco a diez minutos.

Por último, también está la opción de acercarse a este importante espacio monumental en transporte público. Para ello la línea 5 de buses urbanos tiene una parada muy próxima al acceso al Castillo de Gibralfaro.

Exposición en el castillo de Gibralfaro

En la parte superior del castillo de Gibralfaro, en el recinto de lo que fue el antiguo polvorín, se encuentra el Centro de Interpretación Gibralfaro. Aquí se puede contemplar una exposición que repasa la vida del castillo como guarnición militar a lo largo de la historia. También  como vigía de la costa desde 1487, año en que Málaga se incorporó a la Corona de Castilla, hasta 1925. Fue este último año cuando, por un real decreto de Alfonso XIII, el castillo fue cedido a los malagueños para su uso y disfrute. El precio de entrada al castillo es de 3,5 euros, pero los domingos, a partir de las 14 horas, el acceso es gratuito.

En esta muestra, se puede ver una gran maqueta de Málaga, con la muralla que, durante la época islámica, rodeaba la ciudad por completo. También hay armas, uniformes, mapas, instrumentos de navegación, planos y otros objetos que permiten imaginar cómo era la vida cotidiana en cada momento histórico.

Información para la visita

Para planificar la visita al Castillo de Gibralfaro conviene saber que el horario de invierno, del 1 de noviembre al 31 de marzo, es de 9 a 18 horas. En el de verano, del 1 de abril al 31 de octubre, el monumento abre hasta las 22 horas. Las últimas entradas se ponen a la venta 45 minutos antes de la hora oficial de cierre.

Hay un servicio de audioguías que se pueden descargar, con código QR, a través de la página web del propio monumento: https://alcazabaygibralfaro.malaga.eu/guia/#español.

En cuanto al precio de la entrada, depende de si se quiere visitar sólo el castillo o también la alcazaba. En el primero de los casos, la entrada general es de 3,50 euros y, en el segundo, de 5,50 euros. Hay una tarifa reducida para determinados colectivos, por ejemplo menores y personas de más de 65 años, de 1,50 y 2,50 euros respectivamente.

Un teatro romano junto a la Alcazaba

Por el lado oeste de la vecina Alcazaba, se descubrieron en 1951 las gradas de un espectacular teatro romano, construido en la época del emperador Augusto, en el siglo I. Es prácticamente seguro que parte de sus elementos  (sillares, columnas, etc.) fueron aprovechados por los árabes para construir después la alcazaba. El resto quedó sepultado hasta que, hace casi 70 años, al diseñar los jardines de la Casa de la Cultura de Málaga, apareció el graderío, que hoy se utiliza para representaciones teatrales. Debido a la importancia de este yacimiento romano, el moderno edificio de la Casa de la Cultura se derribó, finalmente, en 1995.

Junto al castillo y la alcazaba, se encuentra el Mirador de Gibralfaro, desde el que se contempla otra de las vistas más impresionantes de Málaga, con la plaza de toros de La Malagueta y el Paseo del Parque en primer término. Por eso, son muchos los turistas que llegan hasta aquí para disfrutar de este horizonte. Se trata, además, de un bonito enclave rodeado de pinos que está, a su vez, muy cerca también del Parador Nacional de Gibralfaro. Desde aquí también se pueden divisar los grandes barcos y cruceros que se meten en el puerto. El acceso en coche no está limitado, pero no hay mucho espacio para aparcar, por lo que se recomienda utilizar el transporte público, que llega hasta la misma entrada del Parador.

Cocina andaluza en el Parador de Málaga

Y ya puestos, podemos aprovechar para conocer el Parador de Málaga Gibralfaro, que es otro de los puntos emblemáticos de Málaga para disfrutar de una perspectiva única de la ciudad. Está frente a la Alcazaba y aquí se puede disfrutar de una oferta gastronómica de comida típica andaluza de calidad. Su restaurante cuenta con una carta que se actualiza cada temporada con los productos de kilómetro cero, para poner en valor el valioso recetario tradicional malagueño, en el que destaca el pescado fresco.

Así que busca un hueco, en tu escapada a Málaga, para subir hacia el cerro Gibralfaro y emocionarte con su mítico castillo. Podrás asomarte a la ciudad y, de paso, al Mediterráneo en una experiencia emocionante y de altura.