Hablar de platos típicos de Málaga es hacerlo de pescado. De hecho a los malagueños se los conoce de forma popular como “los boquerones”, precisamente por el amor que le tienen a esta especie marina. Casi siempre se sirven fritos y, por lo general, acompañados de otros pescados.
Pero en Málaga también eran muy aficionados a los chanquetes. Peces que, de adultos, llegan a los seis centímetros de longitud y que son similares a las crías de boquerones y sardinas. Sin embargo, la venta de esta especie está prohibida desde el año 1988 por cuestiones medioambientales. Aun así, hay restaurantes donde los venden, por supuesto de forma fraudulenta y sin ningún control sanitario.
- Ajoblanco, el rey de la comida típica de Málaga
- Espetos de sardinas
- Boquerones fritos
- Conchas finas
- Molletes de Antequera
Frente a esta desaconsejable opción, un menú a base de comida típica de Málaga puede estar formada por los siguientes platos:
Ajoblanco, el rey de la comida típica de Málaga
El ajoblanco (o ajo blanco) no es solo el rey de la comida típica de Málaga. También es un plato que ha traspasado fronteras, como el gazpacho o la paella. Y eso que los ingredientes y su preparación resultan de lo más sencillos.
Así, el ajoblanco es el resultado de triturar, de forma paciente y homogénea, almendras crudas y peladas, ajo, miga de pan blanco, agua, aceite de oliva virgen extra, vinagre y un poco de sal. El resultado es una sopa que se toma fría, por lo que supone un magnífico primer plato para los días más calurosos del verano.
Por lo general se acompaña de uvas blancas (mejor peladas y sin semillas) o unos dados de melón. Aunque también hay quien pone por encima (igual que el gazpacho), trocitos de hortalizas cortados en juliana.
Porra antequerana
Tal y como indica su nombre esta comida típica no lo es tanto de Málaga como de la localidad de Antequera. Aun así, es muy habitual encontrarla en la carta de muchos bares y restaurantes de la ciudad y del resto de la provincia.
Como el ajoblanco, también es una sopa fría, pero esta vez a base de pan sin corteza y tomate. De hecho, muchos consideran a la porra antequerana como el antecedente del salmorejo cordobés. A los dos ingredientes principales se le agregan aceite de oliva virgen extra, pimiento verde, ajo, agua y un poco de sal.
Todo ello se tritura de forma concienzuda hasta conseguir una crema líquida. Como ya hemos dicho, se toma cuanto más fría, mejor y acompañada de unos trocitos de jamón serrano o atún y huevo duro picado.
El nombre lo recibe de la porra (mazo) que servía para machacar todos los ingredientes en un cuenco de madera o cerámica. Aunque hay quien sigue haciendo la porra antequerana de esta forma tradicional, lo cierto es que la mayoría utilizan la batidora: mucho más rápida y cómoda, aunque al plato adquiere una textura diferente.
Espetos de sardinas
Las sardinas son, sin duda, el plato “de playa” más popular. Sobre todo durante el verano y más cuando están cocinadas en espetos (una especie de pinchos de madera) en cualquiera de los muchos chiringuitos que salpican la costa malagueña.
Los espetos de sardinas se pinchan sobre la arena y se hacen al calor de brasas de leña, que les aportan un característico aroma ahumado. Muy importante: nada de cuchillo y tenedor; las sardinas se comen con las manos y recién desensartadas del espeto.
El origen de este plato de la cocina típica de Málaga se atribuye a un restaurador local, Miguel Martínez Soler, que a finales del siglo XIX tenía un merendero en la playa de El Palo: Gran Parada. A este local se lo considera el antecedente de los actuales chiringuitos.
Boquerones fritos
En Málaga los boquerones se comen fritos. Es verdad que a veces también es posible encontrar los boquerones en vinagre, pero las frituras de pescado, como ya hemos dicho, triunfan en la carta de la mayor parte de los restaurantes locales.
Importante para realzar el sabor de esta delicia es que se frían en aceite de oliva. Se suelen poner en la sartén en manojos, unidos por la cola, y apenas rebozados con un poco de harina.
De forma tradicional, se pescaban en la propia bahía de Málaga. Por desgracia, esto ya no siempre es así, debido a la sobreexplotación, lo que está llevando a que, cada vez más, los boquerones que se venden en Málaga provengan de otros mares del planeta.
Aun así, si se puede, conviene probar el llamado boquerón victoriano, de unos 9 centímetros de longitud y que suele pescarse en torno al 8 de septiembre: día de Nuestra Señora de la Victoria.
Conchas finas
Las conchas finas son, sin duda, una de las exquisiteces de la Costa del Sol. Se trata de un molusco bivalvo, con un tamaño algo mayor a las almejas, de carne blanca y anaranjada.
Por lo general se consumen cocinadas en las salsas más diversas: por ejemplo al pil pil o con ajoblanco. Incluso gratinadas y, en los últimos tiempos, como un ingrediente más de ceviches y tiraditos.
Aun así, la forma en que más gusta a los malagueñas es al natural, simplemente cocidas y regándolas con unas gotas de limón y un poco de pimienta. Tomadas de esta forma, son un aperitivo muy habitual en los bares de Málaga.
Molletes de Antequera
Los molletes de Antequera son también muy habituales en los bares de Málaga y, en general, en los de toda Andalucía. No es un plato como tal, sino un tipo de pan, de forma redondeada y con un tamaño individual, que se rellena de los ingredientes más diversos. Lo normal es tomarlos para el desayuno o las meriendas.
Aunque se pueden tomar tal cual (es un pan especialmente blando y con muy poca cocción) también puede prensarse en una plancha especial. El resultado es un bocado caliente y crujiente y con la superficie rayada y tostada.
En cuanto a los acompañantes, el más habitual es el aceite de oliva virgen extra: una tostada de mollete de Antequera es el desayuno más popular en Málaga. También es habitual comerlo con jamón serrano y otras chacinas, tomate, chicharrones (piel de cerdo), zurrapa de lomo de cerdo, patés diversos, manteca colorá (grasa de cerdo con pimentón) o pringá (triturado de los restos del cocido).