Llama la atención el Mercado de Atarazanas en un paseo reposado por el Centro de Málaga. Y lo hace, sobre todo, por su arquitectura decimonónica, que preserva también algunos elementos de la época musulmana.
Pero si es fuerte el impacto visual que aporta su fisonomía, no es menor la impresión que espera a quienes traspasen las puertas de este Mercado de Atarazanas. Porque en su interior es un incesante bullir de personas en busca de los mejores productos, frescos y elaborados, llegados desde el mar y desde tierra adentro.
Además, en la última década el Mercado de Atarazanas ha adaptado su concepto para convertirse en un centro gastronómico de referencia. En ese sentido, conviene no perderse cualquiera de sus bares y otros puestos en los que se ofrecen, listos para comer, tapas y productos cocinados realmente deliciosos.
De las antiguas atarazanas al mercado de Málaga actual
El lugar donde hoy está el Mercado de Atarazanas de Málaga es el mismo que, en la época musulmana, ocupaban los astilleros (siglo XIV). Esto explica tanto su nombre como la proximidad al puerto de la ciudad.
Tras la conquista de la ciudad, el edificio de las antiguas atarazanas adoptó diversos usos: convento, almacén, cuartel, hospital militar… Hasta que en el siglo XIX, coincidiendo con el derribo de las murallas de la ciudad (a las cuales estaba adosado el edificio), se decidió derruir también la mayor parte de su estructura.
Al tiempo, el Ayuntamiento de aquella época decidió construir un mercado cubierto que regulara la venta de productos frescos en la ciudad. Hasta ese momento había varios puntos de venta, pero todos al aire libre y considerados poco higiénicos.
El proyecto se le encargó a Joaquín de Rucoba y las obras se prolongaron durante tres años, de 1876 a 1879. Este arquitecto concibió un edificio de planta irregular, con dos alas unidas por un cuerpo central, al que se accede a través de un pórtico monumental, superviviente de la época nazarí.
Este Mercado de Atarazanas recibió el nombre de Alfonso XII, monarca reinante en la época de su inauguración. Aunque desde el primer momento todo el mundo lo llamó con el nombre con que se conoce en la actualidad.
Ya en el siglo XXI, entre 2008 y 2010, se realizó una importante obra de rehabilitación. Así, se renovó la estructura de los puestos de venta y se alzaron los techos. También se recuperó la fisonomía original decimonónica, pues el edificio había experimentado numerosos cambios a lo largo del siglo XX.
El mercado de Málaga y mucho más
El Mercado de Atarazanas de Málaga es un edifico de una clara apariencia industrial decimonónica. Aun así, y para no desentonar con el pórtico central nazarí, muestra en su fachada numerosos detalles historicistas neoárabes.
Respecto a esa puerta monumental, conviene decir que fue salvada de la piqueta gracias al empeño de la junta rectora de la Academia de Bellas Artes de San Telmo.
Hoy, el Mercado de Atarazanas está distribuido en dos zonas claramente diferenciadas. Por un lado, el mercado de abastos donde comprar frutas y verduras, pescados y mariscos, carnes, chacinas y casquería, encurtidos y salazones.
Por otro lado, los bares y puestos de tapas, que son la gran novedad después de la reforma de principios del siglo actual. Otra de las novedades son las terrazas exteriores situadas en el perímetro del edificio y que lo convierten en un polo de atracción para aquellos que busquen lo mejor de la cocina típica de Málaga.
Todo presidido por una enorme vidriera, situada en la fachada opuesta al pórtico central y que representa al puerto de Málaga y la ciudad durante el siglo XVI.
Algunos puestos del Mercado de Atarazanas
En el Mercado de Atarazanas de Málaga se vende de todo y para todos. Desde productos básicos de alimentación hasta los más gourmet. Solo hay que dejarse llevar por el instinto y el sentido común. Por lo general, los puestos más concurridos lo son por la calidad de su género o por tener la mejor relación calidad/precio.
Aun así, aquí ofrecemos algunas sugerencias sobre los puestos del mercado y los productos estrella que se venden en ellos:
- El Ruina: su especialidad son las gambas de Málaga y las cigalas.
- Ernesto: este puesto de frutas y verduras tiene también, en temporada, una amplia variedad de setas. Incluso trufas.
- El Reloj: especialista en las almendras de Málaga, pero también venden golosinas, frutos secos y hasta bacalao en salazón.
- Aceitunas y encurtidos Bravo: está clara su especialidad, aunque también tienen a la venta todo tipo de salazones.
- Juani: frutas y verduras de calidad. Este puesto es uno de los grandes espectáculos del Mercado de Atarazanas, por el colorido de sus productos.
Comer en el Mercado de Atarazanas
Como ya hemos dicho, la reciente reforma del Mercado de Atarazanas ha supuesto la instalación de varios bares en los que poder tapear algunos de los productos que se venden en el resto de los puestos. Algunos de los más destacados son:
- Café-Bar Mercado Atarazanas: es el primero de los bares que abrieron en este espacio. Se ha especializado en tapas y raciones de pescaíto frito. Tienen otro local similar en el Mercado del Carmen.
- Casa Guirado: pescaíto frito, mariscos y algunas notas de creatividad, como sus croquetas de arroz negro.
- El Cartuchito: el nombre hace referencia al cartuchito de papel encerado en el que tradicionalmente se sirven las raciones de pescado frito. Tienen tanto bar como terraza.
Además, en el entorno hay un buen número de bares que se surten de los productos del mercado para ofrecer tapas y raciones muy auténticos. Buenos ejemplos son éstos:
- Los Pueblos (Atarazanas, 15): puntillitas, boquerones, pescaíto frito en general, pero también generosas raciones de pulpo. Un local ideal para quienes gusten de disfrutar del (buen) producto sin apenas aderezo.
- El Marisquero (Olózaga, 7): no solo marisco; los que frecuentan el local también disfrutan de sus otras raciones de mar y tierra. Aunque lo que triunfa de verdad son las gambas y las conchas finas.
- Marisquería El Yerno (Plaza Arriola, 12): aquí conviene pedir alguna ración de calamares fritos o de conchas finas. Realmente deliciosos.