La capital de la Costa del Sol, junto con otras localidades marítimas próximas, como Torremolinos, Fuengirola o Estepona, lleva décadas atrayendo un importante volumen de viajeros. Su variedad de playas, lo agradable del clima y las virtudes de su célebre pescaíto explican en buena medida el porqué del boom turístico de la región.
No obstante, si ponemos el foco en la capital, Málaga ha experimentado en los últimos años una transformación espectacular, sumando a sus tradicionales reclamos (la catedral, la Alcazaba o el Teatro Romano, entre otros) nuevos atractivos. En esta suerte de renacimiento han jugado un papel clave dos factores: por un lado, el extraordinario lavado de cara de su puerto; y, por otro, la impresionante efervescencia cultural que ha sembrado la localidad de instituciones museísticas de renombre, entre ellas, las sedes del Museo Ruso de San Petersburgo y del Centro Pompidou, el Museo Carmen Thyssen y, por supuesto, el Museo Picasso de Málaga, que fue el que lo inició todo.
El nacimiento del Museo Picasso de Málaga
En la fundación del museo jugaron un papel fundamental Christine y Bernard Ruiz-Picasso, nuera y nieto del artista respectivamente, quienes cedieron las obras que componen su colección permanente a la ciudad malagueña, cumpliendo así con la voluntad del pintor. De hecho, fue la propia Christine quien escogió el palacio de Buenavista, un maravilloso exponente de la arquitectura civil andaluza, como sede de la institución.
Se trata de un edificio con un rico pasado histórico, pues se halla sobre un antiguo palacio nazarí que presenta, al mismo tiempo, vestigios romanos y fenicios. Además, el palacio ofrece una atractiva mezcla de estilos en la que destaca el lenguaje arquitectónico renacentista, aunque encontramos también elementos mudéjares, especialmente en sus techumbres. Su remodelación fue dirigida por Richard Gluckman, junto a Isabel Cámara y Rafael Martín Delgado, y resultó todo un éxito, pues el proyecto obtuvo en 2006 —tres años después de la inauguración del museo—el Institute Honor Awards for Architecture que otorga el American Institute of Architects.
La colección del Museo Picasso de Málaga
Si bien a lo largo de la geografía española podemos encontrar hasta seis museos dedicados exclusivamente a Picasso, los aficionados al arte tienen motivos más que suficientes para visitar el de Málaga, su ciudad natal, y especialmente ahora, cuando se ha trazado un nuevo discurso narrativo para hacer más comprensible la evolución artística del gran pintor andaluz. Así pues, mediante un total de 166 obras repartidas en 11 salas, los visitantes pueden reconstruir la trayectoria del artista, empezando por sus primeros trabajos, pasando luego por los célebres periodos azul y rosa, para luego abordar fases trascendentales de su obra, como el cubismo o el surrealismo.
Las obras expuestas en el Museo Picasso de Málaga engloban hasta ocho décadas de continua experimentación. Y es que si por algo se caracterizaba el artista andaluz era por su incansable exploración de nuevos territorios comunicativos, tanto en lo referente a influencias estilísticas como a la hora de probar nuevas técnicas, ya que, pese a su fama como pintor, incursionó también en la escultura, el grabado, la cerámica o el diseño de escenografías para el teatro. Picasso tampoco se cerraba a una temática concreta. Así, su obra artística presenta tanto retratos como escenas circenses y taurinas e incluso reinterpretaciones de grandes maestros como Velázquez o Manet.
Esto y mucho más puede encontrarse en el Museo Picasso, una institución centrada en la figura del genio malagueño, pero en la que también se dan cita, a través de numerosas exposiciones temporales, otras personalidades claves para entender la época de vanguardias y el arte contemporáneo. ¿Te lo vas a perder?
* Fotos facilitadas por © Museo Picasso Málaga