La Ruta de los Pueblos Blancos regala, a quien se anime a recorrerla, una Andalucía en dos colores. Por un lado, el blanco de sus casas encaladas. Por otro, el verde de los impresionantes parajes naturales que rodean a la mayor parte de esas localidades.
En total, 20 pueblos repartidos por el interior de las provincias de Málaga y Cádiz, que merece la pena recorrer en vehículo propio. Sin duda, es la mejor forma de exprimir al máximo sus bellezas. Entre ellas, su impactante y refulgente urbanismo, con sus muchas iglesias, palacios y castillos.
También las rutas en plena naturaleza y una gastronomía muy auténtica y suculenta. A continuación detallamos algunas de las localidades más destacadas de la Ruta de los Pueblos Blancos de Málaga.
- Setenil de las Bodegas
- Arcos de la Frontera
- Grazalema
- Zahara de la Sierra
- Ubrique
- Montejaque
- Benaoján
- Ronda
- Gaucín
- Espera
- Olvera
- Algodonales
- Dónde dormir en Málaga
Setenil de las Bodegas
En la Ruta de los Pueblos Blancos, Setenil de las Bodegas es la localidad más singular. Sin duda. Y no lo es por la blancura de las fachadas, que también, sino porque la mayor parte de sus viviendas son cuevas. De hecho, desde sus intrincadas calles, lo único que se puede ver de esas casas es, precisamente, la fachada y los pequeños tejadillos que las protegen.
Decimos tejadillos, porque la verdadera cubierta de la mayor parte de las viviendas es la propia roca en la que están encastradas. La localidad, distribuida en forma de anfiteatro, aprovechando la orografía de la montaña, impacta por su belleza.
Lo ideal es recorrerla con calma (las cuestas son realmente importantes) y luego descansar en alguna de las terrazas situadas en la calle baja del pueblo. Una vía que en buena parte de sus tramos está cubierta por la propia roca, como si fuera un voladizo. Estas terrazas son ideales durante los días en que el calor aprieta, pues el ambiente está refrescado por el riachuelo que riega la localidad.
Arcos de la Frontera
La localidad de Arcos de la Frontera es la puerta de entrada a la Ruta de los Pueblos Blancos cuando se recorre desde la provincia de Cádiz. Se trata de un pueblo aupado sobre una colina realmente espectacular, recortada por el río Guadalete.
Arcos está coronada por la Plaza del Cabildo, espacio urbano que contiene algunos de sus reclamos más atractivos. Por un lado, la basílica de la Asunción, el Parador, el mirador sobre la quebrada del río y, sobre todo, el Castillo de los Duques. En uno de los laterales de éste se encuentra la llamada Puerta de Matrera, que formó parte del recinto amurallado y que es el acceso al casco histórico de la localidad desde la parte baja del pueblo.
Tras la visita urbana, merece la pena admirar todo el conjunto desde el Lago de Arcos y la playa fluvial existente en él. La cola de este lago está considerada como Paraje Natural por la importante colonia de avifauna que habita en ella.
Grazalema
La serrana localidad de Grazalema está en la lista de Los Pueblos más Bonitos de España. Razones hay muchas, desde luego, y es una parada fundamental en la Ruta de los Pueblos Blancos. En principio, destaca por su laberíntico trazado urbano, con sus casas encaladas y decoradas con historiadas rejas y macetas de flores de vivos colores.
Por otro lado, impacta el entorno natural en que está enclavada la localidad. En este sentido, destaca su pinsapar (o bosque de pinsapos), una rareza botánica en esta latitud. Además, aquí se encuentra la máxima altura de la provincia de Cádiz, El Torreón (1.654 metros) y una de las zonas con mayor pluviometría del país: el Corredor del Boyar.
Ya que se está en Grazalema, conviene probar, al menos, el producto estrella de la zona: el queso payoyo, realizado con la leche de una raza autóctona de cabras y/o la de ovejas merinas. Una auténtica exquisitez y, sin duda, uno de los mejores quesos del país.
Zahara de la Sierra
Si alguien busca un escenario de película en la Ruta de los Pueblos Blancos, ahí está Zahara de la Sierra. Una localidad aupada sobre un vertiginoso risco, coronada por una fortaleza de época musulmana y enmarcada, al pie de la colina, por una amplia superficie de agua.
Esta no es sino un pantano que nutre de agua dulce a parte de la provincia de Cádiz y en donde existe también una zona recreativa: Arroyomolinos (o La Playita).
Aparte de la fortaleza, en Zahara de la Sierra merecen una visita la iglesia de Santa María de la Mesa (declarada Bien de Interés Cultural), la ermita de San Juan de Letrán y la llamada Torre del Reloj. La vista desde la torre del homenaje del castillo resulta impresionante. Pero los menos animosos también pueden disfrutar de la panorámica desde el mirador situado junto a la plaza principal de este municipio.
Ubrique
Ubrique es una de las mayores localidades de la Ruta de los Pueblos Blancos y también uno de sus principales motores económicos. La razón de esto último son sus muchos talleres de manufactura del cuero, de los que que se surten las principales firmas de moda y complementos del país.
Pero, además, Ubrique es una bonita localidad de casas encaladas distribuidas en varios barrios, a cada cual más escenográfico. Por ejemplo, el entorno de la Plaza del 28 de febrero. Quien quiera conocer la localidad de una forma bastante completa, puede recorrer a pie la Ruta de los 7 Miradores. Eso sí, conviene comenzarla con fuerzas, pues los desniveles son bastante pronunciados.
Montejaque
Este pueblo de indudable origen musulmán, está situado en la Serranía de Ronda y dentro de los límites del Parque Natural de la Sierra de Grazalema, muy cerca de la localidad gaditana que da nombre a ese espacio protegido. De la época de la dominación árabe Montejaque conserva, fundamentalmente, su intrincado urbanismo y la costumbre de blanquear los muros de las casas cada año para que siempre estén relucientes y saneadas.
En cuanto a su principales valores patrimoniales e históricos, destaca la iglesia de Santiago el Mayor, del siglo XVI, aunque su estructura ha experimentado numerosas modificaciones a lo largo del tiempo. Este templo está en el límite entre los barrios viejo y nuevo.
También en el casco histórico de Montejaque llama la atención el Lavadero de la Fuente Vieja, que es desde 2009 un centro de interpretación sobre este tipo de construcciones y su función, tan importante en aquellos tiempos en que no había agua corriente en las casas.
Benaoján
Inmersa en un impresionante entorno verde, Benaoján está incluida en la lista de localidades dentro del Parque Natural de la Sierra de Grazalema. Y, sin duda, la naturaleza es lo que más atrae a cuantos visitan el que es uno de los más atractivos pueblos blancos de Málaga.
Dentro de su casco histórico destacan los restos de la llamada Torre del Moro, construida durante la época de dominación musulmana de la zona, como forma de control del tráfico de mercancías y viajeros por el valle del río Guadiaro. También la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, construida el el siglo XVII y luego muy reconstruida en el XVIII.
No menos relevantes desde el punto de visto histórico-monumental son las cuevas que hay en la zona. Entre ellas, merece una detallada visita la de La Pileta, que alberga valiosas pinturas rupestres datadas en el Paleolítico Superior y en las que se representan animales como cabras, ciervos, caballos, búfalos, bisontes y también peces.
Ronda
Más que uno de los llamados Pueblos Blancos, Ronda es una auténtica ciudad repleta de monumentos y rincones con mucho encanto. La panorámica desde el entorno del Puente Nuevo es de auténtico impacto. También el paseo por el casco histórico y la plaza de toros de La Maestranza.
Gaucín
Es, sin duda, el más bonito de la Ruta de los Pueblos Blancos de la provincia de Málaga. Primero por el entorno natural en el que se encuentra. Y, segundo, por la autenticidad de su urbanismo blanco, cómo no. Merece la pena ascender hasta el Castillo del Águila para disfrutar de la panorámica de todo el pueblo.
Espera
Es la localidad más septentrional de la ruta, en el límite con la provincia de Sevilla. Aquí conviene visitar la iglesia de Santa María de Gracia (siglo XVI) y el Molino de los Diezmos (siglo XVIII).
Olvera
La puerta al Parque Natural de la Sierra de Grazalema es, en sí mismo, un mirador. Su casco urbano está declarado Conjunto Histórico-Artístico. Imprescindible el paseo por el barrio de La Villa.
Algodonales
Este pueblo está a los pies de la Sierra de Líjar y se caracteriza por sus muchas fuentes y porque buena parte de sus calles están a la sombra de los naranjos.