La Sierra de Tramontana ofrece al visitante bellísimos entornos en los que perderse. De entre los pueblos que forman parte de este enclave privilegiado de la isla, destaca Banyalbufar, a 25 kilómetros de la capital. Lo primero que llama la atención son sus características huertas en forma de terrazas que miran al mar. Se desparraman, de forma escalonada, alrededor del pequeño casco urbano y están destinadas a los parrales de malvasía y al cultivo de tomates, pilares básicos de la economía de la localidad.

Este rincón lleno de encanto, para nada masificado, atrae sobre todo a viajeros que buscan aislarse, disfrutar de la naturaleza, bañarse en calas tranquilas y practicar senderismo. Pero, sea cual sea el destino vacacional elegido en la isla, acercarse hasta aquí se convierte en un plan inolvidable. Aunque solo sea para observar las magníficas vistas desde las atalayas que antaño sirvieron para vigilar a los corsarios, la excursión bien merece la pena. Pero son muchas más las sorpresas que, pese a sus reducidas dimensiones, depara el lugar.

Historia de Banyalbufar, orígenes árabes, tierra de Malvasía

El origen de Banyalbufar nos traslada hasta el siglo X. Su nombre es una palabra nacida de una combinación del árabe y el catalán que significa “enclavado en el mar”. La zona fue habitada y cultivada por los árabes. Haciendo gala de una gran maestría, estos diseñaron un sistema de riego de acueductos que ha pervivido hasta hoy. Y, además, construyeron unas 2000 casas de piedra en la ladera de la montaña. Un conjunto cargado de armonía, en perfecta comunión con la naturaleza, que sigue cautivando a los viajeros más sensibles.

La localidad fue adquiriendo importancia gracias al cultivo de la malvasía, una variedad de uva especialmente apreciada por el Rey Jaume I. Según cuentan los cronistas, fue un motivo de peso que animó al monarca a afanarse en la reconquista de la isla. El vino fue muy favorecido por el Reino de Aragón y se llegaron a cultivar  unas 2000 vides. Pero con posterioridad se abandonó durante muchísimo tiempo el cultivo a gran escala. Recientemente se han desarrollado planes agrícolas para la recuperación de las técnicas tradicionales. Han contado con el impulso de los viticultores locales, que se han agrupado en cooperativas y han vuelto a situar la variedad de vino propia del pueblo en el mapa de los mejores caldos de la región.

Espectacular entorno de Banyalbufar
Espectacular entorno de Banyalbufar

En la historia de la localidad, como en la de toda la costa mallorquina, adquieren peso los relatos de corsarios y piratas. En los enclaves más altos de la montaña se construyeron puntos de observación para avisar de la llegada de barcos enemigos. Y dentro del pueblo se levantaron torres de defensa para protegerse de los piratas.

Qué visitar en Banyalbufar, empecemos por las bodegas

La Historia de Banyalbufar nos da las claves de algunos de los lugares que se convierten en visita obligada. Su tradición vinícola encamina los pasos del viajero hacia alguna de sus bodegas artesanales. Locales tan exclusivos como Son Vives y Ca’n Pico ofrecen visitas guiadas, catas, degustaciones, y, por supuesto, la posibilidad de adquirir sus aclamados vinos de malvasía. También existe la opción de visitar los viñedos.

En las terrazas de Banyalbufar el trabajo es intenso. El vino sólo se puede cosechar de forma manual y la alta salinidad del aire de mar se hace presente durante la maduración de la piel y le otorga su particular sabor. En la finca de Son Vives el visitante se puede sentar a la sombra de un patio interior a disfrutar de unas copas de sus deliciosos caldos. Si se acerca al lugar por la tarde cuenta con el regalo de la puesta de sol. Si opta por la Bodega Ca’n Pico, en la salida del pueblo, disfrutará del entorno de una finca de estilo señorial, alzada sobre un acantilado. Se trata de la bodega más pequeña y, para muchos, más exclusiva de la isla. Sus vinos son conocidos por su sabor fino y a la vez corpulento.

Calles de Banyalbufar
Calles de Banyalbufar

El Mirador de Ses Ànimes y otros lugares destacados

Los miradores y torres de vigilancia de la costa mallorquina datan de los siglos XVI y XVII y defendían la costa de los ataques de piratas turcos y musulmanes. No hay que irse de Banyalbufar sin visitar el Mirador de Ses Ànimes (Mirador de las Almas). Está colgado de un acantilado y se puede subir, a través de una estrecha escalera de hierro, a la torre que lo corona.

Desde ella se puede disfrutar de unas magníficas perspectivas del paisaje, tanto hacia el mar Mediterráneo como hacia la montaña, así como de fabulosas puestas de sol. El lugar está impregnado de leyendas y se asocia con desapariciones y suicidios, circunstancias que tienen que ver con su nombre. Un rayo destruyó  parcialmente la torre, por lo que una parte queda al aire libre. Se trata de elementos que otorgan a este rincón un cariz de misterio.

la Torre del Verger
la Torre del Verger

Por su posición elevada en la ladera de la montaña, todo el pueblo de Banyalbufar es un gran mirador. Desde cualquier punto las panorámicas y los atardeceres convierten la visita en inolvidable. Resulta agradable un paseo por las calles sinuosas del centro histórico y un acercamiento a la Iglesia de la Nativitat de Santa María. Y no debemos olvidar uno de los edificios más emblemáticos del lugar, la Baronía. Data del siglo XVII y fue el centro de la vida feudal en su tiempo. Se trata de un conjunto de viviendas rurales típicas de Baleares, donde se encontraban las dependencias del Barón de estas tierras. En el enclave destaca un claustro, un patio interior y una torre de defensa. Actualmente está habilitado como hotel.

Fiestas tradicionales

Las fiestas mayores de Banyalbufar son a primeros de septiembre, en honor a la Natividad de la Virgen María. Se trata de una fiesta obviamente religiosa (con su consecuente liturgia) pero en la que también hay cabida para comidas populares, bailes, un pregón con caramelada (tormenta de caramelos) incluida)y una particular concentración de bicicletas hacia la fuente de La Menta.

En el mes de enero (a finales) tiene lugar la celebración en honor a San Antonio, con hogueras y bendición de animales. Mientras que en marzo está la comida popular Sa Fava Parada, que se desarrolla en la Plaza de la Villa y que organiza la Associació Cultural Bany-al-Bahar. En ese mes, además, se celebra el Día de las Islas Baleares: el día 1.

Por su parte, en julio, el día 25, tienen lugar las festividades de Sant Jaume en Port D’es Canonge, con juegos populares, una animada verbena nocturna y cine de verano.

Qué hacer en la zona, entre senderos y playas

Son muchas las actividades que se pueden realizar en la zona de Banyalbufar. Los amantes del senderismo acuden hasta la localidad para emprender diferentes rutas. La más sencilla, de dificultad moderada, consiste en ir hasta el puerto pesquero, Es Port des Canonge. El camino, muy bien señalizado desde el pueblo, transcurre entre bosques de pinos y formaciones rocosas.

Se tarda alrededor de una hora en llegar al lugar. Aguardan al caminante las pintorescas casetas de los pescadores y en las cercanías distintas calas en las que tomar el sol y darse un buen chapuzón. La más cercana al puerto tiene su mismo nombre y en ella se pueden encontrar abundantes restos de posidonia.

Otras calas cercanas a Banyalbufar son Es Corral Fals, Sa Galera o Son Bunyola. Todas ofrecen parajes llenos de encanto, con la Sierra de Tramontana de fondo.

Cala Banyalbufar

Sin abandonar el pueblo, los visitantes pueden disfrutar de un día de playa en la cala de Banyalbufar. De forma redondeada, con aguas cristalinas de color turquesa, está ubicada bajo una gran pared de piedra. Es muy tranquila y apreciada por los buceadores. En el paisaje destacan los pinares y los acantilados vertiginosos que la rodean.

Otra ruta muy conocida es la del Camino del Correo (Camí des Correu). Se trata de un trayecto de origen medieval que conecta el pueblo de Esporles con el de Banyalbufar. Hasta el siglo XIX era la única vía de comunicación entre ambos puntos. Cuando se inauguró la actual carretera que une ambas localidades fue abandonada. El Consell de Mallorca la restauró en 1999 y la incluyó en la red de caminos de la Ruta de Piedra en Seco. El recorrido, de algo más de ocho kilómetros, ocupa unas dos horas, pero su dificultad es media porque está muy bien acotado. Transcurre entre bosques de encina y depara vistas espléndidas.

Localidades cercanas

En una visita por los alrededores, merece la pena acercarse al pueblo de Estellencs, que se encuentra a unos 8 kilómetros por carretera desde Banyalbufar. No cuenta con playas de arena, lo que lo convierte en un entorno aislado en la isla. Pero cautiva con sus calles empedradas y con destacadas edificaciones como la Torre de Tem Alemany o la Iglesia de San Juan Bautista, que data del siglo XVII. Otro de sus puntos de interés son los lavaderos públicos. Desde ellos parte el Camí Reial, una ruta de senderismo para los más avezados caminantes. Tiene casi 10 kilómetros, una duración de cuatro horas y culmina en Puigpunyent.

La hermosa localidad de Deià, con el Torrent des Racó a sus pies, es otra visita obligada. Está muy cerca de Banyalbufar, del mismo modo que Valldemossa, que cuenta con un rico patrimonio cultural, y Esporles, que cautiva con sus casas de piedra típicas y sus calles serpenteantes. Y no se puede olvidar Puigpunyent, donde el Puig de Galatzó y la Reserva natural Puig de Galatzó atraen a muchos senderistas y amantes de la naturaleza. Siguiendo la carretera costera, desde Banyalbufar se llega también a localidades tan conocidas como Andratx o Sóller.

La localidad de Soller
La localidad de Sóller

Restaurantes en Banyalbufar

En Banyalbufar es variada la lista de opciones culinarias. El pueblo cuenta hasta con un restaurante destacado en la guía Michelín con la distinción Bib Gourmand, otorgada por su alta calidad y sus precios asequibles. Se trata de Son Tomás.  El ambiente resulta muy acogedor y cuenta con unas vistas magníficas desde su terraza abierta al mar. Destaca su carta de cocina mediterránea, sus platos de marisco y sus arroces, siempre acompañados de vino blanco de uvas de la zona.

Otro establecimiento de referencia, en el entorno y en toda la isla de Mallorca, es 1661 Cuina de Banyalbufar. Fue creado por una familia de alemanes y abarca un restaurante, bistro/café y bar. Sus platos caseros están elaborados con recetas tradicionales de cocina mediterránea. En el pueblo destaca también el Café Restaurante Bellavista, con una terraza desde la que se contempla toda la costa y bellos atardeceres. Y podemos añadir otros locales igualmente recomendables como el Son Borguny, el Can Paco y el Pegasón y el Pajarito Enmascarado.

Gastronomía de la zona

En lo fundamental la gastronomía de la zona de Banyalbufar es la misma que la mallorquina y balear tradicionales, aunque con variaciones en función de los productos locales. Una cocina basada en una equilibrada combinación entre los ingredientes del mar y los cultivados o criados al abrigo de la Sierra de Tramuntana.

Entre los platos más populares están los elaborados a base del cerdo negro balear. Por ejemplo, en arroz y fideuá, pero también en guisos con verduras o como relleno de empanadas. Muy típicas son las cocas, en sus más diversas versiones, y el tumbet, que es el equivalente al pisto castellano o la catalana sanfaina.

Por supuesto a base de la carne del cerdo negro también se elaboran deliciosas chacinas en la zona, incluida la sobrasada y las butifarras. Y en toda mesa local no debe faltar, varias veces a la semana, una buena ración de pescado a la mallorquina (tipo mero, bacalao o dentón) cocinado al horno con verduras.

En cuanto a los dulces (aunque también hay versiones saladas), está la omnipresente ensaimada, elaborada a base de manteca de cerdo.

Cómo llegar a Banyalbufar

Si se viaja en coche, Banyalbufar se encuentra a 40 minutos de Palma de Mallorca y a poco más de 40 minutos del aeropuerto de Son Sant Joan. La línea 200 de autobús desde la Estació Intermodal de Palma (situada en el centro de la ciudad, en Plaza España) tarda aproximadamente una hora en llegar al pueblo.