No es de extrañar que tantos artistas hayan elegido Deià, pequeño pueblo de la sierra de Tramontana, al noroeste de la isla de Mallorca (a apenas 30 km de la capital), como hogar o refugio. Las empedradas calles de esta pintoresca localidad rebosan encanto y transmiten sosiego, quizás porque pasear por las cuestas del pueblo, con la exuberante naturaleza que le rodea, inspira y relaja al tiempo.
¿Cuáles son esos atractivos que, además de a pintores, escritores artesanos atraen como un imán a cada vez más personajes famosos y turistas en general? No son pocos. Su riqueza arquitectónica compite con la de los paisajes que le rodean (Deià creció en un privilegiado punto entre el mar y la montaña) y su popularidad creciente no ha hecho sino enriquecer su agenda de eventos culturales, sobre todo durante la temporada alta (como el Festival de Internacional de Música de Cámara, que Deià acoge cada verano desde hace más de cuatro décadas).
- Sus calles de piedra
- La Casa de Robert Graves
- Otros museos en Deià
- La iglesia de Juan Bautista y el cementerio
- Son Marroig
- La puesta de sol
- Cala Deià y playas cercanas
- Restaurantes en Deià
- Qué ver de camino a Deià
Es por ello que, aunque la localidad no alcanza los mil vecinos, puede presumir de contar con una buena oferta hotelera y gastronómica (los mejores restaurantes se concentran en la vía del Archiduque Luis Salvador y sus alrededores), preparada para no defraudar al visitante más exigente.
Sus calles de piedra
No hay mejor manera que dejarse empapar del espíritu bohemio de Deià que caminar por sus calles con el relajante sonido del agua del torrente del Racó como música de fondo. La piel de Deià es de piedra: de piedra son los muros de sus casas y de piedra son las calles que se pisan al recorrer las callejuelas de la villa.
Aunque el paseo requiere algo de esfuerzo (no son pocas las cuestas ni despreciable el desnivel), puede hacerse más llevadero si se para a tomar una foto, a recrearse en algún detalle o a hacer parada y fonda en alguno de los bares que salpican el municipio.
La Casa de Robert Graves
El célebre escritor inglés Robert Graves, autor, entre otras, de la novela ‘Yo, Claudio’ que se adaptó a televisión, se enamoró de Deià y allí trasladó su residencia en 1929. Aunque se vio obligado a abandonar el municipio durante la guerra civil, regresó y permaneció allí hasta sus últimos días. Su casa se conserva con el aspecto original.
Otros museos en Deià
Quién guste de visitar museos encontrará un puñado de ellos en Deià, desde el Arqueológico, que ocupa un antiguo molino del siglo XVIII, hasta el Parroquial, anexo a la iglesia del pueblo, o el dedicado al pintor americano Norman Yanikun.
La iglesia de Juan Bautista y el cementerio
El campanario de la iglesia del patrón de Deià jugó el papel de torre de defensa, como también se defendía el pueblo desde el mirador de los cañones, que está al lado y en el que merece hacer un alto para disfrutar de sus privilegiadas vistas sobre la sierra de Tramontana.
El cementerio de Deià es también curioso y pintoresco, y por ello no suele faltar en el itinerario del visitante, no sólo por las celebridades que allí descansan (Robert Graves o los pintores mallorquines Antoni Ribas Prats y Antoni Gelabert) sino también por la preciosa panorámica que ofrece con el mar a sus pies.
Son Marroig
Se trata de una de las principales propiedades del archiduque Luis Salvador de Austria en Mallorca. Son Marroig está actualmente dedicada a la preservación de su figura y obra (el archiduque fue el principal precursor del turismo en Baleares) y cuenta con uno de los más espectaculares miradores de las Islas. Aunque el archiduque hizo algunas modificaciones sobre la construcción original, conservó intacta una torre del siglo XVI en el que desapareció la última mujer secuestrada por los piratas, allá en los últimos años del XVIII. ¡O eso dice la leyenda!
La puesta de sol
Su posición geográfica y el clima soleado regala a Deià el espectáculo de la caída del sol casi cada tarde. Precisamente, el mirador de Son Marroig, entre Cala Deià y el Caló de s’Estaca con vistas a la roca Sa Foradada, es uno de los mejores puntos desde el que contemplarlo.
La naturaleza ha moldeado un agujero en la roca (“foradada” significa, precisamente, agujereada), aunque hay quienes atribuyen su aparición un cañonazo desviado. La imagen del atardecer desde allí promete dejar huella en la retina del visitante, pero eso sí, conviene llegar a tiempo para asegurarse un buen lugar.
Cala Deià y playas cercanas
No son muchos los emplazamientos que permanecen ajenos a las aglomeraciones turísticas en la isla de Mallorca pero hay dos calas muy agradables donde disfrutar de cierto grado de tranquilidad incluso en verano. De la cala de Deià y de la cala Es Canyaret te hablaremos a continuación.
Cala Deià, cómo es y qué servicios ofrece
En una población tan especial como la que nos ocupa no puede haber un rincón sin gracia, y eso se puede comprobar visitando la pequeña Cala Deià. Cuando atraviesas la pasarela en dirección a esta minúscula playa la expectación va subiendo por instantes. Se va sintiendo la brisa marina, y poco a poco se intuye el bellísimo tono turquesa de sus aguas mansas, a veces más claro y otras más oscuro. Que su fondo es de piedras es imposible de ocultar dadas sus aguas cristalinas, pero eso poco importa cuando el calor aprieta y sólo quieres nadar un rato.
La Cala Deià tiene apenas 70 metros de largo y está cubierta de guijarros y piedras que invitan a llevar cangrejeras para evitar molestias. A pesar de su tamaño cuenta con unos servicios aceptables para el turista, ya que dispone de baños, duchas, restaurantes y el chiringuito Ca’n Lluc. Este último es ideal porque además de ofrecer buen servicio y comida exquisita, casi sientes el mar desde su terraza. Si necesitas sombrilla y hamaca es mejor que las lleves tú mismo porque allí no se pueden alquilar (de momento).
Nuestra recomendación es que acudas varias veces al día porque la imagen idílica de naturaleza desbordante por la mañana es incluso más sorprendente al atardecer.
Cala Es Canyeret, qué puedes encontrar en esta playa
También conocida como Cala Llucalcari (está situada en esta población), esta playita situada a unos 5 kilómetros de Cala Deià (y a 8 kilómetros de Sóller) es otra buena propuesta para desconectar de multitudes. Es incluso más pequeña que la anterior, sólo tiene 60 metros de largo y 6 de ancho, pero también cuenta con fondo de piedra y aguas increíblemente cristalinas. Si te gusta el esnórquel no dudes en llevar gafas y tubo porque vas a disfrutar sin alejarte mucho de la costa. Eso sí, no olvides tus cangrejeras o escarpines para entrar en el agua. Por otro lado, si sueles buscar rincones discretos donde practicar nudismo, aunque la Cala Es Canyeret no es “oficialmente nudista” sí que es habitual que se practique allí naturismo. La tranquilidad, dada la dificultad de acceso, está garantizada.
Todo el entorno es magnífico, desde los acantilados que recortan la costa hasta las piedras que sobresalen de este Mediterráneo turquesa. No cuenta con servicios de playa o chiringuitos por lo que te sugerimos llevar todo lo que puedas necesitar.
Si viajas en familia y prefieres playas de fácil acceso y arena tendrás que alejarte un poco del municipio de Deià pero también las encontrarás.
Restaurantes en Deià
Si se quiere comer bien en Deià, el visitante encontrará una oferta de restaurante que, sin ser amplísima, sobresale sobre la media de calidad de la isla y se adapta a gustos y presupuestos. Algunos de los mejores restaurantes en Deià son:
Es Racó d’es Teix
El chef Josef Sauerschell está a los mandos de los fogones de este restaurante familiar que ofrece excelente cocina mediterránea de autor avalada por una estrella Michelín y el añadido de contar con unas impresionantes vistas a la sierra de Tramontana.
C/ Sa Vinya Vieja, 6
Restaurante Sebastián
Está ubicado en un antiguo establo, del que conserva la piedra de la construcción original. En la cocina, el chef Sebastian Pasch se afana en sacarle todo el potencial a los productos locales de temporada.
C/ Felipe Bauzà, 2
Ca’s Patro March
Situado a pocos metros de la zona de baño de Cala Deià, pocos restaurantes en Mallorca pueden ofrecer mejores vistas. Está especializado en pescado y marisco fresco.
C/ Sa Cala Deià, 16
Qué ver de camino a Deià
La ruta que une Palma de Mallorca con Deià bien merece un par de paradas. A medio camino, encontramos el pueblo de Valldemossa, uno de los más bonitos de la Sierra de Tramuntana. Se trata de un emplazamiento medieval en el que destacan la Real Cartuja, el Palacio del Rey Sancho o el museo dedicado a Frederic Chopin y George Sand, pareja ilustre de músico y escritora que pasó aquí el invierno de 1838. Valldemossa se puede visitar fácilmente en un día, aunque se puede alargar con alguna ruta de senderismo.
Ya cerca de Deià, otra parada ineludible es Son Marroig, que como hemos visto es la principal propiedad del archiduque Luis Salvador de Austria en la isla, hoy convertida en museo dedicado a su figura.