Quedan pocos pueblos como Estellencs en Mallorca, de esos que han conservado la esencia de la isla, su entorno natural y su belleza. Es el más pequeño de toda la isla y uno de los menos poblados, donde el turismo aún no ha llegado en masa debido, entre otras cosas, a las malas comunicaciones. Este bello centro medieval está excavado en la Sierra de Tramuntana y cuenta con algunas de las calas más bonitas de la zona.

  1. La historia de Estellencs
  2. Qué podrás ver en tu visita
  3. Las playas y calas más bonitas de la zona
  4. Lo mejor de su gastronomía y dónde comer
  5. Qué visitas y actividades podemos hacer por los alrededores

La historia de este pueblo arranca en la Edad Media

La primera vez que este municipio aparece en un documento oficial es en el año 1234 y bajo el nombre de “Stellenchs”. En esta época, el obispo de Barcelona cede parte del terreno a Bernat de Mogoda para mantener a sus caballos, armados y preparados para la batalla en lo que se conoció como la Caballería de Estellencs.

Precisamente estas instalaciones van a conformar el núcleo del pueblo alrededor del cual se creó una horticultura en terrazas, que sigue siendo unas de las características más visibles de Estellencs y que lo hacen parecer un pueblo colgado de la sierra.

Durante los siglos que entró a formar parte del reino de Cataluña dos familias se hicieron con la mayoría de las tierras de cultivo, los Fortuny y los Serralta, cuyo poder ha llegado hasta no hace muchas décadas, sobre todo a raíz del cultivo del aceite que en el siglo XIX contaba con varias almazaras o tafonas para obtener el oro líquido que se vendía por toda la isla.

Uno de los peligros que durante siglos acechó a Estellencs fueron, sin duda, los ataques de los piratas que surcaban el Mediterráneo. En el siglo XVI, el pueblo llegó a tener un destacamento militar con casi 150 hombres para defender toda la zona junto a Puigpunyent, del que no se independizó hasta 1836.

Estellencs

Qué podrás ver en tu visita a Estellencs

Entre sus calles empinadas y estrechas, testigos de su pasado medieval, encontramos la Iglesia de San Juan Bautista, que fue levantada en el siglo XVII, aunque se amplió ya más tarde, en el siglo XIX.

Lo curioso de este templo es que lo primero que se erigió fue su campanario, en el siglo XVI, para que sirviera de torre de vigía contra los ataques de los piratas berberiscos que asediaban esta costa de la isla.

A partir de la torre se trazó el resto de la iglesia y se convirtió en un campanario para marcar el calendario religioso a todos los vecinos del pueblo.

Muy cerca se encuentra la Tafona des Forn, en la plaza del Triquet, que es una antigua almazara que recuerda el pasado aceitunero de esta comunidad agrícola y que estuvo en activo hasta los años 60.

Tampoco podemos perdernos las esculturas metálicas que están repartidas por el municipio y que son obra del artista burgalés Mariano Navares, afincado en Estellencs, y que las crea a partir de chatarra, lo que les confiere un tono oxidado.

Una de las vistas más agradables se obtiene paseando por los alrededores del pueblo donde se pueden ver las vides de malvasía en los bancales en terraza que hacen un vino blanco y dulce muy rico.

Estellencs

Las playas y calas más bonitas de la zona

Son varias las zonas de baño que podemos encontrar cerca del pueblo como las calas de Estellencs y Banyalbufar o la playa Port des Canonge, un antiguo refugio de pescadores que mantiene la esencia de la costa norte mallorquina.

La cala Estellencs es una zona de gravilla y piedras bajo un acantilado que se mantiene casi virgen, sin que el turismo haya cambiado su estado natural y su tranquilidad. Cuenta con las instalaciones de un antiguo puerto que facilitan el acceso al agua turquesa que baña estas rocas. El acceso al mar hay que hacerlo a pie y el aparcamiento más cercano es bastante pequeño, puesto que se recomienda llegar hasta el pueblo, dejar allí el coche y recorrer el kilómetro y medio que hay de distancia por una ruta bastante sencilla y bien indicada.

Estellencs

Lo mejor de su gastronomía y dónde comer

No podemos irnos de Estellencs sin probar algunos de los platos más famosos de la gastronomía mallorquina del norte de la isla como es el frito, con carne de cerdo o cordero, o el tumbet, a base de capas de verduras.

Muchos de estos platos, junto con las famosas ensaimadas, las podemos probar en los restaurantes que hay en el barrio de S’Arraval, en la parte alta, situadas en antiguas casas solariegas.

Uno de los más conocidos es el Montimar, donde se puede disfrutar de platos tradicionales con una de las mejores vistas desde Estellencs. Otra de las opciones es Maristel Bar&Bistro, con platos vegetarianos con productos de Mallorca, o el Bar Sa Tanca, un local muy popular entre los vecinos para tomar algo.

Si lo que nos gusta es comer frente al mar, el Bar Sa Punteta, en la Cala Estellencs, es el mejor lugar para tomar algo sencillo pero casi mojándonos los pies.

Tumbet
Tumbet

Qué visitas y actividades podemos hacer por los alrededores

Lo mejor que podemos hacer desde Estellencs es descubrir la Sierra de Tramuntana a través de las distintas rutas por la montaña como el Camí Real, alcanzando el Puig de Galatzó o subiendo hasta La Mola de s’Esclop.

A través de alguno de estos caminos se puede llegar hasta la Torre des Verger donde las vistas son maravillosas, así como la puesta del sol, que tiñe el mar de un color entre rojizo y anaranjado la mayoría de los días.

Además de las playas cercanas, una de las excursiones más increíbles consiste en visitar el parque natural de Sa Dragonera, cogiendo un barco en el Puerto de Andratx y pasando el día en uno de los lugares más protegidos por su belleza y su riqueza natural en Baleares.