Mallorca es uno de los principales destinos del Mediterráneo. Y hay muchos motivos para que lo sea: desde la impactante belleza de sus calas, sus bosques de pinos y resto de espacios naturales, a la riqueza patrimonial, artística, etnográfica y arqueológica que atesoran sus municipios. Así pues, hay mucho que ver en Mallorca en cuatro días. Tiempo suficiente para empaparse de ese magnífico ambiente que la caracteriza durante todos los meses del año. Comenzando por la capital, Palma, y terminando en la siempre mágica Sierra de Tramuntana.

 

  1. Día 1
  2. Día 2
  3. Día 3
  4. Día 4
  5. Dónde dormir en Mallorca

Día 1

S’Hort del Rei

El primer día de visita en esta ruta de cuatro días por Mallorca comienza en la capital, Palma. En concreto, en los jardines de S’Hort del Rei, bajo el Palacio de la Amudaina. Este lugar formó parte de un palacio andalusí. De hecho, alberga restos de la antigua alcazaba musulmana, aunque en realidad se trate de un espacio relativamente moderno (1970), estratégicamente ubicado en el mismo lugar donde también estuvieron el Teatro Lírico, el Hotel Alhambra y el bar Riskal.

 

 

Palacio Real de la Almudaina

La construcción del Palacio Real de la Almudaina se inició en el siglo XIII durante el periodo de dominio musulmán, sobre cimientos ya existentes en la época romana. Después, a lo largo del tiempo, ha vivido diversas remodelaciones y ampliaciones. Hoy en día, aunque es visitable en parte, es una de las residencias oficiales de la familia real española.

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Palacio Real de la Almudaina

Catedral (o Seu)

La Catedral es, quizás, el monumento más conocido y llamativo de Palma de Mallorca. Una construcción de estilo gótico (siglo XIII) en la que también ha habido numerosas intervenciones posteriores. Entre ellas, las del arquitecto Antoni Gaudí, que recuperó el espacio interior dedicado a los fieles y que apuntó la apertura de los vitrales, y la de Miquel Barceló, que ha adaptado la capilla del Santísimo a los nuevos tiempos litúrgicos.

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Catedral de Palma

Plaza de Cort

Esta es la plaza del Ayuntamiento de Palma (siglo XVII), además del epicentro de la vida palmesana. Aquí tienen lugar muchas de las celebraciones ciudadanas, sobre todo, en torno al olivo milenario, que atrae las miradas de todo aquel que llega a este bonito espacio.

Plaza Mayor de Palma
Plaza de Cort

Restaurante Aromata

Para reponer fuerzas tras el paseo matutino por Palma, merece la pena sentarse a alguna de las mesas de este refinado restaurante del centro, con el personalísimo sello de su chef y propietario, Andreu Genestra. La carta la protagonizan los productos locales de temporada, fundamentalmente los procedentes del mar, tratados con grandes dosis de originalidad.

Museo de Arte Contemporáneo Es Baluard

Es Bulard es uno de los museos más sorprendentes de Palma, no solo por sus fondos, también por el rompedor uso del espacio, que durante siglos cumplió una función defensiva, y por la manera de iluminarlo. Aquí encontrarás obras de artistas tan relevantes como Joaquín Sorolla, Pablo Picasso, Joan Miró, Antoni Tápies, Miquel Barceló, Antonio Saura o Alberto García-Alix, entre otros muchos.

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Es Baluard

Puerto Portals

Puerto Portals, es el puerto deportivo más elegante y exclusivo de la ciudad, a unos diez kilómetros del centro, punto de encuentro habitual de numerosas celebridades nacionales e internacionales durante sus vacaciones en la isla. Rodeando los más de 600 amarres hay un buen puñado de tiendas de lujo y de diseñadores internacionales, además de varios restaurantes y terrazas exclusivas, ideales para tomar un cóctel a la caída de la tarde.

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Puerto Portals

Quadrat

Algo menos mundana es nuestra propuesta para cenar el primer día de ruta por Mallorca: el restaurante Quadrat. Dividido en tres espacios, lo ideal es, si el tiempo lo permite, cenar en el jardín o la terraza y disfrutar de las creativas propuestas del chef Àlvar Albadalejo. A éste le encanta experimentar con técnicas culinarias y sabores lejanos, pero sin olvidarse de algunos emblemas de la cocina balear clásica.

 

 

 

Día 2

Parc de la Mar

Es buena idea comenzar el segundo día de visita a Mallorca en este parque y así llevarse en la memoria (sobre todo la del teléfono móvil o la cámara de fotos) el impresionante reflejo de la Catedral palmesana sobre su estanque artificial. Esta superficie de agua es un recuerdo de que, hasta fechas relativamente cercanas, el mar llegaba hasta las murallas mismas de la ciudad.

Parc de la Mar
Parc de la Mar

La Lonja

Como en otras ciudades del Mediterráneo español, las lonjas fueron lugares de relación que iban más allá del mero intercambio comercial. Eso explica la belleza arquitectónica y ornamental de muchas de ellas, incluida la Lonja de Palma, que se levantó en el siglo XV y que se caracteriza por sus seis esbeltos pilares y las bóvedas que los rematan. En conjunto parecen un palmeral pétreo y ofrecen una gran plasticidad.

Lonja de Palma
La Lonja de Palma

Palacio Episcopal

Este palacio se encuentra en la parte posterior del ábside de la Catedral y alberga el Museo de Arte Sacro de Mallorca. El edificio, como tal, se construyó en el siglo XIII en estilo gótico y en él destaca el patio, alrededor del cual se distribuyen el resto de estancias.

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Palacio Episcopal

Mercado de Santa Catalina

Este mercado, epicentro del barrio que le da nombre, es un lugar cosmopolita y muy activo. De hecho, es recomendable venir aquí no solo por el espectáculo de los pescados, mariscos frutas, verduras, carnes y chacinas que se venden en sus 50 puestos. También para disfrutar de su ambiente o, incluso, asistir a talleres de cocina. Y, desde luego, es un buen lugar donde comer, gracias a sus diferentes propuestas de cocina en directo.

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Mercado de Santa Catalina

Museo Fundación Juan March

Situado en una casa señorial del siglo XVII, este museo acoge parte de los fondos de la colección de arte contemporáneo de la fundación, heredera del legado de ese empresario y financiero mallorquín. Junto a los fondos permanentes, también se celebran exposiciones temporales en las que se muestran las tendencias del arte más actual en todo tipo de formatos.

Playa Es Trenc

A media tarde merece la pena salir de Palma para pasear o darse un baño en una de las playas más fotogénicas de Mallorca: Es Trenc. Está situada en la zona meridional de la isla, junto a las salinas que tienen su nombre y un impresionante espacio natural protegido. Con sus aguas cristalinas, su fina arena blanca y casi 3.000 metros de longitud, es un lugar prácticamente virgen, muy frecuentado por nudistas.

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Playa Es Trenc

Restaurante Adrián Quetglas

De vuelta a la ciudad se puede cenar en el restaurante de este chef, uno de los mejores exponentes de la nueva cocina local, reconocido con una estrella Michelin. Este bonaerense (aunque de origen mallorquín) es un incansable investigador en los sabores e ingredientes de la isla, tratados con nuevas técnicas, gracias a las que consigue platos con una gran suntuosidad.

Coctelería Brasclub

Antes de irse a la cama, se puede tomar “la última” en este club, especializado en cócteles pero donde también hay picoteo a base de snacks y tablas de embutidos, quesos, patés y salazones. Todo en un ambiente elegante decorado de una forma muy original.

 

 

 

Día 3

Castillo de Bellver

El Castillo de Bellver, con su inconfundible perfil circular (rematado por cuatro torres) y, aupado en las alturas, es el guardián permanente de la capital balear desde hace más de siete siglos. De hecho, este es uno de los mejores miradores a la bahía de Palma y al tupido bosque de pinos mediterráneos que lo rodea.

Castillo de Bellver
Castillo de Bellver

Palacio de Marivent

Como el Palacio la Almudaina, el Palacio de Marivent es una de las residencias de la familia real española. Esto explica que las visitas estén limitadas a los jardines que lo rodean, donde “habitan” 12 esculturas del artista universal Joan Miró. En cuanto al palacio, como tal, fue construido en los años 20 para el artista egipcio Juan de Saridakis, que le encargó el proyecto al arquitecto palmesano Guillem Forteza.

Palacio de Marivent entorno
Palacio de Marivent

Casa Maruka

Cocina de mercado tratada con las técnicas más diversas, desde lo clásico a lo más vanguardista: eso es lo que vas a encontrar en la carta de este restaurante, propiedad de los cocineros María José Calabria y Alberto Serrano. Desde 2007 llevan seduciendo a todo tipo de comensales en una casa centenaria reconvertida en uno de los comedores más agradables de Palma.

Cuevas del Drach

Después de la comida es un buen momento para visitar las Cuevas del Drach, sin duda uno de los principales reclamos de Mallorca. Situadas en Porto Cristo, en la zona oriental de la isla, llegan hasta unos 25 metros de profundidad y tienen un recorrido de algo más de 1.200 metros. Sus cuatro salas tienen una increíble cantidad y calidad de estalactitas, estalagmitas y otras formaciones geológicas, incluido un lago subterráneo de 125 metros, que se puede surcar en barca.

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Cuevas del Drach

Paseo en barco

Si te has quedado con ganas de seguir navegando, puedes resarcirte gracias a las empresas que organizan excursiones en barco desde el puerto de Manacor. Desde luego, esta es la mejor forma de llevarte una imagen completa de la isla, pues si Mallorca es espectacular en tierra, lo parece mucho más cuando se contempla frente a su perfil costero. Esto también permite llegar a alguna de las calas más recónditas, en las que podrás sumergirte en increíbles aguas cristalinas.

Día 4

Valldemossa

El cuarto día de visita a Mallorca lo puedes dedicar a conocer la Sierra de Tramuntana. Allí, en su corazón montañoso y verde, está la localidad de Valldemossa. Sin duda, es la más bonita y auténtica de la zona y mantiene su trazado urbano histórico, con mansiones, palacios y casitas pintadas en llamativos colores. De todas sus construcciones destacan la Real Cartuja, el Palacio del Rey Sancho y la iglesia de San Bartomeu.

Port de Valldemossa
Valldemossa

Sóller

Muy próxima a Valldemossa se encuentra esta pequeña ciudad, con dos núcleos urbanos diferenciados: en torno al puerto y en el interior. Sóller, comunicada con Palma a través de un tren histórico, está plagada de mansiones y palacios, reflejo de la prosperidad que adquirió esta localidad gracias la producción y comercialización de naranjas. De todos sus edificios destacan dos realizados por Joan Rubió i Bellver, que fue alumno de Antoni Gaudí: el banco de Sóller y la iglesia de San Bartomeu, de estilo neogótico.

Puerto de Soller
Sóller

Restaurante Es Canyís

A la hora del almuerzo puedes acercarte al Puerto de Sóller. Allí encontrarás Es Canyís, restaurante marinero de toda la vida perfecto para disfrutar de los mejores sabores de la cocina mediterránea. Sobre todo, pescados y mariscos, pero también los suculentos arroces y algún que otro capricho cárnico.

 

 

Pollença/Pollensa

Algo más al norte se encuentra Pollensa, cargado de historia, con un notable patrimonio y situado en un lugar realmente estratégico, frente a la bahía a la que da nombre (aunque el núcleo urbano está en el interior). Sobre todo por las panorámicas al mar y a la sierra, merece la pena subir el monte Calvario, con sus simbólicos 365 escalones, en cuya cima ya establecieron un santuario los templarios, allá por el siglo XIII.

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Pollensa

Cap de Formentor

Cap de Formentor es, probablemente, el accidente geográfico más impactante de la isla. Una gran lengua de roca de casi 20 kilómetros de longitud que se adentra en las aguas del Mediterráneo para regalar amaneceres y atardeceres de película. Tanta escenografía natural ha servido de inspiración a numerosos artistas. Y, para añadirle encanto, destaca el perfil blanco de su faro, cuya torre se alza 22 metros sobre el borde del acantilado.

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Cap de Formentor

Alcúdia

La muralla de esta localidad, perfectamente conservada (como su camino de ronda), encierra un casco histórico repleto de calles laberínticas que desembocan en deliciosas plazas. A cada paso por ellas salen al paseo tranquilas terrazas, restaurantes y pequeños hoteles. En Alcúdia conviene no perderse una visita a la iglesia de Sant Jaume ni al yacimiento de la antigua localidad romana de Pollentia.

Terrazas en Alcudia
Alcúdia

Restaurante Sadrassana

De vuelta a Palma, este restaurante es un lugar muy original en el que despedirse de Mallorca. Situado en un típico casal mallorquín del siglo XIX, en su carta encuentran hueco tanto las típicas cocas, como el cochinillo, pizzas, hamburguesas y ceviches… en un alarde de sincretismo culinario. Y para terminar el festín, puedes probar alguno de los cócteles de su amplia carta de mixología.

Dónde dormir en Mallorca

Entre las muchísimas opciones de alojamiento de Mallorca, destacamos estos cuatro hoteles que se sitúan en algunas de las localidades más turísticas de la isla:

Hotel Barceló Aguamarina: completamente reformado en 2022, este hotel de 417 luminosas habitaciones está situado junto a Cala Ferrera, en el sureste de Mallorca. Es un hotel ideal para aquellas personas a las que les gustan los deportes acuáticos y de vela. Entre sus instalaciones destacan las dos piscinas exteriores y los dos restaurantes (buffet y a la carta), donde disfrutar de la variada gastronomía mediterránea, con algunos guiños a otras cocinas del mundo.

Hotel Occidental Cala Viñas: este es un alojamiento ideal para parejas y familias con niños, sobre todo por la facilidad de acceso a la tranquila y segura Cala Vinyes. Situado en el municipio de Calvià y muy próximo a Palma, tiene 323 habitaciones. De ellas, 218 han sido reformadas recientemente. Hay también cuatro piscinas, dos de ellas para niños, con divertidos toboganes, y animaciones durante el día y parte de la noche.

Hotel Occidental Playa de Palma: en pleno municipio de Palma y a tan solo 200 metros de la populosa playa del Arenal, este es un hotel ideal para los amantes de los deportes (ciclismo, buceo, senderismo, natación, golf…). En total, 156 habitaciones y 120 apartamentos, con una decoración muy luminosa y confortable. Cuenta también con un completo Centro Wellness y una gran piscina climatizada interior.

Hotel Barceló Illetas Albatros: también en el municipio de Calvià y muy próximo a Palma, este hotel adults only tiene 128 habitaciones bajo el concepto B-Room, con un diseño minimalista y tecnologías muy actuales. Entre las instalaciones destaca la zona de piscinas, con camas balinesas y bañeras de hidromasaje, además del U-Wellness, que aplica sofisticados tratamientos para lograr una relajación total.