El Parque Natural de Mondragó es, sin lugar a dudas, una de las grandes joyas naturales de la isla de Mallorca. La posibilidad de disfrutar de su variedad paisajística, de la diversidad de su flora y fauna, de sus playas paradisiacas de aguas turquesas y arena blanca o, por qué no, de todo en su conjunto, es el principal reclamo para aquellos turistas que visitan Mallorca y prefieren alejarse de tumultos turísticos.
Situado en la costa suroeste de la isla, en el término municipal de Santanyí, el parque cuenta con una extensión de más de 700 hectáreas de las que 95 son de dominio público. A Mondragó se accede fácilmente en coche, tanto por el norte como por el sur, y también cuenta con línea regular de autobuses.
Cualquier estación es buena para visitar el Parque Natural de Mondragó (de hecho, sólo se encontrará cerrado dos días a lo largo del año, condiciendo con la celebración de la Nochebuena y el Año nuevo). Primavera, verano, otoño e invierno no hacen más que otorgar más variedad a los ya de por sí diversísimos paisajes de los que puede presumir este entorno protegido y extraordinario: mar y montaña, bosques y cultivos, dunas y acantilados…
Qué hacer en el Parque de Mondragó
El parque de Mondragó está bien acondicionado para recorrerlo a pie o en bicicleta, aunque quién tenga la oportunidad de bordearlo en barco no debería dejarla escapar. En todo caso, en el centro de información situado en la entrada norte, el visitante podrá informarse sobre todas las posibilidades para realizar senderismo libre, recorridos guiados o rutas en bicicleta, así como obtener un mapa de la zona.
Senderismo y rutas en bicicleta
Cuatro itinerarios están habilitados para recorrer a pie diversas zonas del Parque de Mondragó; todos ellos son sencillos y pueden completarse en menos de una hora, incluso si se realizan con niños. Elegir uno u otro dependerá de los intereses del cada cual: adentrarse en la montaña o bordear la costa, atravesar bosques o buscar las huellas de los antiguos pobladores en norias, acequias, hornos y curiosidades como refugios militares o escondites de contrabandistas son algunas de las posibilidades.
A quién le sepa a poco una sola ruta, puede encadenar fácilmente las cuatro en un mismo día. La mayor parte del parque puede también recorrerse en bicicleta.
Observación de aves
Si la isla de Mallorca es un lugar ya de por si único para avistar aves gracias a su privilegiada situación en la ruta migratoria de Europa Occidental, el Parque Natural de Mondragó es uno de los mejores lugares para hacerlo dentro de ella. Mondragó ha sido declarado Zona Especial de Protección para estos animales, lo que hace la visita aún más atractiva para los amantes de la ornitología (y obliga al resto de turistas a algunas precauciones, como la de mantener un bajo nivel de ruido).
Alcaravanes, palomas, tórtolas, cernícalos o abubillas son algunos de los habituales en los cielos la zona, aunque no se debe descartar el avistamiento de un halcón peregrino, un buitre negro o un buitre leonado: sólo hay que tener un poco de suerte.
Las calas del Parque de Mondragó
Si se cambiasen los bosques mediterráneos de pinares por palmeras, la estampa de las playas del parque de Mondragó se podría confundir con la de las postales que llegan desde lejanas playas tropicales. Las calas de esta parte de la isla deslumbran por sus arenas blancas y aguas cristalinas, que ofrecen un variado abanico cromático de azules según avanza el día.
El que busque disfrutar de estos paisajes paradisiacos debe tener en cuenta que la protección del parque ha limitado la construcción en gran medida así que, a parte de un par de restaurantes informales y algún chiringuito de playa, no se encontrarán muchas más facilidades, tampoco en las playas, algunas de ellas completamente vírgenes.
Tres son las calas principales del parque:
Cala Mondragó
También conocida como Caló de sa Font de n’Alis, por su nombre original en mallorquín. Es la más cercana al centro de información del parque y, por ello, la más accesible. En temporada alta puede encontrarse bastante concurrida, aunque el ambiente es siempre tranquilo y familiar. Cuenta con bar y restaurante.
S’Amarador
Preciosa playa virgen de arena blanquísima, no se encuentra muy lejos de la anterior, desde la que se accede fácilmente paseando.
Caló Des Burgit
La cala más alejada es también la menos turística. Pequeña y con un acceso algo intrincado, el esfuerzo de llegar a ella le valdrá la pena a quién busque recalar en una playa más alejada del gentío.
Dónde comer cerca de la zona
Como ya hemos apuntado, la oferta de restauración dentro del parque es bastante limitada. Para encontrar una mayor variedad será necesario desplazarse en coche hasta algún pueblo cercano, cómo Santanyí, aunque tampoco es mala idea preparar un picnic para pasar el día en el parque, como hacen los locales: no es difícil encontrar una buena sombra sin necesidad de alejarse mucho de la playa y existen merenderos habilitados.
Alrededores del Parque Natural de Mondragó
Santanyí
A tan sólo 5 km se encuentra este encantador pueblo rural de interior (con algo más de 12.000 habitantes) que conserva la esencia de villa costera amurallada. Santanyí es perfecto para pasear por sus calles y curiosear por sus tiendas y, si la visita cae en miércoles o sábado por la mañana, conocer su animado mercado municipal.
Cala Figuera
Dentro del mismo término municipal de Santanyí se encuentra Cala Figuera, un pueblecito de pescadores de pequeñas casas de piedra entre impresionantes acantilados y calas salpicadas de las curiosas embarcaciones típicas (yaguts).
Pocos lugares permiten, como el Parque Natural de Mondragó, disfrutar de paisajes montañosos, impresionantes acantilados y playas paradisiacas en apenas un puñado de kilómetros cuadrados. Un entorno natural que no debe faltar en el itinerario de visita a la isla de Mallorca. ¡No olvides la cámara de fotos!