Cuenta la leyenda que, hace millones de años, Menorca estaba recorrida por varios ríos subterráneos que, como si se tratara de un queso gruyer, agujerearon la isla formando tres grandes túneles que conectaban puntos remotos de la isla. Se dice que las aguas del río que fluía entre el norte y el sur de la isla desembocaban en el mar a través de una enorme cueva escondida en la naturaleza. Esa cueva podría ser la cova des Coloms, una enorme gruta natural ubicada en el barranco de Binigaus, a algo menos de dos kilómetros de Es Migjorn Gran, al sur de Menorca. Conocida como ‘la Catedral’, esta enorme cavidad camuflada entre la maleza pudo ser usada como espacio funerario y mágico-religioso en el periodo post-talayótico, por lo que está catalogada como Bien de Interés Cultural desde 1966. La excursión para descubrirla supone toda una aventura a lo Indiana Jones que podemos rematar con un baño en la cercana playa de Binigaus.
- La cova des Coloms, todo un reto
- Cuevas de Menorca, historias apasionantes
- Un baño en la playa de Binigaus, la mejor forma de terminar el día
La cova des Coloms, todo un reto
La mejor forma de llegar a la cova des Coloms es con una marcha de apenas media hora desde el cercano pueblo de Es Migjorn Gran. Tras dejar el coche en el aparcamiento que hay junto al cementerio, tomamos el camino que parte desde este hacia la playa de Binigaus. El estrecho camino está señalizado con pinturas rojas y amarillas, y de vez en cuando podréis ver la palabra “cova” o “cueva” escrita en los muros de piedra que lo rodean. Tras caminar cerca de un kilómetro y pasada la entrada a la casa rural Binigaus Vell, el camino se bifurcará: el de la derecha continúa hasta la playa, mientras que con el de la izquierda descenderemos al barranco, hasta la cova des Coloms.
Al llegar, nos sorprenderá lo inesperado de la pequeña entrada, rodeada de vegetación, que da paso a una enorme cavidad de 24 metros de altura, 15 de ancho y 110 de largo. Como si fuera realmente una catedral natural de roca, nos recibe una gran sala central de unos 50 metros que es seguida, al fondo, por un largo y estrecho pasillo. Su nombre, que en español significa “cueva de las Palomas”, se debe a que en el pasado el lugar estaba siempre poblado por estas aves hasta que los cazadores acabaron por ahuyentarlas. Hoy en día las paredes están cubiertas de musgos y líquenes, debido a la gran humedad del ambiente, y pueden verse algunos murciélagos.
Cuevas de Menorca, historias apasionantes
La cova des Coloms ha despertado desde siempre el interés de los habitantes de la isla, que han sentido en este lugar un cierto carácter mágico o simbólico. Ya en el siglo XIX, el excéntrico archiduque Luis Salvador de Austria, quien quedó enamorado de las Baleares y vivió en Mallorca durante mucho tiempo, escribió sobre los posibles usos de la cueva en tiempos prehistóricos. Esto quedaría confirmado después por varios yacimientos arqueológicos. A finales del siglo XIX, el prehistoriador francés Émile Cartailhac encontraría cerámica y huesos humanos de la época post-talayótica (entre el 550 y el 123 a.C.). Y entre 1914 y 1915, el arqueólogo Antoni Vives i Escudero desenterró varias vasijas de cerámica y dos cuernos de bronce, que datan del mismo periodo y que pueden verse en el Museo de Menorca. Según los expertos, la cueva fue un lugar de enterramiento y rituales mágico-religiosos para estos antiguos pobladores de la isla, quienes concebían el espacio simbólicamente como un útero materno y un portal de acceso al más allá.
Un baño en la playa de Binigaus, la mejor forma de terminar el día
Después de ver la cueva, muchos visitantes optan por continuar el camino por el barranco hacia la cercana playa de Binigaus, que alcanzaremos en apenas otros 25 minutos. Tras el bonito paseo por el bosque llegaremos a la playa virgen más larga del sur de Menorca, un remanso de paz de aguas cristalinas y poco profundas protegido por un acantilado.
Si tenéis un espíritu aún más aventurero, desde esta playa podéis hacer una marcha a pie por el litoral hasta cala Escorxada (al oeste de playa de Binigaus), una de las más aisladas y remotas de Menorca por su difícil acceso, pero por eso mismo un lugar bellísimo de arena blanca y aguas azul turquesa donde a veces se pueden encontrar buenas olas cuando sopla el viento del sur.