A Es Castell se lo conocía hasta no hace demasiado tiempos como Villacarlos y es un municipio situado en el Este de Menorca, muy próximo a la capital isleña, Mahón. Se trata de una de las localidades menorquinas que mejor han sabido preservar la fisonomía que le aportaron los británicos durante su periodo de estancia aquí, entre los siglos XVIII y XIX. Ellos fueron quienes la fundaron, en 1771, y le dieron su nombre primigenio: Georgetown, en honor al monarca de la época, Jorge III.

Es Castell es un lugar ideal para el paseo y también para contemplar el amanecer, dado que se trata del municipio más al Este de la isla y, por tanto, del país. No obstante, conviene aclarar que no se trata del punto más oriental de Menorca, que estaría al otro lado de la bahía de Mahón, en una pequeña península.

  1. El pueblo
  2. Qué ver

El pueblo y la inconfundible huella británica

Como pueblo, Es Castell conserva el encanto de esas pequeñas localidades en las que han dibujado una fisonomía característica tanto el mar, con todas las actividades asociadas a él (fundamentalmente la pesca), como su rico pasado histórico. Así, llaman la atención sus casas con fachadas pintadas de colores y las ventanas al más puro estilo británico (en guillotina).

El pueblo de Es Castells, con una población aproximada de 7.300 habitantes, se distribuye en torno a su pintoresco puerto en forma de arco: Cales Fonts. En él las que eran casitas de pescadores se han convertido en terrazas y restaurantes, ideales para degustar una gastronomía que presume de producto (fundamentalmente marino) y, en general, de una gran autenticidad.

En torno al puerto y hacia el interior de la isla han proliferado, sobre todo en las últimas décadas, numerosas residencias y hoteles, elegidos por aquellas personas que vienen a la isla en busca de un turismo más tranquilo que el de otras zonas.

Qué ver en Es Castell, entre el encanto del puerto y el castillo renacentista

Sorprende el capítulo de monumentos de Es Castell. Sobre todo porque hablamos de una localidad pequeña, fundada en fechas relativamente recientes si se la compara con otros pueblos y ciudades menorquinas, sobre todo las que hunden sus orígenes en la época neolítica.

Pero hay que entender la importancia estratégica de este lugar, justo en la embocadura del puerto de Mahón, considerado como el mayor puerto natural del Mediterráneo y uno de los más grandes del mundo. 

Ayuntamiento de Es Castell, una fachada inconfundible

Se trata de un armónico y elegante edificio construido a finales del siglo XVIII, de acuerdo con los cánones de la arquitectura británica de la época. Su fachada destaca, aparte de por el tamaño, por el uso de la pintura roja, en los muros, y blanca, en los dinteles y jambas de puertas y ventanas. Se sitúa en el centro de la localidad y preside su plaza principal (Explanada), casi siempre muy bulliciosa y activa.

Museo Militar, del Neolítico a nuestros días

Esta institución se encuentra también en la plaza de la Explanada y ocupa lo que fueron unos cuarteles militares en desuso. En el interior se realiza un completo recorrido por los sistemas defensivos de la isla desde la época neolítica, cuando se construyeron también los principales complejos de la cultura talayótica, hasta la actualidad.

Castillo de San Felipe, la huella del Renacimiento

Esta construcción forma parte del complejo defensivo que rodea la isla, con las diferentes torres circulares que permitían avisar a la población ante la presencia de posibles atacantes que llegaran por mar. Este castillo, en concreto, se levantó durante el siglo XVI. Durante su periodo de actividad permitió controlar la entrada al puerto de Mahón y está a un par de kilómetros del casco histórico de Es Castell.

Puerto de Cales Fonts, la imagen más reconocible

Este recoleto puerto de pescadores es, sin duda, la imagen más reconocible de Es Castell y también una de las estampas más encantadoras de Menorca. Los barquitos de pesca siguen desembarcando aquí sus capturas, aunque en muchos casos la mercancía ahora para lo que sirve es para suministrar a los diferentes restaurantes, bares y terrazas que hay aquí. Todos ellos lugares ideales para una comida o una cena o, simplemente, dejar pasar la tarde disfrutando del encanto de este espacio.