Pese a su reducido tamaño, la Isla del Aire (con apenas 34 hectáreas de superficie) cumplió en el pasado una importante función: proteger a los navegantes de la zona de la proximidad a la costa y guiarlos en su periplo. La responsabilidad de esa importante misión fue de su faro, del que hablamos de forma más amplia a continuación,  y que es un símbolo de la zona y también de Baleares, pues hasta el año 1977 fue el más elevado del archipiélago.

Hoy, aprovechando los avances tecnológicos ya no es preciso un mantenimiento y vigilancia permanente. Y eso quiere decir que tampoco es necesario que nadie habite en este islote. De hecho, la única presencia y huella de la actividad humana en la isla son las habituales visitas de personas que se acercan hasta aquí en embarcaciones de recreo y excursiones.

La Isla del Aire se sitúa a apenas 1,5 kilómetros de Punta Prima, así que casi se puede considerar que forma parte de la propia Menorca. Y físicamente así fue hasta hace apenas unos siglos, cuando el curso de los acontecimientos geológicos y la acción de los elementos marinos la acabaron desgajando de la isla principal.

Gracias a este aislamiento la Isla del Aire, como el resto de los 29 islotes que rodean Menorca, ha podido preservar algunas especies endémicas de flora y fauna, a salvo de depredadores no autóctonos, conformando una valiosa biodiversidad.

    1. El faro
    2. Biodiversidad, qué podrás ver
    3. Cómo llegar

El faro

Lo que hoy es el faro la Isla del Aire es el producto de diversas reformas y ampliaciones desde el siglo XIX hasta nuestros días. Su origen se sitúa en 1857, cuando se decidió levantar esta infraestructura como mejor forma de prevención ante los numerosos accidentes de navíos en travesía hacia o desde el cercano puerto de Mahón. La construcción se prolongó hasta el año 1860.

El faro está ligado asimismo a otra desgracia, cuando naufragó el barco en el que viajaban parte de los trabajadores que lo estaban construyendo, desapareciendo en aguas del Mediterráneo uno de ellos. 

Como hemos dicho, su torre, de 38 metros de altura (53 metros sobre el nivel del mar), fue hasta el año 1977 la más elevada entre los faros del archipiélago balear. En ese año fue cuando se inauguró el faro de Moscarter, en la isla de Ibiza, que es el que lo desbancó.

No obstante, el faro de la Isla del Aire continúa siendo el más alto de toda Menorca y un auténtico emblema para los menorquines, que lo siguen eligiendo como uno de sus destinos favoritos durante las excursiones en barco con amigos o familiares. 

La luz de este faro, ahora alimentada por energía solar, es visible desde unas 18 millas náuticas (algo más de 33 kilómetros).

Biodiversidad, qué podrás ver

Pese al desolado paisaje llano de la Isla del Aire, lo cierto es que se trata de un espacio natural de gran valor y con una importante diversidad. De todas las especies que habitan la isla destaca la presencia de una colonia de sargantana negra, un tipo de lagartija que solo habita en los islotes en torno a Menorca y que, por tanto, goza de un especial nivel de protección. Su particularidad es que, como los camaleones, pueden cambiar el color de su piel para protegerse de posibles amenazas. 

En la isla habitan varios centenares de conejos, especie introducida por el hombre en el pasado pero que prospera en este lugar gracias a la escasa presencia de depredadores naturales. El aislamiento del lugar ha permitido a los científicos experimentar en la Isla del Aire con una vacuna contra la mixomatosis, enfermedad letal para esta especie.

La Isla del Aire es también testigo y eventual punto de descanso en las migraciones de numerosas especies de aves entre los continentes europeos y africano al principio de la primavera y el otoño.

En el capítulo de la flora destaca la presencia de la rapa mosquera, una curiosa planta que “atrapa” a las moscas para que la ayuden en la polinización.

Y tan importante como lo que hay en tierra es la reserva marina de la Isla del Aire, uno de los entornos subacuáticos más relevantes de Menorca y una reserva para las praderas de posidonia, tan relevantes en el equilibrio medioambiental del Mediterráneo.

Cómo llegar

A la Isla del Aire solo se puede llegar en barco. Ya sea alquilando alguno en los diferentes puertos deportivos de la isla, bien mediante las excursiones que programan diversas empresas con base en los puertos de Mahón o el más cercano de Punta Prima. Desde este segundo punto la ruta en barco es de menos de media hora de duración, aunque se suele integrar la visita a la Isla del Aire en excursiones de varias horas para conocer otros puntos de la costa Sur de Menorca.

Es posible desembarcar en el único (y pequeño) atracadero que tiene la isla y, desde allí, recorrerla a pie para llegar hasta su faro.