El Museo de Menorca es el sitio ideal para entender la larga y rica historia de una isla singular. Un territorio que sigue conservando el encanto paradisíaco de los lugares pequeños y alejados de los focos turísticos masivos, pero que sabe custodiar el legado de las muchas civilizaciones que han pasado por él.

El Museo de Menorca, que tiene en el Museo Municipal de Maó y en el Museo Provincial de Bellas Artes a sus predecesores, está ubicado en el antiguo convento de San Francisco, que hubo de ser restaurado y acondicionado para adaptarlo a su nuevo fin. El edificio se organiza alrededor de un claustro del siglo XVII de tres pisos, de planta cuadrada, y con un ala que rompe su uniformidad. Está decorado con la sobriedad propia de un convento franciscano y los corredores de la planta baja se abren al patio central mediante arcos de medio punto.

 

  1. Los fondos del Museo de Menorca
  2. Historia de Menorca: etapa musulmana y medieval
  3. La importancia de la masonería en Menorca
  4. Un edificio con distintos usos

Los fondos del Museo de Menorca

Las salas del Museo de Menorca albergan, como es lógico, numerosos objetos hallados en excavaciones arqueológicas, así como cesiones y depósitos de diversa índole.

La primera planta del museo está destinada a mostrar las manifestaciones culturales más alejadas en el tiempo, que son las pertenecientes al periodo pretalayótico, hasta llegar a las épocas romana y bizantina. Son piezas que permiten apreciar el paso de la piedra a los metales. También, la evolución que se ha dado entre Cales Coves, la necrópolis talayótica más importante de Menorca, y el busto de Tiberio, o más bien su réplica, ya que el original se encuentra en la Biblioteca Nacional de París.

¿Qué podemos encontrar en estas salas? Pues hay morteros gigantescos, anclas romanas, ánforas utilizadas para adobar y transportar salazones… y también dos figuritas de bronce muy importantes. Una representa a Imhotep, una divinidad egipcia de segunda división procedente de Torre d’en Gaumés, y la otra, a un becerro con astas al que se adoraba, ya que el culto al toro estuvo muy extendido en la antigüedad en el Mediterráneo.

 

 

Historia de Menorca: etapa musulmana y medieval

Hay que subir hasta la segunda planta del Museo de Menorca para descubrir cómo era la isla en las épocas musulmana y medieval. Más adelante, el visitante se encontrará con piezas como la cruz de dos caras procedente de la capilla del de Santa Águeda, imágenes de santos y un viacrucis, todo realizado en cerámica. Todas estas obras, al parecer, decoraban este edificio cuando aún era convento de Jesús, antes de la desamortización de Mendizábal de 1836. Dicho convento, del que no quedan restos, fue fundado en 1459.

La sala dedicada al siglo XVIII muestra en el Museo de Menorca la prosperidad y la apertura al exterior de los años de ocupación británica y francesa, con la ayuda de objetos tan cotidianos como las vajillas, ropa y herramientas, además de cuadros de los pintores menorquines Chiesa y Calbó.

La importancia de la masonería en Menorca

Más adelante, en una de las vitrinas del Museo de Menorca se advierte el auge vivido por la masonería en esta isla, que llegó a tener hasta 17 logias. También hay espacio para una colección de figuritas caricaturescas del siglo XIX. Y para una colección cartográfica, con mapas de todas las nacionalidades que desde el siglo XVII al XX tuvieron importancia en el concierto europeo. Como nota curiosa, el museo también alberga objetos de origen industrial, como el conjunto de bolsos de malla de plata que fueron elaborados en las fábricas de la isla.

El recorrido por el Museo de Menorca finaliza con una antología de obras pictóricas del siglo XX, firmadas por artistas menorquines o artistas extranjeros vinculados de una u otra forma a la isla. Hay obras de Hernández Monjo, Vives Llull, Torrent, Sans Huguet, Josep Vives, Quetglas, Fedelich o Pacific Camps.

 

 

Un edificio con distintos usos

El edificio que hoy ocupa el Museo de Menorca, de 5.900 metros cuadrados, ha tenido varios usos desde que Mendizábal decretó la desamortización y provocó la desaparición del convento de los Franciscanos (y también el de las Carmelitas). Fue destinado a la casa de la Misericordia, la escuela náutica, el Instituto de Enseñanza Secundaria y la biblioteca, antes de que ésta se trasladara al palacio de Can Mercadal.

La rehabilitación del convento de San Francisco como museo se realizó en dos fases. La primera duró de 1984 a 1989 y la segunda, de 1990 a 1997. En 1998 quedó inaugurado el Museo de Menorca, tal y como lo conocemos hoy. El museo también cuenta con un taller de restauración, una biblioteca y un gabinete didáctico. Desde el 1 de septiembre de 2011, el museo está gestionado por el Consell Insular de Menorca.

Tras visitar el museo continúa visitando el resto de la ciudad de Mahón.