Hay pueblos que resisten el envite de la historia, de las luchas o de las guerras vengan de donde vengan. Esos pueblos que clavan sus raíces en un escenario natural único y reviven siglo a siglo como una flor nueva. Este es el caso de Aledo, una villa medieval de apenas 1.000 habitantes en mitad del impresionante paraje de Sierra Espuña, en Murcia, que multiplica sus habitantes por cinco en sólo una noche: cuando todo el casco histórico se ilumina sólo con velas.
- Historia de la localidad
- Qué podrás ver en tu visita
- La Noche en vela de Aledo y otras fiestas
- Dónde comer
- Qué ver en los alrededores
Historia de la localidad
La villa de Aledo, que se ganó a pulso llevar en su escudo el título de Muy Noble y Leal, fue un lugar estratégico en las luchas entre cristianos y musulmanes en el siglo X sobre todo por la vigilancia que permitía sobre el Valle de Guadalentín, un paso clave entre la Meseta y el Mediterráneo.
Aledo ya era una villa fortificada en esos años con influencias árabes y cristianas, ya que pasó por ambas manos antes de que Alfonso X El Sabio donara el castillo y el fortín a la Orden de los Caballeros de Santiago, encargados de proteger estas zonas fronterizas.
Cuentan que entre los muros de este castillo, del que sólo queda la Torre del Homenaje más tardía, el rey castellano escribió algunas de sus famosas Partidas, el compendio legislativo más importante de la España medieval.
Pero Aledo, que ha mantenido un casco medieval único, también fue importante en otras luchas, como en las campañas militares en la defensa de Cartagena en el reinado de Felipe III o en la Guerra de Sucesión que acabó con la llegada al trono de Felipe V o la Guerra de la Independencia española frente a los franceses.
Esta pequeña villa debió su importancia, sobre todo, a su situación geográfica, ya que se ubica a 650 metros sobre el nivel del mar y cuenta con una visión defensiva única para proteger parte de la región de Murcia y los valles.
Qué podrás ver en tu visita
Una de las mayores atracciones de Aledo es su antigua fortaleza medieval de la que quedan algunos lienzos de muralla y su gran torreón de la Calahorra. Se trata de un edificio de planta cuadrada de unos 20 metros de alto que es uno de los símbolos de la zona por su conservación e historia.
Parece ser que este torreón fue construido por los árabes ya que cuenta con muros gruesos y de tapial que son, precisamente, los que le dan su característico tono rojizo.
La torre, que ahora alberga la oficina de turismo y un centro de interpretación, cuenta en el subterráneo con varios pasadizos que llevan directamente hasta el río.
Los restos de muralla urbana que quedan en Aledo nos permiten imaginar perfectamente cómo era el recinto fortificado de la ciudad medieval. Además, algunos de los restos en la zona más escarpada de la villa advierten lo inexpugnable que pudo llegar a ser este fortín.
No podemos irnos del pueblo sin visitar la Iglesia de Santa María La Real, un templo con importantes obras en su interior, y uno de los monumentos más curiosos de Aledo: la Picota.
En esta circunferencia de piedra, que se construyó en el siglo XVI, se colgaban a los presos para que sufrieran escarnio y confesaran sus crímenes. Todavía se pueden ver los picos de los que se colgaban sus cabezas una vez condenados. De esta terrible costumbre medieval nace el dicho “estar en la picota” y la de Aledo es una de las mejor conservadas puesto que las Cortes de Cádiz ordenaron destruir estas instalaciones para evitar el sufrimiento salvaje de los presos.
La Noche en vela de Aledo y otras fiestas
Pero si por algo es conocido Aledo es, sin duda, por su Noche en Vela, un espectáculo único que se celebra en el mes de agosto y que transforma esta pequeña villa en un lugar mágico, lleno de arte e historia, iluminado únicamente por miles de velas y antorchas.
Esa noche de verano el casco antiguo de esta villa se convierte en un escenario total e inmersivo. Los vecinos decoran las calles y sus propias fachadas y las calles de Aledo retroceden en el tiempo para trasladar a los visitantes a la Edad Media.
Se crean distintos escenarios donde se van sucediendo espectáculos de danza, de poesía, de música medieval, de teatro… que hasta las dos de la madrugada hacen de Aledo un espacio único en esa noche.
El recorrido por las distintas calles y plazas suele durar unas dos horas y la población de Aledo ese día se multiplica hasta por cinco.
Hay que tener en cuenta que hay que sacar entradas con antelación y que se establecen unos horarios para poder entrar en el recinto amurallado con toda la seguridad y el silencio oportuno para que la experiencia sea casi mística.
Pero esta noche no es la única fiesta que se celebra en Aledo. Esta pequeña villa mantiene viva tradiciones muy antiguas como su Semana Santa, con la Noche de la Pasión de Jueves Santo, o la representación de Auto de los Reyes Magos en Navidades.
Dónde comer
Pese a ser una villa de unos 1.000 habitantes, Aledo cuenta con una oferta gastronómica bastante amplia. Entre los restaurantes, uno de los más destacados es el Mirador de Alejado, situado en la Finca el Juncarejo, con una carta de platos de cocina mediterránea contemporánea, con una gran presentación, y una fuerte esencia murciana.
Sin embargo, si queremos algo más tradicional y menos elaborado, podemos optar por la Finca Caruana, situada en un cruce en dirección a Bullas, donde no podemos dejar de probar algunos de sus arroces a la leña, los guisos de carnes de caza, sus migas y el famoso jallullo, una preparación típica de la zona que tiene embutidos y harina.
Si visitamos el pueblo en verano o los fines de semana, también podemos disfrutar de la carne a la brasa y las tapas típicas del Merendero El Ángel, a las afueras de Aledo. Un sitio bastante único.
Qué ver en los alrededores
Aledo se ubica en un increíble espacio natural lleno de sierras y montañas y con rutas para todos los niveles y preparaciones. Una de las más largas es la de Pedro López, de 16 kilómetros, o la del Purgatorio, de 13 kilómetros y con una dificultad media. Pero también podemos disfrutar de estos increíbles paisajes con paseos de un par de kilómetros como el de La Santa.
Una de las visitas obligada en Aledo para ser consciente del valor del Parque Natural de Sierra Espuña es el cañón excavado sobre roca en el llamado Estrecho de la Arboleja o de la de la Agualeja, donde apenas entra la luz del sol pero el agua se filtra para crear formas increíbles.