El Convento de Santa Clara, en pleno centro de Murcia, es una mezcla de estilos y espiritualidades único, un ejemplo de cómo lo musulmán y lo cristiano se entrelazaron en la historia de esta región de una manera pacífica. El edificio que ocuparon las clarisas hasta el siglo XX se levantó sobre el antiguo Al-Qasr Al-Sagir (el Alcázar Menor) árabe del siglo XIII. Pero no todo fue destruido, en su interior se conservan restos del palacio árabe en uno de los mejores ejemplos de arte islámico de Murcia.
De hecho, también guarda en su patio o claustro una de las albercas más antiguas de España en su estilo, precursora de la importancia que este elemento tiene en los palacios nazaríes, como se puede ver en Granada. Es el único palacio con este diseño en toda España y se puede ver esta estructura en el Palacio Al-Badí, de Marrakech, pero ya del siglo XVII.
En este palacio vivieron la familia real islámica de Murcia que lo utilizaron como lugar de veraneo pero más tarde, tras la Reconquista, fueron los reyes cristianos como Alfonso X el Sabio, Violeta de Aragón o Jaime I el Conquistador los que pasaron largas temporadas entre sus paredes, sus huertas y sus patios.
En la actualidad, alberga un museo donde se pueden ver los mejores restos arqueológicos de arte islámico de Murcia y ejemplos muy valiosos de arte sacro.
- Historia del Monasterio de Santa Clara
- Qué se puede visitar en el convento
- Información para la visita
Historia del Monasterio de Santa Clara
Lo primero que se construyó en el solar que ahora ocupa el monasterio fue una residencia árabe fuera de las murallas de la ciudad, en una zona que disponía de agua gracias a la Acequia Mayor Aljufía. Sin embargo, no sería hasta el año 1150 cuando el rey Lobo, Ibn Mardanis, la restauró para convertirla en un rico palacio. De hecho aún se pueden ver restos de columnas y arcos mardaníes.
El palacio pasó por el oscurantismo que impusieron los almohades pero con la llegada de la tercera taifa, en el siglo XIII, la familia real de Murcia decidió levantar Al-Qasr Al-Sagir, ideado como un palacio de recreo, frente al Alcázar Mayor que era considerado la residencia oficial dentro de la ciudad amurallada.
Pero cuando la región pasó a manos cristianas, en 1266, este palacio se convirtió en Casa Real y allí se alojaron reyes tan famosos como Alfonso X el Sabio o Jaime I el Conquistador durante su visita a la ciudad.
Fue Pedro I el Cruel, en 1365, quien cedió el edificio a la Orden de Hermanas Pobres de Santa Clara, quienes fueron adaptando un palacio árabe en un convento pero manteniendo la estructura del edificio original.
Los propios Reyes Católicos financiaron obras en el monasterio, lo que permitió levantar la iglesia de estilo gótico tardío, de la que se conserva el coro.
Durante la Guerra Civil, el monasterio sirvió de cuartel de tropas y hasta de campo de concentración de prisioneros.
A finales del siglo XX, las monjas clarisas ya no podían mantener la conservación del edificio y vendieron el ala oeste del monasterio, que ahora es un Centro Socio-Cultural de CajaMurcia.
Qué se puede visitar en el convento
Hay que distinguir dos partes de la visita: los restos del palacio árabe y la parte del monasterio con un claustro y coro góticos, y una iglesia barroca muy importante.
Del primer palacio hudí o del Alcázar Menor se puede ver la alberca de más de 27 metros de largo, una de las más antiguas de España, y el patio que mantiene la disposición original de forma parcial. La alberca estaba tapada y fue descubierta en las excavaciones arqueológicas junto con cuatro arriates donde se plantaron árboles típicos de la zona como palmeras, ciruelos o cítricos.
También se puede observar la portada del salón norte del palacio en el pórtico que precede al patio. En el centro se ha recuperado una fuente que debió de estar conectada con la alberca. Dentro del salón del palacio se conservan las yeserías originales y las bóvedas sobreelevadas donde, se supone, se celebraban las audiencias reales. Aún se conserva la ornamentación epigráfica, en tonos rojos azules, y las molduras con motivos propios del arte islámico. Del palacio mardanisí se ha conseguido sacar a la luz los restos de un gran patio de crucero y algunas de las yeserías talladas más famosas del Museo de Santa Clara, como es La Flautista.
En la parte del convento, también hay que destacar su arquitectura, financiada en el siglo XV por los Reyes Católicos y por las grandes familias del reino como los Pacheco y los Fajardo, y que buscaba convertir la imagen del palacio en un monasterio gracias a la arquería gótica y a los arquillos adosados.
De esta primera iglesia gótica tardía sólo queda el coro alto, donde destacan las pinturas que, aunque fueron hechas en el siglo XVI, mantienen motivos góticos como la lucha contra las tinieblas con sus seis impresionantes dragones con las bocas abiertas.
La fachada de la iglesia actual, de estilo barroco, es una de las imágenes más conocidas del monasterio. Del interior, destacan las yeserías rococó que conforman la decoración principal y la cúpula del crucero. En la parte del Museo de arte sacro se puede disfrutar de algunas esculturas de Salzillo, el artista más importante de Murcia.
Información para la visita
La visita al Monasterio de Santa Clara y a su museo es gratuita. Hay que tener en cuenta que los lunes está cerrado y que los domingos y festivos sólo abre de 10 de la mañana a la una del mediodía. El resto de la semana, también se puede visitar por la tarde de 16 a 18.30 horas.
Además, organizan visitas guiadas previa reserva y, en los meses de julio y agosto, se hace una ruta especial nocturna, a las diez de la noche, que también tiene que ser con pre reserva.