Construido sobre los restos de una antigua ermita medieval a finales del siglo XVII, el Santuario de la Virgen de la Fuensanta es uno de los lugares de culto más importantes de la Región de Murcia y casa de la Patrona Principal de la ciudad y de su huerta.
Su nombre, que deriva de “Fuente Santa”, está relacionado con un antiguo manantial cuyas aguas habría hecho brotar la propia Virgen María y eran consideradas milagrosas por la población local. Sea como fuere, la devoción popular ha hecho de este sitio un lugar muy especial y, consecuentemente, el propio Santuario refleja, a través del arte y la arquitectura, la estrecha relación entre la ciudad y su protectora.
Un vínculo inquebrantable que se manifiesta también, y con toda claridad, en las dos bajadas que la Virgen de la Fuensanta realiza todos los años desde su Santuario, en la pedanía de Algezares, hasta la Catedral, en pleno casco histórico de Murcia, y su respectiva subida en romería, dos de las ocasiones –en primavera y en septiembre– más señaladas en el calendario local.
- Historia del Santuario
- La Fuensanta, una joya arquitectónica y artística
- Recomendaciones e información para la visita
- Carrascoy y el Valle: paseos y senderos por los alrededores de la Fuensanta
Historia del Santuario
El origen del Santuario de la Fuensanta hunde sus raíces en lo profundo del tiempo. El actual territorio del Parque Regional El Valle y Carrascoy, donde se asienta el templo, fue morada de monjes y eremitas desde siempre, y los registros ya señalan una pequeña ermita medieval en la primera mitad del siglo XV. Ligado a la presencia de aquella “fuente santa”, el lugar no dejó de ganar importancia y a finales del siglo XVII, concretamente el 16 de febrero de 1694, comenzaron las obras de un nuevo templo de estilo barroco que estuviese a la altura de la milagrosa Señora.
A pesar del constante incremento de la devoción popular por la Virgen de la Fuensanta durante el siglo XVIII, no sería hasta 1927 cuando, en una solemnísima celebración, la Santísima Virgen, bajo el título de la Fuensanta, fuese coronada canónicamente y aclamada como Patrona Principal de la ciudad de Murcia y su huerta. También en la primera mitad del siglo XX se realizó una importante restauración de la torres del Santuario, cuyo interior, sin embargo, se vio seriamente deteriorado durante los años de la Guerra Civil.
En todo caso, para la segunda mitad del convulso siglo XX, tras una minuciosa restauración, el Santuario de la Fuensanta terminaría por recuperar todo su esplendor y convertirse en el símbolo que hoy representa para buena parte de la sociedad murciana.
La Fuensanta, una joya arquitectónica y artística
Declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento, el Santuario de la Fuensanta es una muestra del mejor barroco murciano. Su gran portada, obra de Toribio Martínez de la Vega (1705), está flanqueada por dos torres y coronada por un par de ángeles con trompeta que sostienen el escudo del cabildo catedralicio; más arriba, una talla central de la propia Virgen de la Fuensanta está acompañada por San Patricio y San Fulgencio. Tras la fachada, las tres naves, las capillas y la gran cúpula sobre el crucero terminan por configurar un espacio armonioso y bien proporcionado.
Al interior, el Santuario no tiene desperdicio. Desde su gran retablo mayor, obra de Antonio Carrión Valverde y Nicolás Prados López, hasta los interesantes relieves del escultor Juan González Moreno y las pinturas al fresco del pintor Pedro Flores plasmadas en la cúpula, pasando por la representación de la coronación de la Virgen ubicada en el coro, el Santuario de la Fuensanta es una auténtica obra de arte.
En cuanto a la propia representación de la Virgen, se trata de una imagen bastante antigua (cuanto menos del siglo XV), tallada en madera, que originalmente no llevaba el Niño Jesús en brazos (era una imagen de la Encarnación); fue en algún momento del siglo XVI que la imagen adquirió los elementos que pueden apreciarse actualmente.
Recomendaciones e información para la visita
De mayo a junio, el Santuario celebra misa de lunes a sábado a las 18 h. y los domingos y festivos a las 10, 12:30 y 18 h.; entre septiembre y abril, el horario semanal pasa a las 17 h., y los domingos y festivos a las 10, 12:30 y 18 h.
Independientemente de los actos litúrgicos, el Santuario de la Fuensanta está abierto al público de lunes a domingo de 9 a 13 h. y de 16 a 19 h., y la entrada es gratuita. También hay distintas empresas locales que organizan visitas guiadas al templo y los diversos atractivos de su entorno, como la Fuente Santa, de estilo renacentista, origen del Santuario y de la advocación mariana; la Casa del Cabildo (o del Sacristán), de estilo neoárabe, o el Monasterio de Nuestra Señora de La Fuensanta, situado junto al Santuario y conectados entre sí por un arco.
Junto con la visita religiosa o cultural, nadie debería perderse, desde luego, las extraordinarias vistas de la ciudad y la huerta murciana que se pueden contemplar desde el propio Santuario, sobre todo al atardecer. Además, hay una terraza justo al pie del conjunto religioso en la que se puede tomar algo mientras se disfruta del paisaje.
Sin embargo, quien quiera experimentar al máximo el fervor y la devoción por la Fuensanta no puede dejar de sumarse a cualquiera de las procesiones y romerías que se celebran en el Santuario con el traslado de la Virgen a la Catedral y su vuelta. La primera “bajada” se realiza el segundo jueves de Cuaresma, para celebrar el Aniversario de la Coronación (con el regreso o “subida” el martes de la tercera semana de Pascua), y, la segunda, el jueves anterior al domingo siguiente al 8 de septiembre, que conmemora su Fiesta Litúrgica. El regreso al Santuario, el martes posterior a la Fiesta, es la “subida” más tradicional y multitudinaria, en la que se suelen congregar cientos de miles de romeros.
Carrascoy y el Valle: paseos y senderos por los alrededores de la Fuensanta
Ubicado en pleno Parque Regional El Valle y Carrascoy –un Espacio Natural Protegido de la Región de Murcia–, el Santuario de la Fuensanta es también un punto de partida perfecto para explorar la zona, tanto su rica naturaleza como su singular patrimonio cultural, religioso y arquitectónico.
En el caso de la primera, varios senderos recorren el extraordinario bosque mediterráneo y los montes que hacen de telón de fondo al Santuario. Itinerarios como el Camino del Apóstol (GR 250), el Sendero de las Trincheras y el del Contrabando, la Senda del Mirador de La Naveta y la del Mirador de la Cresta del Gallo, o la Subida al Pico del Relojero, entre muchos otros, de distintos niveles de dificultad y extensión, invitan a disfrutar de un entrono natural realmente mágico.
Por otra parte, la Ermita y el Monasterio de La Luz (poblado originalmente por anacoretas), las fortificaciones tardo-romanas y árabes de La Luz, Los Garres o La Asomada, el Castillo de la Luz, los restos arqueológicos del Santuario Íbero de la Luz, la Ermita y el Centro de Visitantes de San Antonio El Pobre y el Convento de los Franciscanos de Santa Catalina del Monte son solo una muestra del amplio catálogo de posibilidades que ofrece el rico patrimonio histórico y cultural de este fascinante Espacio Natural.
Además, vale mucho la pena acercarse al Centro de Visitantes de La Luz, ubicado a menos de 2 kilómetros del Santuario. Se trata de un moderno equipamiento, de casi 1.000 metros cuadrados distribuidos en tres plantas, en el que se pueden conocer al detalle los recursos naturales y patrimoniales del Parque Regional de forma global y didáctica a través de maquetas, espacios expositivos, recursos gráficos y audiovisuales, objetos históricos…, desde la época de los íberos hasta nuestros días.