Ourense es una de las mejores ciudades de España para comérsela, sobre todo si te das una vuelta por la Plaza de Hierro, una encrucijada de caminos donde se ubican muchos bares especializados en vinos y pinchos, con sus agradables terrazas.
Y es que las aguas termales no son el único secreto que guarda la ciudad del oro, como la llamaron los romanos. Este histórico lugar, situado cerca de la catedral y de la Plaza Mayor, también es un lugar mágico y no sólo porque hay que atravesarlo para arrancar la famosa ruta de los vinos.
Historia
Cruz do ferro, como se conoce también este lugar, fue durante siglos el lugar donde se celebraba el mercado de los antiguos herreros que vendían utensilios de labranza, la quincalla y también recipientes de metal para cocinar, los famosos potes.
Fue precisamente la presencia de este metal en los distintos puestos lo que hizo que el lugar se empezara a conocer como la Plaza del Hierro.
Además, es un punto donde se cruzan varios caminos y donde desemboca la calle de Santo Domingo, una de las vías comerciales más animadas de Ourense, y las vías Lepanto y Viriato, dos de los lugares donde arranca la ruta de ‘Os Viños’, como lo conocen los propios ourensanos, es decir, los bares en los que tomar un caldito y un pincho.
En el centro de esta plaza triangular se encuentra una fuente que no estuvo siempre entre estas piedras. De hecho, en este monumento con sirenas y cariátides, donde podemos ver al dios Eros con dos águilas sobre su cabeza, adornó antes el patio del monasterio de San Esteban de Ribas de Sil.
El ahora convertido en parador nacional fue vaciado de muchas de sus obras de arte en la desamortización y esta magnífica fuente fue trasladada piedra a piedra hasta el mismo centro de la Plaza del Hierro.
No es lo único en lo que hay que fijarse en esta increíble plaza puesto que algunos de los soportales que la completan son construcciones del siglo XV que mantienen el espíritu del lugar cuando era un mercado, y hasta podemos hallar un palacio del siglo XVI, concretamente, el de Juan Fernández de Boan y Landecho, que sigue manteniendo el escudo de armas de la familia en la fachada.
Núcleo cultural
Esta plaza es uno de los lugares de Ourense donde cada piedra, cada vivienda, cada rincón huele a literatura. Como un centro de atracción casi mágico, en su entorno nacieron o vivieron algunos de los escritores e investigadores gallegos más importantes.
Muy cerca de estas piedras vivió Vicente Risco, uno de los escritores tradicionalistas gallegos más destacados y de los que se han tomado muchas de las bases del nacionalismo de esta comunidad.
Uno de sus compañeros del conocido Grupo Nós (Nosotros) fue Ramón Otero Pedrayo, también vecino de la plaza y contemporáneo a Vicente Risco. Y no son los únicos intelectuales de las calles de alrededor: el antropólogo Florentino López Cuevillas, el arqueólogo Xoaquín Lorenzo “Xocas”, hijo de un famoso caricaturista, y hasta el periodista Eduardo Blanco Amor, que no vivía lejos y gustaba de acudir a las tertulias de Vicente Risco.
Bares y tapas
La Plaza de Hierro es el inicio de la famosa ruta de Os Viños que llega hasta la catedral por las estrechas calles que la rodean, como Viriato o Lepanto, donde casi hay un bar en cada portal. Por eso, este lugar es uno de los más concurridos tanto por los habitantes de esta ciudad gallega como por quienes la visitan.
En la misma plaza se ubica uno de los bares más famosos de todo Ourense, el Bar Orellas. Concretamente en la calle de Santo Domingo 2. Abierto desde el año 1953, este templo dedicado al cerdo y todos sus derivados es uno de los lugares más concurridos y buscados sobre todo por su tapa de oreja. Y es que cuenta la leyenda que, cuando abrió esta taberna en los bajos del Teatro Principal, sus dueños pidieron pulpo para ponerlo de tapa con el vino, pero en aquella época las carreteras en Galicia no eran tan buenas como ahora y lo único que les llegaban era las cajas de oreja. Así que no se lo pensaron dos veces y hasta Orellas llamaron al local que sigue estando en manos de la tercera generación, de los hermanos Claudio y Manolo.
Otro de los locales que entran en la ruta de vinos de esta plaza es el O Eironciño, famoso por sus calamares, y también la popular Taberna do Meigallo, situada en uno de los soportales de la plaza y con una terraza interior increíble para disfrutar de su gastronomía, sobre todo en las noches de verano.
No podemos perdernos las patatas del restaurante ‘Tres salsas’ y las tostas del Duque, un local mucho más moderno situado también entre los soportales y donde también hacen un rico pastel de cabracho.
Además, hace muy poco que la Plaza de Hierro acogió a otra cervecería mítica de Ourense, la O Moucho, que llevaba desde hace décadas en la calle de la Concordia pero aprovechó la oportunidad para situarse en el corazón de los vinos y de los pinchos de esta ciudad gallega.