Con una longitud de unos 250 metros, Estafeta es una de las calles más largas del casco antiguo de Pamplona y se sitúa cerca de la plaza del Castillo -considerado como el corazón de la capital de Navarra-.
Pero su longitud no es lo que hace que sea mundialmente conocida, sino que es una de las vías más populares de los encierros de los Sanfermines. Además, Estafeta alberga muchos comercios y algunos de los restaurantes y bares donde se puede degustar lo mejor de la gastronomía local. Junto a la plaza del Castillo y San Nicolás, la calle Estafeta es uno de los lugares por antonomasia para ir de pinchos, cañas y vinos.
Historia y fama de la calle Estafeta
La calle Estafeta pertenece a la Navarrería, uno de los tres núcleos urbanos del centro histórico de Pamplona. Antes de llamarse Estafeta, esta mítica vía tuvo otros nombres a lo largo de los siglos: rúa de Araya y de las Eras, rúa de la Zaga del Castillo, rúa Tras del Castillo o calle de San Tirso, entre otros. Es en el siglo XIX cuando recibe el nombre de calle Estafeta, en honor a la primera estafeta (u oficina) de correos de la capital navarra.
El palacio de Goyeneche es uno de los edificios históricos más importantes de Estafeta. Es un palacio barroco del siglo XVIII que tiene la fachada original en la calle Estafeta (aquí se puede ver el escudo de armas) y que llega hasta la plaza del Castillo y hacia la bajada de San Javier. Perteneció a los Goyeneche, una familia noble originaria de Baztán (Navarra).
Que esta calle sea mundialmente conocida es principalmente a los encierros de San Fermín, aunque la fama de Estafeta también se debe al buen puñado de bares y restaurantes en los que irse de pinchos o comer platos tradicionales navarros, como los famosos espárragos navarros, los pimientos del piquillo rellenos de bacalao, cordero al chilindrón o pochas con chistorra, por ejemplo.
Encierros
Del 6 al 14 de julio, fechas en las que se celebran las fiestas de San Fermín, Pamplona se transforma en otra ciudad para acoger a los cientos de miles de turistas que vienen de toda España y de otras partes del globo para disfrutar del ambiente festivo y de los encierros.
Precisamente, si por algo son conocidos los Sanfermines, es por los encierros. Este acto, que consiste en correr delante de seis toros bravos desde el corral de Santo Domingo hasta la Plaza de Toros, tiene el nombre de “encierro” desde 1856, año en el que la calle Estafeta empezó a formar parte del recorrido con motivo de la inauguración de la plaza de toros, que se ubica al final de Estafeta y que es donde llegan los corredores y los astados tras correr 846 metros. A los encierros antes se les llamaba “entrada” y el recorrido finalizaba en la plaza del Castillo, espacio que se transformaba en una plaza de toros.
El encierro transcurre por las calles del casco antiguo de Pamplona. A las ocho en punto de la mañana los toros salen de la Cuesta de Santo Domingo. Luego pasan por la plaza Consistorial, las calle de Mercaderes y Estafeta para terminar en la plaza de Toros. El recorrido de hoy respeta el de finales del siglo XVIII (la tradición de los encierros tiene su origen en la Edad Media, pero es en el siglo XVI cuando carniceros y mozos empiezan a correr delante de los astados desafiando a las autoridades competentes).
El encierro en Estafeta empieza en forma de curva, con un giro de 90 grados a la derecha, en la intersección con la calle Mercaderes, y supone uno de los tramos más peligrosos de todo el recorrido. Aquí, los toros suelen resbalar y chocan con las vallas de madera donde se agolpan los aficionados. Posteriormente, sigue el curso de esta estrecha vía hasta desembocar en la plaza de Toros, en el tramo conocido como “de Telefónica”.
Bares y lugares para comer
Los pamplonicas tienen como buena costumbre irse de tapas, o más bien, irse de pinchos o de poteo -como dicen muchos ciudadanos del País Vasco y Navarra-. Y el casco histórico de la capital de Navarra es el destino más popular para hacerlo, acompañado con un buen vino de Denominación de Origen de Navarra o de un pacharán de postre.
En concreto, la plaza del Castillo y las calles de San Nicolás, Mercaderes y Estafeta (y colindantes) son los lugares donde acudir para degustar la gastronomía navarra. Además de los famosos espárragos, los pimientos del piquillo rellenos de bacalao, cordero al chilindrón o pochas con chistorra, que son algunos de los platos más tradicionales, el turista puede degustar rabas, croquetas, raciones de pulpo, pinchos de foie, hojaldres y otras tapas de “alta cocina”, por ejemplo.
Los domingos son los días más concurridos para practicar el poteo, pero los jueves también hay ambiente con el denominado “juevintxo”, que consiste en pagar apenas dos euros por un pincho y una bebida (vino o zurito).
Estafeta alberga unos cuantos bares, por lo que es relativamente sencillo ir paseando por la calle y escoger uno para saciar el hambre o lamerse los labios con platos tradicionales y pinchos.
Por destacar varios, el Bodegón de Sarriá (calle Estafeta, 50) ofrece una amplia variedad de pinchos, raciones y cazuelas. Se puede identificar el bar desde fuera por las patas de jamón serrano que cuelgan del techo. Justo al lado, en el número 40 de la calle Estafeta, se ubica el restaurante Zampa, donde también hay una gran variedad de pinchos, así como comida de calidad local. Por último, en el 58, está en bar Fitero, que según reza su página web, “cuenta con la mejor barra de pinchos de la conocida calle Estafeta”.