Enclavadas en el corazón del Valle del Baztán, las Cuevas de Zugarramurdi son mucho más que un paisaje esculpido por el tiempo. Estas formaciones, abiertas y majestuosas, parecen un teatro natural donde la naturaleza talló el escenario y la humanidad escribió sus historias más inquietantes. Conocida como la «Cueva de las Brujas», este enclave natural debe su fama a los acontecimientos del siglo XVII, cuando la Inquisición juzgó a varios habitantes de la zona por supuestos actos de brujería. Aquí, la piedra no solo cuenta milenios de erosión; también guarda ecos de aquelarres y ritos ancestrales, de juicios inquisitoriales y de una conexión profunda entre el hombre y su entorno. Sin embargo, más allá de su oscuro pasado, la cueva es un espectáculo natural por su formación geológica y su entorno idílico, rodeado de verdes montañas y praderas.
Historia y contexto natural: las raíces de un mito subterráneo
El origen de la fama de Zugarramurdi se encuentra profundamente arraigado en los acontecimientos ocurridos en el siglo XVII, cuando este pequeño pueblo navarro fue testigo de uno de los capítulos más oscuros de la Inquisición Española. En 1610, 31 personas de la localidad y sus alrededores fueron acusadas de practicar brujería. Doce de ellas fueron condenadas a morir en la hoguera durante el famoso auto de fe de Logroño. Aquel juicio, plagado de confesiones obtenidas bajo tortura y alimentado por las tensiones sociales y económicas de la época, marcó un antes y un después en la historia de Zugarramurdi. Los relatos de los supuestos aquelarres —reuniones nocturnas donde, según los inquisidores, se rendía culto al demonio— pasaron de ser supersticiones locales a convertirse en mitos que sobrevivieron al tiempo, proyectando una sombra de misterio sobre estas tierras.
Sin embargo, el trasfondo de estas acusaciones refleja más el miedo colectivo y las rivalidades vecinales que una realidad tangible. Los aquelarres eran, en muchos casos, celebraciones paganas ligadas a la fertilidad y los ciclos naturales, reinterpretadas por la Inquisición como prácticas heréticas. Zugarramurdi quedó asociado para siempre a estos eventos, pero en lugar de borrar su identidad, los habitantes han transformado esta oscura herencia en un motivo de orgullo cultural, reflejado en iniciativas como el Museo de las Brujas, que aborda estos hechos desde una perspectiva histórica y etnográfica. Además, esta antigua leyenda fue desempolvada en 2013 gracias a la película Las brujas de Zugarramurdi, dirigida por Álex de la Iglesia.

Desde un punto de vista natural, la cueva de Zugarramurdi es un prodigio esculpido por el río Orabidea, cuyas aguas siguen fluyendo en el interior de esta impresionante gruta. Con 120 metros de longitud y amplias galerías que parecen diseñadas para acoger rituales ancestrales, la cueva es un auténtico anfiteatro natural rodeado por la espesura de los bosques y las montañas del Valle del Baztán. Este entorno, en el que conviven robles centenarios y helechos que parecen arrancados de otro tiempo, contribuye a dotar al lugar de una atmósfera casi sobrenatural.
Las paredes de roca caliza, desgastadas por siglos de erosión, presentan tonos cálidos que cambian con la luz que se filtra a través de las aberturas. Durante el día, los rayos del sol iluminan la entrada, creando juegos de luces que acentúan el aire místico de la cueva. Este contraste entre lo natural y lo mítico convierte a Zugarramurdi en un lugar único, donde los visitantes no solo pueden explorar su historia, sino también dejarse envolver por la magia de un paisaje que parece haberse detenido en el tiempo.
Cómo llegar: entre curvas y paisajes navarros
Llegar a Zugarramurdi es en sí mismo una experiencia inolvidable. Desde Pamplona, el trayecto en coche toma alrededor de una hora y media, atravesando la sinuosa carretera NA-121-B, que serpentea entre valles y colinas salpicadas de caseríos tradicionales. Si vienes desde San Sebastián, el viaje es más corto, con una duración aproximada de una hora. Una opción muy recomendada es tomar la ruta que pasa por la localidad vecina de Urdax, otra joya navarra conocida por sus cuevas.

Si prefieres el transporte público, debes saber que las conexiones directas son limitadas. Sin embargo, es posible llegar en autobús hasta localidades cercanas como Elizondo y desde allí continuar el trayecto en taxi o vehículo privado. Otra alternativa para los amantes del senderismo es recorrer alguna de las rutas señalizadas que conectan Zugarramurdi con pueblos vecinos, ofreciendo vistas panorámicas y un contacto directo con la naturaleza.
Qué podrás ver en tu visita: en las entrañas de la leyenda
La entrada a la cueva te recibe con su imponente boca de acceso, que se abre como una puerta hacia un mundo de leyendas. Al adentrarte, te sorprenderá la amplitud del espacio, donde destacan las caprichosas formaciones de roca moldeadas por siglos de erosión. El lugar donde supuestamente se celebraban los aquelarres es conocido como «la sala principal» y conserva una atmósfera sobrecogedora que deja volar la imaginación.
Además de explorar las galerías principales, no puedes perderte el sendero que rodea la cueva, ofreciendo vistas espectaculares del paisaje circundante. Este recorrido conecta con otros puntos de interés cercanos, como la Cascada del Infierno, una caída de agua que añade un toque de misterio al entorno. A lo largo del camino, encontrarás paneles informativos que detallan la geología, flora y fauna de la zona, así como anécdotas históricas relacionadas con la cueva.

Alrededores y pueblo de Zugarramurdi: la ruta de las cuevas
El pueblo de Zugarramurdi es pequeño pero encantador. Sus casas de piedra y tejados rojos se alinean a lo largo de calles tranquilas, donde el tiempo parece haberse detenido. No puedes marcharte sin visitar su iglesia parroquial, dedicada a la Asunción de Nuestra Señora, que data del siglo XVII y ofrece una conexión directa con los habitantes de aquella época turbulenta.
A pocos kilómetros, encontrarás otros puntos de interés como las Cuevas de Urdax y las de Sara, situadas ya en el lado francés del País Vasco. Estas formaciones completan un circuito geológico y cultural que permite profundizar en la historia y naturaleza de la región. Los alrededores son ideales para practicar senderismo o simplemente disfrutar de un picnic rodeado de la serenidad que ofrecen los bosques navarros.

Museo de las brujas: separando la historia del mito
El Museo de las Brujas, ubicado en el centro del pueblo, es una parada imprescindible para comprender el contexto histórico de los juicios y el fenómeno social que envolvió a la cueva. Este espacio museístico combina paneles interactivos, objetos de la época y recreaciones que narran la vida cotidiana en Zugarramurdi durante el siglo XVII. El enfoque no es solo histórico, sino también antropológico, explorando cómo las creencias populares y los miedos colectivos alimentaron las persecuciones.
Entre las piezas más destacadas, se encuentran documentos originales de los juicios de la Inquisición y reconstrucciones de los rituales que se atribuían a las «brujas». Además, el museo ofrece talleres y actividades culturales que buscan desmitificar los acontecimientos y poner en valor la riqueza cultural de la región.