El Parque Yamaguchi es uno de esos lugares extraños en una ciudad como Pamplona que precisamente por esa singularidad se convierten en espacios únicos. Este trocito de Japón en mitad de Navarra nace de una hermanamiento cultural entre las dos culturas y permite a todos los visitantes disfrutar de rincones mágicos como la pagoda del lago, los géiser típicos de los jardines del país asiático y sus famosos cerezos que cuando florecen ofrecen un espectáculo muy difícil de ver en una ciudad norteña como Pamplona.
- Historia del parque Yamaguchi y relación con la ciudad japonesa
- Qué podrás ver en tu paseo por el parque
- Cómo llegar
Historia del parque Yamaguchi y relación con la ciudad japonesa
El nacimiento de este parque de 85.000 metros cuadrados tiene su origen en el hermanamiento entre las ciudades de Pamplona y Yamaguchi en 1980. La historia de encuentro de estos dos puntos tan distantes es aún más bonita porque ambas tienen en común formar parte de la vida de San Francisco Javier, el misionero jesuita que en el siglo XVI evangelizó tierras japonesas, concretamente por la zona de Yamaguchi, y que es el patrón de Navarra.
Así que la conexión espiritual que ha unido a Pamplona y Yamaguchi era tan evidente que acabó manifestándose de una manera plástica años después, concretamente en 1997 cuando se construyó el parque, en un jardín lleno de puentes, cascadas, pagodas, lagos y géiser como en cualquier paseo de los que hay en el País del Sol Naciente.
El Parque Yamaguchi fue diseñado, de hecho, por dos paisajistas japoneses que buscaron recrear un homenaje a las cuatro estaciones del año y enmarcarlo en la filosofía nipona de la relajación y meditación para convertirlo en uno de los rincones más especial de la capital navarra.
Qué podrás ver en tu paseo por el parque
El jardín típicamente japonés cuenta con más de 400 árboles y más de 600 plantas. Algunos de estos ejemplares vinieron directamente del país asiático, como el cerezo japonés, pero no son los únicos que atraen a visitantes ya que también se pueden ver sauces llorón, robles o secuoyas, entre otros.
No sólo merece la pena recorrer este parque por su flora, sino también por el lago con su pagoda, el Jardín de la Vía Láctea o el Planetario, que está instalado en su interior.
Flora
Sin duda, uno de los atractivos del Parque Yamaguchi son los cerezos japoneses, cuya floración, en primavera, es uno de los espectáculos más esperados de los asiduos a este rincón. Pero no es lo único de lo que podemos disfrutar durante un paseo. Hay cipreses de los pantanos, procedentes de EEUU y cuyas raíces sobresalen del suelo; árboles gigantes como el ginkgo biloba, considerado un prehistórico y cuyas hojas son en forma de abanico, o el sauce llorón, una especie del norte de China que crea un encanto muy particular en las zonas próximas a estanques o riachuelos.
También destacan la secuoya gigante, que puede llegar a los 80 metros de altura, o los tulíperos de Virginia, que florecen hacia el mes de mayo, llenándose de una especie de tulipanes gigantes muy llamativos.
Lago
Uno de los lugares más mágicos de este jardín es el lago con la pagoda, la casita de madera en la que se puede entender la filosofía japonesa con el agua. Este estanque representa la relajación, la madurez, pero también la vida en el reflejo de la vegetación y como refugio de las aves que habitan a su alrededor.
Uno de los lugares más fotografiables de esta zona es justamente el puente de madera que lo cruza.
Planetario
Este edificio construido en 1993 está integrado perfectamente dentro del Parque Yamaguchi. Cuenta con una de las cúpulas más grandes del mundo, de 20 metros de diámetro, donde se pueden ver muchas estrellas en movimiento y exposiciones científicas relacionadas con el espacio.
Además del gran proyector de estrellas, el Planetario cuenta con otros 70 proyectores más que ayudan a dar a conocer los mayores avances pero de una forma divertida.
Jardín de la Galaxia
Esta zona del parque es un lugar único en España. Se trata del Jardín de la Galaxia que replica con flores y arbustos la Vía Láctea para que la gente pueda, literalmente, pasear por las estrellas.
En total se plantaron 500 arbustos que simbolizan cada galaxia concreta con sus estrellas, sus neboulosas y hasta los temibles agujeros negros con un diámetro de 30 metros.
Pasear y descubrir cada uno de los recovecos es una lección de astronomía muy fácil y didáctica que permite imaginarse cómo es el espacio exterior sin moverse de Pamplona.
Sólo hay un jardín parecido a este en Hawaii.
Cómo llegar
Es muy fácil llegar al Parque Yamaguchi desde el centro bien andando o en coche. Desde la Plaza del Castillo tenemos un paseo de una media hora que atraviesa algunas de las zonas más importantes de la capital navarra como los Jardines de la Taconera o la Ciudadela.
De hecho, desde la Ciudadela tenemos que bajar por la avenida de Pío XII todo recto y nos encontraremos enseguida con una de las entradas a este jardín japonés, concretamente la más próxima al estanque.