Situada al pie del puerto del Alto de Ibañeta (1057 m.s.n.m.), un paso natural de entrada a la Península Ibérica desde la Prehistoria, la villa de Orreaga/Roncesvalles es un auténtico hito para todos aquellos que peregrinan, por el conocido como Camino Francés, a la tumba del apóstol Santiago en Compostela, a 790 kilómetros hacia el oeste. 

Pero no solo eso. Esta localidad pirenaica es también un lugar cargado de historia, enclavado en un entorno natural de esos que quitan el aliento. En todo caso, visitar Roncesvalles supone disfrutar de todo tipo de experiencias ligadas al arte, la cultura, la naturaleza y, en general, la singular relevancia histórica de este maravilloso rincón del Pirineo de Navarra. 

  1. Qué ver en Roncesvalles
  2. Dónde comer en Roncesvalles
  3. Qué ver en los alrededores de Roncesvalles
  4. Dónde alojarse en Navarra

Qué ver en Roncesvalles

Más que un pueblo como tal (cuenta con poco más de una veintena de habitantes), este minúsculo lugar es un enclave de enorme significado, tanto para los peregrinos que comienzan su andadura hacia Santiago como para la historia de una frontera que ha sido determinante en el devenir de Europa. En todo caso, descubrir Orreaga/Roncesvalles significa encontrarse, cara a cara, con un buen puñado de tesoros.

Real Colegiata de Santa María

Sin duda el edificio más emblemático de la villa, esta impresionante iglesia de estilo gótico francés (inspirada en la parisina catedral de Notre Dame) es un excepcional resumen de la importancia de la villa en trazado del Camino de Santiago. Su construcción fue impulsada por Sancho VII «el Fuerte», rey de Navarra (sus restos reposan en la anexa capilla de San Agustín), a principios del siglo XIII, aunque se reformó ampliamente a comienzos del siglo XVII. Concebida desde un principio como un lugar para atender a los peregrinos que entraban desde Francia cruzando por el Alto de Ibañeta, en su interior (tres naves) destacan la exquisita talla gótica de la Virgen de Roncesvalles (siglo XIV), las coloridas vidrieras y rosetones, la cabecera pentagonal, la gran nave central y las pinturas murales de la cripta, entre otros espacios y elementos decorativos relevantes. 

También forman parte del conjunto el claustro (siglo XVII), la torre, la Casa Prioral y la mencionada capilla de San Agustín. Algo más distanciados se encuentran el Museo, la conocida como Casa de los Beneficiados y el Albergue de Peregrinos. En todo caso, Santa María de Roncesvalles es una auténtica joya histórica y arquitectónica declarada Bien de Interés Cultural y uno de los tesoros adscritos a la declaratoria del Camino de Santiago como Patrimonio Mundial de la UNESCO.

La Tumba del Rey Gigante

La losa con el relieve del monarca yacente mide 2,25 metros de largo, y dice la leyenda que esa era la estatura real del propio Sancho VII «el Fuerte», el rey gigante. En cualquier caso, la Capilla de San Agustin, también conocida como Capilla Real o Sala Capitular, es el lugar en el que descansan los restos mortales del famoso rey navarro que participó en la batalla de Las Navas de Tolosa y cuya voluntad fue clave en la construcción de la Colegiata de Roncesvalles. Una triple arcada en el ala este del claustro da acceso a la capilla, en cuyo centro se encuentra, precisamente, el sepulcro real, instalado ahí en 1912, fecha en la que se arregló la capilla para conmemorar el séptimo centenario de la legendaria batalla de 1212. 

El Silo de Carlomagno

Ligado a otra famosa batalla, en este caso a la de Roncesvalles del año 778, se cuenta que en este singular edificio románico de planta cuadrada (antigua capilla del Espíritu Santo) fueron enterrados los doce pares de Francia, caballeros de Carlomagno que murieron junto al Roldán en aquella legendaria gesta. Original del siglo XII, aunque muy reformada posteriormente, se considera la construcción más antigua que se conserva en la villa y se asienta sobre un pozo que, efectivamente, servía de osario tanto para viajeros fallecidos en el hospital como para vecinos de la localidad. 

La iglesia de Santiago

A un costado del Silo de Carlomagno, este pequeño y austero templo gótico, del siglo XIII, es también conocido como la Iglesia de los peregrinos, pues que se dice que su campana (proveniente de la antigua capilla de San Salvador, ubicada en el Alto de Ibañeta) les guiaba en tiempos de bruma o tormentas. De fábrica sencilla y planta rectangular, fue utilizada como parroquia hasta el siglo XVIII y restaurada en el XX, momento en el que se incorporó la casi mítica campana. En todo caso, es uno de los edificios fueron completando el excepcional conjunto hospitalario de Roncesvalles. 

El Museo de Orreaga / Roncesvalles

Este pequeño pero interesante museo, ubicado junto a la Casa Prioral, guarda distintas obras de gran relevancia histórica. Tesoros como el famoso “Ajedrez de Carlomagno”, una pieza excepcional sobre la que, según la leyenda, jugaba el mismísimo Carlomagno cuando le anunciaron la muerte de su sobrino Roldán y la derrota del ejército franco en la Batalla de Roncesvalles. En realidad, es un hermoso relicario de estilo gótico dispuesto en damero, con esmaltes translúcidos, vidrio y láminas de plata dorada, de la segunda mitad del siglo XIV. O como la “Esmeralda de Miramamolín” (Muhámmad an-Násir, cuarto emir de la dinastía almohade), cuya propia leyenda cuenta que fue arrancada del turbante del emir por el rey Sancho VII en las Navas de Tolosa. Escultura, pinturas, extraordinarias piezas de orfebrería, así como muebles, tapices, monedas y libros de gran interés bibliográfico, terminan por formar una colección que no tiene desperdicio.

La Fuente de la Virgen de Roncesvalles

A espaldas del antiguo edificio medieval conocido como Itzandegia (del siglo XIII, utilizado como pajar, caballerizas, vivienda, albergue…, y hoy restaurado como sala polivalente), apenas un par de caños enmarcados por unos cuantos bloques de piedra, en medio de un parado, señalan el lugar en el que, según la leyenda, unos pastores de la zona encontraron la venerada imagen perdida de la Virgen de Roncesvalles, Reina del Pirineo.

Dónde comer en Roncesvalles

Una visita a este rincón del Pirineo Navarro también supone la oportunidad de disfrutar de la rica gastronomía de la zona. La caza (jabalí, ciervo, corzo…), la pesca fluvial (trucha, carpa…) y la propia naturaleza pirenaica (setas, quesos de oveja, ternera navarra, palomas…) dan lugar a platos que resumen, en esencia, la  vida en la montaña.

La Posada de Roncesvalles

Alojada en un histórico edificio del año 1612 (recientemente restaurado), este antiguo hostal de peregrinos sigue siendo un lugar de acogida para todos aquellos que se dirigen a Santiago. Junto a su oferta de alojamiento, la Posada también pone sobre la mesa una buena muestra de los sabores locales, desde la típica ternera de Navarra hasta los mejores postres caseros.

Hotel restaurante Roncesvalles

A un costado de la Colegiata, la antigua “Casa de los Beneficiados” (1725) es hoy en día un claro ejemplo de la hospitalidad que, desde siempre, caracteriza a este villa pirenaica. Su restaurante ofrece desde menú del día hasta platos combinados, raciones, bocadillos, ensaladas, postres caseros…, siempre elaborados con productos de temporada y de máxima calidad, según los principios del movimiento Slow Food.

Casa Sabina

Desde unos buenos pinchos y raciones hasta su clásico “menú del peregrino”, este hotel-restaurante es otra buena opción para disfrutar de una pausa en el Camino –nunca mejor dicho–. Un lugar de ambiente tranquilo y acogedor que bebe del inagotable encanto de su entorno. 

También hay varios restaurantes en la vecina localidad de Auritz/Burguete que ofrecen lo mejor de la cocina navarra, como el Asador Aritza, el Restaurante Txikipolit y el restaurante del Hotel Loizu, entre otros. Y alguno más en Aurizberri/Espinal (a escasos 6 km de Roncesvalles), como el Restaurante Baratze y el Hostal Restaurante Haizea.

Qué ver en los alrededores

La naturaleza es, sin duda, uno de los grandes atractivos de la zona y, por lo tanto, Orreaga/Roncesvalles es un auténtico paraíso para los amantes del senderismo. Además del Camino de Santiago, que se puede aprovechar, por ejemplo, para subir al Alto de Ibañeta o visitar pueblos vecinos, distintas rutas invitan a explorar el entorno:

El Camino de los Canónigos

Regidos por la regla de San Agustín, la vida de los canónigos de Roncesvalles estaba sujeta a una serie de estrictas normas Una de ellas marcaba que solo se podían franquear ocasionalmente los muros de la Colegiata para dar un paseo por este sendero. En menos de dos kilómetros, la ruta ofrece una bonita panorámica de todo el conjunto y visita distintos atractivos históricos de la zona, como la Fuente de Roldán, donde dice la leyenda que fue herido el famoso comandante de los francos y sobrino de Carlomagno. O como la Cruz de los Peregrinos, hito clave del Camino, y la propia Fuente de la Virgen.

El Bosque de Basajaunberro

Esta sencilla ruta circular, de unos 4 km de longitud (poco más de una hora), es perfecta para disfrutar del entorno en familia. El recorrido parte de la misma Colegiata y transcurre por una pista forestal a través de un bosque de hayas y algunos robles singulares. Un entorno mágico, en el que se celebraban antiguos aquelarres, y cuyo topónimo hace referencia al Basajaun, el “señor del bosque”, un personaje de la mitología vasco-navarra.

Ruta de los Búnkeres de Ibañeta

Siguiendo la línea fronteriza que separa Francia y España, marcada por las propias cumbres del Pirineo, tres senderos bien señalizados (unos 8 km de dificultad baja/moderada; alrededor de 3 horas y media de recorrido) invitan a descubrir los vestigios de la línea fortificada construida por la dictadura franquista para impedir una hipotética invasión de España al finalizar la Segunda Guerra Mundial. 

Por supuesto, también merece la pena visitar los pueblos cercanos, como Auritz/Burguete (conocida históricamente como el Burgo de Roncesvalles) o Aurizberri/Espinal. Dos pequeñas localidades que muestras, una vez más, las singularidades de la vida en lo alto de la cordillera. El hermoso paisaje de montaña enmarca viejos cementerios de estelas funerarias, muestras entrañables de arquitectura pirenaica, pequeñas iglesias y ermitas, dólmenes, lavaderos, antiguos puentes…, y todo ello adornado por las más auténticas tradiciones, desde fiestas patronales y romerías hasta una gastronomía íntimamente ligada al paisaje y al paisanaje. 

Dónde alojarse en Navarra

Visitar Navarra invita a disfrutar de experiencias únicas, incluyendo, por supuesto, una estancia de primer nivel en Occidental Pamplona. Este 4 estrellas del Grupo Barceló, ubicado en pleno corazón de la capital navarra y muy cerca de algunos de sus principales atractivos (la Ciudadela, el parque Yamaguchi, el Planetario, la Universidad de Navarra, etc.), ofrece 89 habitaciones, amplias, luminosas y completamente equipadas, así como un restaurante con los mejores productos frescos y de temporada, y un animado lobby bar. Y todo ello a menos de 50 kilómetros de  Orreaga/Roncesvalles.