Casco Viejo
¿Quién no ha oído hablar del Casco Viejo de Pamplona? Ese dédalo de calles y plazuelas que corona la meseta sobre la que se asienta la capital de Navarra y que durante la Edad Media se rodeó por completo de murallas… También es imposible encontrar, al menos en el mundo occidental, alguien que no haya escuchado o visto algo relacionado con la fiesta más famosa de la ciudad, los Sanfermines, que se celebran, fundamentalmente, en este entorno urbano.
¿O alguien que no hay leído algunas líneas sobre el vínculo entre Pamplona y Ernest Hemingway? El escritor y periodista estadounidense vivió aquí durante un feliz periodo de su juventud y se inspiró en Pamplona y su universal festejo de julio para la célebre novela Fiesta (The Sun Also Rises). Luego regresó en varias ocasiones acompañado de su familia.
El Casco Viejo (o Antiguo) de Pamplona es, desde luego, un lugar muy escenográfico, pese a la estrechez de sus calles y su reducido tamaño. De hecho, aquí apenas viven unas 12.000 personas. Pero a ellas hay que sumar los miles de visitantes que la pasean a diario en busca de las huellas de Hemingway y también (y sobre todo) de los bares de pintxos y los muchos restaurantes que hay en esta zona.
También se puede conocer en el Casco Viejo de Pamplona el monumento más relevante de la ciudad, su Catedral (vincular a URL correspondiente?), una joya entre el Gótico y el Neoclasicismo, que destaca por la singularidad de conservar todas las estancias que conformaban este tipo de complejos religiosos.
Por supuesto, muchos de los visitantes del Casco Viejo de Pamplona no pueden resistirse a recorrer a pie (todo el barrio es exclusivamente peatonal) la ruta que siguen los toros durante los encierros de los Sanfermines. Desde la Cuesta de Santo Domingo hasta la Plaza de Toros, pasando por el Ayuntamiento (la otra joya monumental del Casco Viejo pamplonés), la universal Calle Estafeta y el edificio de Telefónica.
En total, 875 metros de paseo, flanqueados por un ambiente inmejorable, sobre todo durante la tarde-noche de los fines de semana y los jueves por la noche. Ese día se celebra el “juevintxo”, en el que participan buena parte de los bares de la zona y que es una opción relativamente barata de disfrutar de la mejor gastronomía de Pamplona y de la hospitalidad de sus habitantes, sobre todo los universitarios.
Otro lugares que merecen visita en el Casco Viejo de Pamplona son el Palacio de los Reyes de Navarra (actual sede del Archivo General de Navarra); el de los Condestables (que es la única muestra del Renacimiento en la ciudad), la arbolada Plaza del Castillo, una de las más grandes; las profusamente decoradas iglesias de San Saturnino y la de San Nicolás; el Palacio Episcopal y el Museo de Navarra.
Este último, situado desde mediados del siglo XX en el antiguo Hospital de Nuestra Señora de la Misericordia (siglo XVI), alberga un completa colección de objetos y obras de arte relacionados con la Historia de esta comunidad foral: desde la Prehistoria hasta el siglo actual.
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