Uno de los nombres por los que se conoce a San Sebastián es Irutxulo, que significa “tres agujeros”. Esta denominación proviene de los pescadores, que veían la ciudad desde el mar y contemplaban tres entradas: entre el monte Igueldo y la isla de Santa Clara; entre Santa Clara y el monte Urgull; y entre el monte Urgull y el monte Ulía.

Esta apreciación deja bastante claro la importancia del monte Urgull, siendo uno de los emplazamientos de mayor protagonismo para los donostiarras. No solo sirve de pulmón a la ciudad y dota al Casco Viejo de un carácter muy especial, sino que forma parte intrínseca de las crónicas de la urbe desde su nacimiento.

Coronando la cima del Urgull, se alza el castillo de la Mota, fortaleza militar cuyo origen hay que buscar en el siglo XII. Por esta construcción han pasado diferentes reyes a lo largo de las épocas. Cada uno de ellos le ha dado forma a esta construcción, que ha sobrevivido al paso del tiempo y cuyos muros tienen leyendas que contar.

El castillo de San Sebastián, algunas pinceladas históricas

Castillo de la mota
Cañon en el Castillo de la Mota

Cuando te sitúes delante de este conjunto, el viaje al pasado será casi instantáneo. Imagina trasladarte hacia el año 1180, cuando Sancho VI de Navarra, apodado El Sabio, fundó San Sebastián para utilizarla como puerto marítimo. El monte Urgull defendía el puerto contra los vientos del norte y se trataba de un enclave estratégico fundamental, entre el río Urumea y la playa de la Concha.

El siguiente paso lógico era levantar una fortaleza que asegurara el entorno. Esa decisión la toma Sancho VII de Navarra, el Fuerte, en 1194, cuando levanta la muralla en torno a la ciudad y ordena construir el castillo de la Mota. Tras pasar de unas manos a otras, entre disputas regias, en 1476 soportará su primer asedio por parte de tropas francesas y portuguesas. Los habitantes se protegieron en su interior y los Reyes Católicos optaron por reforzar aun más la construcción.

Ya en el siglo XVI, Carlos V realizará varias reformas más. Conocemos como era el castillo de la Mota en estos momentos gracias a diversas descripciones, en las que se habla de una gran torre del Homenaje y una barbacana de acceso. Se taló todo el monte para dificultar más el avance de los enemigos y también se instaló una horca. En un grabado realizado a finales del siglo XVI por Joris Hoefnagel, se puede ver como era San Sebastián en esos momentos, con el castillo presidiendo la cumbre del Urgull.

En 1575 cae un rayo en el polvorín y el incendio destruye casi por completo el edificio, aunque se reconstruye posteriormente siguiendo su morfología original. En el siglo XVII tiene lugar una de las restauraciones más famosas del castillo, la de Tiburcio Spanochi, tras caer de nuevo un rayo. Demostró su carácter inexpugnable cuando el duque de Berwick lo bombardea durante dos semanas hasta que desiste en sus intentos. Múltiples ataques y asedios en la Guerra de Independencia o en las Guerras Carlistas, siguieron poniendo a prueba la fuerza del castillo de la Mota, que siempre estuvo preparado para proteger a los habitantes de San Sebastián.

Durante el siglo XX se empieza a apostar por conservar el enclave, declarándolo Monumento Histórico Artístico Nacional en 1921. En la década de 1960 se somete a una profunda restauración y se rehabilitan las construcciones defensivas del monte Urgull, otorgándoles un nuevo uso como espacios culturales.

 

 

Qué ver en el castillo de la Mota del monte Urgull

El monte Urgull constituye toda una suerte de atalaya natural y se puede acceder desde diferentes puntos de la ciudad. Cualquiera de los cuatro senderos que discurren por este entorno, te llevarán hasta la cima, donde se alza el castillo de la Mota.

Cuando llegues, puede que una de las primeras cosas que llame tu atención sea la alta escultura del Sagrado Corazón. Fue colocado en 1950 sobre una de las capillas de la fortaleza. El monumento entero mide 24 metros y domina toda la ciudad, mientras mira al mar. Aunque resulta extraño encontrar este tipo de figura en un castillo militar, hoy se ha convertido en todo un símbolo de San Sebastián.

Los cañones del castillo de la Mota siguen en la actualidad en sus puestos, como escoltas perpetuos que resisten a los siglos. El edificio de la fortaleza en sí se ha transformado en un museo, la ‘Casa de la Historia de Urgull’. A través de diversas maquetas, escenografías, objetos y soporte audiovisual, podrás profundizar en estos más de 800 años de historia.

En este museo, bajo el nombre “Mirando a San Sebastián”, se hace un recorrido completo por todo el desarrollo del castillo de la Mota y los diferentes sucesos que aquí tuvieron lugar. Gracias a las recreaciones de las múltiples salas, podrás viajar a otras épocas. Incluso hay maniquíes ataviados con diferentes trajes.

La visita al castillo de la Mota puede ser un excelente plan para realizar en familia y que los más pequeños disfruten la jornada. Si acudís en verano, se realizan muchas actividades en este paraje, como talleres de sombras chinescas, vestimentas curiosas, torneos medievales, talleres de mosaicos, etc. La ambientación no puede ser mejor y cobra un sabor auténtico. Todo ello mientras gozas de una de las mejores vistas de San Sebastián, pues desde aquí se divisa la ciudad en todo su esplendor, así como la bahía de la Concha.