Entre mediados del siglo XIX y principios del siglo XX, San Sebastián vive su período más floreciente: la Belle Époque donostiarra. Con la muerte del rey Alfonso XII, la reina regente María Cristina decide veranear en esta ciudad, trasladando también la corte a la ciudad durante la época estival, exactamente al palacio de Miramar.

Con el plan del Ensanche de Cortázar en pleno desarrollo, San Sebastián vivirá una época dorada en la que se construirán algunas de las obras de mayor atractivo arquitectónico: el ya mencionado palacio de Miramar, el Gran Casino que es hoy la sede del Ayuntamiento, el teatro de Victoria Eugenia o la catedral del Buen Pastor.

De una enorme monumentalidad, la singular catedral alberga una buena cantidad de detalles significativos que vale la pena descubrir.

La catedral del Buen Pastor a lo largo del tiempo

Hacía tiempo que los habitantes de la zona meridional de la urbe reclamaban una parroquia. Tras someter a concurso el diseño para ésta en 1887, resulta vencedor el proyecto del arquitecto Manuel Echave.

 

 

Para comenzar las tareas constructivas de la iglesia del Buen Pastor, que se iba a levantar sobre el ensanche de Amara, antes era necesario proceder a la desecación del terreno cedido. El río Urumea había formado una serie de marismas que impedían la cimentación. La primera piedra se coloca el 29 de septiembre de 1888, un acto que preside la reina María Cristina y sus hijos. Será la primera vez que el futuro Alfonso XIII, de solo dos años de edad, firme un documento oficial, obviamente con la ayuda de su madre.

Echave pasará los siguientes nueve años a cargo de las obras. La futura catedral llevaba intrínseca la naturaleza de San Sebastián, ya que se empleó la piedra arenisca de las canteras del monte Igueldo. Quedará consagrada el 30 de julio de 1897, asistiendo nuevamente la familia real, tan arraigada a esta tierra.

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La catedral del Buen Pastor

En 1953 se hace necesario escoger un templo como sede para la reciente diócesis de San Sebastián. El escogido no pudo ser otro que el del Buen Pastor, gracias a su grandeza y sus modernas soluciones. Ese mismo año, adquiere el rango de catedral, asumiendo nuevas remodelaciones acordes a su categoría. Aunque la catedral del Buen Pastor no posea la antigüedad que suelen tener este tipo de construcciones, su magnificencia se muestra en cada detalle.

La catedral de San Sebastián, algunos rasgos singulares

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Torre de la catedral

Manuel Echave encontró la inspiración directamente en las catedrales góticas alemanas, en especial en la maravillosa catedral de Colonia. La primera muestra de esta influencia es la fuerte verticalidad de la obra, acentuada con arcos ojivales muy agudos, rematada con pináculos y gárgolas, además de estar plagada de numerosos vanos con vidrieras. El estilo historicista neogótico queda absolutamente de manifiesto con todas estas soluciones.

La catedral del Buen Pastor consta de unas dimensiones considerables, con una planta de cruz latina formada por tres naves, un crucero y una cabecera, sin restos de girola. Lo primero que llama nuestra atención al llegar es la alta torre-campanario de 75 metros que remata el pórtico de entrada, en forma de aguja. Antes de cruzar la puerta de acceso, no olvides levantar la vista para contemplar una de las muchas muestras que el genio de Chillida deja en su querida San Sebastián. En este caso, crea, con motivo del centenario de la inauguración de la catedral, La Cruz de la Paz, una pieza en alabastro. El escultor donostiarra la dona a la iglesia y se coloca en su fachada principal.

Una vez en el interior, las enormes pilastras de sustentación dejan paso a los principales protagonistas del espacio: las vidrieras. Estas nacieron de la mente de Juan Bautista Lázaro y constituyen uno de los elementos ornamentales más importantes de la catedral. Destacan, sobre todo, las que cierran las ventanas del ábside, donde reconoceremos a los doce apóstoles. Estas bellas cristaleras recorren casi en su totalidad los muros laterales, dotando al edificio de una mayor espiritualidad y luz natural. Dos rosetones rematan ambos lados del crucero.

La catedral del Buen Pastor cuenta con un aforo total para 4.000 personas y su visita es uno de los indispensables de San Sebastián. Rodea el exterior para maravillarte con su decoración al más puro estilo de la arquitectura gótica. Entra para dejar que esa magia, característica de una construcción de tal envergadura, te inunde.

La plaza del Buen Pastor, en Donostia, y las construcciones circundantes

La plaza que sirve de abrigo a la catedral del Buen Pastor lleva su mismo nombre. En ella hay varios edificios que completan este espacio, los cuales puedes aprovechar para visitar.

  • Koldo Mitxelena Kulturunea. Este centro cultural lleva el nombre del insigne lingüista Koldo Mitxelena, una de las principales autoridades en los estudios sobre la lengua vasca. La construcción se inaugura en 1993 y cuenta con una completa biblioteca, además de varios salones para exposiciones y eventos. La entrada es gratuita, y seguro que te topas con alguna muestra interesante.
  • Edificio de Correos. Donde se situaba la antigua escuela de Artes y Oficios, se conserva hoy en día un inmueble de estilo historicista que cierra el frente meridional de la plaza del Buen Pastor. De principios del siglo XX, aunque su interior fue totalmente transformado al decidir trasladar aquí la sede de Correos y Telégrafos, el carácter externo se sigue conservando y destaca el friso de cerámica de la fachada principal. No olvides pasar por aquí para ser partícipe de su singular encanto.

Al estar en pleno centro, no será difícil seguir aprovechando tu día con un agradable paseo por la playa de la Concha, acercarte a conocer el teatro Victoria Eugenia y culminar con una buena ruta de pintxos en la Parte Vieja de San Sebastián, en bares como Zeruko, Casa Bartolo o La Mejillonera.