La céntrica plaza de Gipuzkoa de San Sebastián, con más de 5.000 metros cuadrados, es uno de los lugares emblemáticos de la ciudad. También es un espacio de encuentro y descanso de los donostiarras, donde se detienen para parar un rato en su deambular diario por la urbe, para dar de comer a los cisnes, patos y palomas de su estanque, o para disfrutar de sus jardines. Se trata de un espacio verde, lleno de encanto y romanticismo, que evoca un pequeño bosque inglés, a pesar de estar en el corazón de la ciudad.
Estamos ante una plaza porticada en piedra de sillería de estilo neoclásico que tiene una forma rectangular irregular. Está muy en la línea de las plazas mayores del País Vasco e inspirada en la plaza de la Constitución de Donostia. Fue diseñada por José Eleuterio Escoriaza entre 1867 y 1882 y en un principio tenía previsto cerrar las cuatro puertas que daban acceso a la plaza, aunque finalmente se desestimó la idea. La plaza se encuentra exactamente entre las calles Andia y Bengoetxea, muy cerca del Casco Viejo y del Paseo Marítimo, del Ayuntamiento y del Boulevard.
Los jardines de la plaza de Gipuzkoa
Los jardines de la plaza de Gipuzkoa fueron diseñados por el prestigioso jardinero francés Pierre Ducasse, el mismo que compuso los del espectacular palacio de Aiete. De hecho, la plaza de Gipuzkoa fue el primer parque público construido en la ciudad de San Sebastián y lo planificó el arquitecto Antonio Cortázar cuando el ensanche de la ciudad ya estaba en marcha.
Están salpicados de una gran cantidad y variedad de árboles, flores y plantas. También existe un puente de madera y hierro que atraviesa el estanque, en uno de cuyos extremos existe una pequeña cascada rodeada por un jardincito lleno de flores. Los jardines tienen plantados árboles de Cristina-Enea y de Aiete donados por sus propietarios. También hay tejos, el árbol que aparece en el escudo de Gipuzkoa; sauces llorones, tilos plateados, olmos, fresnos, un cedro del Himalaya, palmeras, plátanos tropicales, avellanos, ciruelos, magnolios, etc. El 26 de noviembre de 1907 el pleno del Ayuntamiento decidió suprimir la verja que rodeaba los jardines de la plaza y que quedaban cerrados por la noche. La verja fue recolocada en los viveros municipales de Ulía.
Con la Diputación Foral de Gipuzkoa
Presidida por el edificio de la Diputación Foral de Gipuzkoa, la plaza de Gipuzkoa tiene una gran escultura del compositor y pianista José María Usandizaga (1887-1915), un complejo templete meteorológico, una mesa horaria de mármol blanco y un gran reloj elaborado con flores de muchos colores. El tablero que señala los horarios en otras partes del mundo y el templete con la bóveda celeste fueron un regalo a la ciudad en 1879 del geógrafo José de Otamendi.
El palacio de la Diputación se inauguró en 1883, aunque muy poco después fue pasto de las llamas y hubo que reconstruirlo en 1887. De estilo neoclásico, su arquitecto fue el donostiarra José de Goikoa, el mismo que dirigió las obras del palacio de Miramar. En la parte superior de su fachada, se pueden contemplar los bustos de cinco ilustres marinos y exploradores guipuzcoanos: Urdaneta, Elcano, Okendo, Lezo y Legazpi.
Escalinatas y vidrieras
El interior del palacio es muy señorial. Impresiona su espectacular escalinata de mármol y bronce, en cuyo primer rellano hay una vidriera que representa la jura de los Fueros por Alfonso VIII al incorporar, en el año 1200, Guipúzcoa a Castilla. También alberga una importante colección de arte, sobre todo de pintores contemporáneos vascos.
Durante todo el año, la plaza de Gipuzkoa es uno de los escenarios urbanos donde se celebran acontecimientos de todo tipo. Por ejemplo, aquí tienen lugar las ferias del libro y se monta un vistoso y enorme belén en fechas navideñas.
Un belén monumental de 150 figuras
El belén de la plaza de Gipuzkoa es uno de los grandes atractivos de San Sebastián durante las fechas navideñas. Está formado por unas 150 figuras, cada una de un metro de altura, que interpretan distintas estampas relacionadas con el nacimiento de Jesús. Evidentemente, están los Reyes Magos, el ángel, el panadero, el herrero… y el Olentzero, que si bien no tiene ninguna vinculación con los Reyes Magos, está presente en este monumental belén, dispuesto seguramente a recoger regalos y entregárselos a los niños.
Todos los donostiarras y guipuzcoanos disfrutan cada año del tradicional belén de la plaza de Gipuzkoa y ya es una tradición acudir en familia a este espacio, especialmente si hay niños pequeños.
Los pastores, la virgen, Herodes…
Han pasado ya seis décadas desde que los artistas Rafael Munoa y José Luis Usabiaga recibieron el encargo de crear un belén monumental por parte del Centro de Atracción y Turismo de Donostia. Al principio, había sólo 12 figuras, las esenciales del Nacimiento de Jesús, pero poco a poco fueron incorporando más escenas: la huida a Egipto, la anunciación a los pastores, la anunciación a la virgen María, el palacio de Herodes, la búsqueda de la posada, etc.
Desde 1990, la Asociación Belenista de Gipuzkoa es la que se encarga de la instalación y cuidado de este valioso belén con la aportación económica y voluntaria de empresas y particulares.
Así que recuérdalo: en tu escapada a San Sebastián, date un paseo por la plaza de Gipuzkoa y disfruta de su singularidad y encanto. Y si vas en Navidad, tendrás la suerte de contemplar también su espectacular belén.