La Tamborrada que da inicio al Día de San Sebastián, el 20 de enero,  también es el primero de las tres “T” que configuran las grandes festividades de San Sebastián: la propia Tamborrada, en homenaje al santo patrón; los Toros, que se celebran durante la Semana Grande Donostiarra por la festividad de la Virgen (15 de agosto), y las Traineras, que coinciden con la festividad de la virgen del Coro, patrona de la ciudad, el 8 de septiembre.

De las tres, la Tamborrada es probablemente la festividad más emotiva para los donostiarras, pues, además de celebrarse fuera del trajín veraniego, se compone de una serie de elementos, en especial la interpretación de la célebre Marcha de San Sebastián, que hacen que sean las fiestas más emotivas para los vecinos de la capital guipuzcoana.

La víspera del Día de San Sebastián

Ya sea vestidos como soldados napoleónicos, ya como cocineros, los tamborreros de la Sociedad Gaztelubide y representantes de otras tamborradas se preparan la noche del 19 de enero, víspera del Día de San Sebastián, en la plaza de la Constitución para el izado de la bandera blanca y azul, símbolo de la ciudad, por parte del alcalde del municipio. El izado tiene lugar a las 12 de la noche en punto del 20 de enero, en el antiguo ayuntamiento de la ciudad y hoy biblioteca municipal.

 

 

Comienza entonces los compases de la más popular y solemne de las tamborradas, la Marcha de San Sebastián, mientras los vecinos cantan al unísono el himno. Seguirán otros tantos temas como Iriyarena, Tatiago, la Diana, la Comparsa de las nodrizas y demás polkas y retretas, que tocarán durante 24 horas las 147 compañías de tamborradas que participan en la festividad.

La Marcha de San Sebastián

Estrenada el 20 de enero de 1861, con música de Raimundo Sarriegui y letra en euskera de Serafín Baroja, padre del escritor Pío Baroja, se trata del himno de la festividad. Su letra es la siguiente:

Bagera!

gu (e)re bai

gu beti pozez, beti alai!

 

Sebastian bat bada zeruan

Donosti(a) bat bakarra munduan

hura da santua ta hau da herria

horra zer den gure Donostia!

 

Irutxuloko, Gaztelupeko

Joxemaritar zahar eta gazte

Joxemaritar zahar eta gazte

kalerik kale danborra joaz

umore ona zabaltzen hor dihoaz

Joxemari!

 

Gaurtandik gerora penak zokora

Festara! Dantzara!

Donostiarrei oihu egitera gatoz

pozaldiz!

Inauteriak datoz!

 

Bagera!

gu (e)re bai

gu beti pozez, beti alai!

Composición de las tamborradas

En Donostia hay en este momento 147 compañías de tamborradas, en las que participan más de 17.000 personas. Las compañías deben estar patrocinadas por alguna sociedad cultural, benéfica, deportiva o gastronómica de la ciudad.

Cada una de ellas está compuesta por tamborreros (que tocan el tambor) formados por entre 20 y 50 individuos, vestidos como soldados napoleónicos, así como los cocineros (que tocan los barriles) con entre 50 y 100 personas. Las compañías se completan con abanderados, cantineras, aguadoras y bandas de música.

Los abanderados, que portan la bandera de la sociedad a la que pertenecen y, obligatoriamente, la de la ciudad de San Sebastián, también pueden portar la Ikurriña. En cualquier caso, son los encargados de abrir paso a la tamborrada. Detrás de ellos suelen estar las cantineras, mujeres vestidas de época que representan a las que acompañaban a las tropas militares haciendo las veces de avituallamiento. A continuación se encuentran los tamborreros con el popular traje del ejército napoleónico.

La banda de música desfila tras los tamborreros. Con un mínimo de 14 miembros, son músicos profesionales contratados para la ocasión. Cerrando la comitiva van los cocineros tocando los barriles. Es el conjunto más numeroso, pudiendo alcanzar los 100 miembros. Representan la parte más divertida y vistosa de la tamborrada. Junto a ellos pueden estar las aguadoras, vestidas con un traje típico vasco y tocando las herradas. Podrían considerarse el equivalente en los cocineros de las cantineras para los tamborreros.

Tamborrada infantil, 5.000 niños pasándoselo en grande

La tamborrada más numerosa es la infantil. Compuesta por más de 5.000 niños procedentes de medio centenar de centros escolares, desfilan el mismo día de la festividad. Esta tamborrada está comandada por un “general” y presidido por la “Bella Easo” infantil.

La primera tamborrada de niños se remonta a 1927 y fue promovida por la Sociedad Euskal Billera. El éxito de esta iniciativa ha permitido que los miembros de esta sociedad puedan llegar a tocar en la misa en honor a San Sebastián y de encabezar la tamborrada infantil.

Origen de la tradición

El inicio de la tradición de las tamborradas no está claro, pero en lo que sí que hay consenso es en que se trató, probablemente, de una guasa propia del carácter alegre y despreocupado de la sociedad donostiarra.

La versión más aceptada de su origen se remonta a la madrugada del 20 de enero de 1836. Aquella noche, los mozos de las tahonas y panaderías de la Parte Vieja de San Sebastián se encontraban reunidos en las fuentes de San Vicente y Kañoyetan con sus barriles para recoger agua. Y, de pronto, se les ocurrió improvisar una comitiva militar marcando el paso y el compás de los soldados que estaban a punto de efectuar el relevo de la guardia.

El final de las fiestas

Del mismo modo que con la izada de bandera, el arriado del estandarte resulta igual de solemne y emocionante. Tras 24 horas de diversión y alegría por las calles de San Sebastián, llega el momento en el que se debe descolgar el blasón de la fachada de la biblioteca y poner fin a la edición anual de la Tamborrada de San Sebastián.

El acto se hace a las 12 de la noche, en punto, del 21 de enero. La tamborrada Unión Artesana es la encargada de amenizar con su música este momento. Pero es un hasta luego, pues como dice la letra de la Marcha de San Sebastián, pronto “¡vienen los carnavales!”.