La localidad de Carmona ocupa una de las últimas colinas de esa cadena mesetaria que son Los Alcores. Esta elevada situación ha supuesto que, durante siglos, haya sido muy deseada por turdetanos, cartagineses, romanos, musulmanes y cristianos. Todos ellos dejaron en ella un rico patrimonio histórico. Una riqueza acrecentada por el hecho de que, tiempo después de ser conquistada por Fernando III El Santo, el rey Pedro I la convirtiera en una de sus villas favoritas. A este monarca cristiano se debe la transformación del castillo musulmán en el monumento que hoy es la principal seña de identidad de la localidad: el Alcázar del Rey Don Pedro.

Pero Carmona es mucho más que ese o el resto de sus monumentos. Ante todo, es un trazado urbano de casas blancas y vanos decorados con vivos colores, al estilo más típicamente andaluz. Por si fuera poco, Carmona es muy conocida por su Semana Santa, que en estas calles adquiere una escenografía sobrecogedora y emocionante. Y, por supuesto, también es conocida por su rica gastronomía.

El Alcázar del Rey Don Pedro

A Carmona casi todo el mundo va para conocer el ya citado Alcázar del Rey Don Pedro, reformado por el rey Pedro I, El Cruel, para convertirlo en una de sus residencias favoritas, allá por el siglo XIV. Como los Reales Alcázares de Sevilla, en parte también levantados por este monarca, se construyó con un atractivo estilo mudéjar.

Por desgracia, el terremoto de 1755 (el de Lisboa) derribó en su mayoría la estructura de aquella construcción, no así buena parte de los lienzos de sus murallas, que son los que hoy encierran las instalaciones del Parador. Merece la pena subir hasta su terraza, para contemplar una magnífica panorámica de la Vega de Carmona.

Como curiosidad, durante buena parte de la segunda mitad del siglo XX el recinto de este castillo acogió la plaza de toros de la localidad.

Qué más ver en Carmona

No muy lejos de este Alcázar del Rey Don Pedro se encuentra el llamado Alcázar Puerta de Sevilla, que formó parte de la muralla defensiva de la ciudad y que fue reformado durante los siglos XIV y XV y luego en los años 70 del siglo XX. Hoy acoge el Centro de Recepción Turística de Carmona.

Muy llamativo es el Anfiteatro Romano, del siglo I y que conserva bastante bien la estructura de su zona meridional. La excavación de este yacimiento comenzó a finales del siglo XIX. Aunque no está abierto a la visita del público en general, se puede admirar bastante bien desde el exterior del recinto.

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Carmona

De ese mismo periodo es la Necrópolis romana de Carmona. Un yacimiento muy valioso, sobre todo porque pone de manifiesto la importancia que le ha dado a la arqueología esta localidad. Un empeño que empezó hace ya muchas décadas. En la Necrópolis conviene visitar dos tumbas monumentales realmente muy bien conservadas: la de Servilia y la del Elefante.

Y también muy recomendable es la visita al Teatro Cerezo, construido en los años 30 del siglo XX y con un estilo entre lo modernista y lo ecléctico. Lo levantó un vecino de la localidad que se hizo millonario gracias al premio gordo de Lotería Nacional.

Otras ideas para disfrutar de Carmona

El conjunto monumental de Carmona se completa con un buen puñado de palacios, iglesias y conventos. Entre los primeros destacan el palacio de los Briones; la casa-palacio de los Lasso de la Vega; la casa de los Aguilar y la de los Rueda; y la casa-palacio Marqués de las Torres, además del Alcázar de la Virreina. Buena parte de estas construcciones hoy se han transformado en hoteles.

En cuanto al patrimonio religioso, destaca la iglesia de Santa María (siglos XV-XVI), sobre lo que fue la mezquita mayor de la localidad. Y, junto a ella, el barroco convento de las Descalzas (siglo XVII-XVIII), con una gran profusión decorativa.

Tan escenográfico es el conjunto que conforman esos monumentos en relación con un urbanismo de auténtico sabor andaluz, que la localidad ha sido elegida en numerosas ocasiones como escenario para el rodaje de numerosas películas y series de televisión. De hecho, se programan rutas para conocer las localizaciones de títulos como Manolete, Nadie conoce a nadie, Fugitivas, Carmen, La Peste, Cazatesoros o Mariana Pineda, entre otros muchos más.

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Carmona

Por último, a las afueras de Carmona se encuentra la Cueva de la Batida, una enorme cantera que ya era utilizada en tiempos del Imperio Romano. Desde entonces, y a lo largo de muchos siglos, de aquí se extrajeron los bloques pétreos con que luego se construyeron buena parte de los edificios de Carmona. En las paredes de este enorme espacio han quedado las marcas de numerosos canteros, además de signos religiosos y elementos naturales, a modo de un inmenso grafiti histórico, pero no pintado, sino grabado en la roca.

Dónde comer en Carmona

A excepción de la llamada torta inglesa, elaborada por las monjas clarisas en su convento, la gastronomía de Carmona no difiere demasiado de la del resto de localidades de Sevilla y Andalucía. En sus restaurantes prima el producto de temporada y las elaboraciones con influencias de las muchas culturas que han pasado por esta tierra.

Por ejemplo, en La Almazara de Carmona (Santa Ana, 33) se combinan sabores y preparaciones locales con alguna que otra técnica actual. Todo, en el entorno auténtico de lo que fue el molino de aceite de la localidad.

También encantador es el ambiente de La Yedra (General Freire, 6), que aprovecha la armonía de un patio andaluz con un limonero centenario para traer a la mesa platos bastante elaborados y con sabores muy locales. Por ejemplo, el secreto ibérico con alioli de azafrán o el arroz con cremoso de boletus.

Por último, si se quiere experimentar las sensaciones de las casas de comidas tradicionales, que tanto sabor han dado a esta tierra, se puede visitar la Casa Curro Montoya (Santa María de Gracia, 13). En este restaurante conviene pedir alguno de los platos elaborados con carne procedente de la Sierra Norte de Sevilla.