Desde 2016, quienes pasan por Sevilla tienen la suerte de poder visitar el Palacio de las Dueñas, una histórica residencia de la Casa de Alba que abrió sus puertas al público ese año. Aquí vivió gran parte de su vida y murió el 20 de noviembre de 2014 la duquesa Cayetana de Alba, heredera de un linaje aristocrático que se deja sentir en cada rincón de la casa. Construido entre los siglos XV y XVI, el Palacio de las Dueñas –nombre tomado del ya desaparecido monasterio de Santa María de las Dueñas, que ocupaba el solar anexo- perteneció en su origen a la familia Pineda, señores de Casabermeja, quienes se vieron obligados a venderlo para pagar el rescate de Juan de Pineda, capturado por los árabes en la Guerra de Granada. Desde 1612, cuando el VI duque de Alba se casó con una hija de los Ribera, la familia entonces propietaria, el palacio pertenece a la Casa de Alba. Las Dueñas, un compendio de estilos gótico-mudéjar y renacentista, no solo tiene interés por su arquitectura y sus magníficos patios y jardines, también por su colección de arte –alberga más de 1.400 piezas– y por las muchas anécdotas históricas que han sucedido tras sus muros. La más caprichosa de ellas, el nacimiento del poeta Antonio Machado en 1875.

El palacio, 500 años de arte y coleccionismo

En 2016, el heredero de Cayetana de Alba y actual XIX Duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, abrió al público el palacio, denominado Bien de Interés Cultural (BIC), para dar a conocer al mundo “la gran labor de mecenazgo artístico y conservación que viene realizando Casa de Alba desde hace siglos”. Su riqueza artística puede constatarse desde el mismo arco neoclásico de la entrada principal, presidido por un azulejo con el escudo del Ducado de Alba que data del siglo XVII.

palacio de duenas
Imagen de una de las estancias del Palacio de Dueñas

Una vez dentro, y tras pasar por las famosas caballerizas, el bello patio principal de la finca ofrece uno de los mejores ejemplos de arte morisco sevillano gracias a sus arcos de medio punto adornados con yeserías, que datan del siglo XV, y sus dos galerías de arcos escarzanos. El recorrido nos llevará por varios interiores del palacio como el Salón de la Gitana, que toma su nombre de la escultura de bronce del escultor valenciano Mariano Benlliure que preside este salón de baile, también decorado con varios tapices procedentes de los talleres flamencos de Jan Frans van den Hecke, tapicero de Bruselas del siglo XVII. Antes de entrar a este salón veremos la monumental escalera de acceso a la planta superior, no incluida en la visita por ser residencia de invierno del actual Duque de Alba, decorada con cuadros de Napoleón III y la emperatriz Eugenia de Montijo.

 

 

En la Sala de los Carteles nos espera una interesantísima colección de carteles de la Feria de Abril y la Semana Santa sevillana del siglo XIX, mientras que en la Sala del Tablao, el rincón favorito del palacio de la difunta Duquesa de Alba, esta practicaba el baile flamenco con su maestro Enrique el Cojo. El Tablao está decorado con decenas de pinturas, una de las grandes aficiones de Cayetana de Alba, además de un traje de flamenca y una bandera de la Federación de Peñas del Real Betis Balompié. También cabe destacar el Salón Cuadrado, un espacio de preciosistas artes decorativas cuyo mobiliario nos transporta a la Francia de Luis XV…

palacio de duenas
Artesonado escalera principal. S.XVI en kaoba, estilo mudéjar

La capilla, en donde hasta poco antes de fallecer la duquesa se celebraba misa cada domingo, es otra de las joyas artísticas del palacio. Cubierta con bóvedas decoradas con escudos de armas de la Casa de Alba, la capilla combina elementos góticos –como las ventanas- con unos zócalos de azulejería típica sevillana en los muros y en el altar. También cuenta con obras de valor como Santa Catalina entre santos, un cuadro del siglo XV del pintor renacentista Neri di Bicci. Y no se puede pasar por alto, por supuesto, la antecapilla, una auténtica pinacoteca de cuyos muros cuelgan varias obras del siglo XVI y una obra cumbre del barroco español, La Coronación de Espinas, de José Ribera. En la finca también encontramos obras de otros grandes pintores clásicos italianos y españoles de los últimos 500 años como Anguissola, Zuloaga, Luca Giordiano, Federico de Madrazo, Sorolla, Gonzalo Bilbao o Romero de Torres.

El Patio del Limonero de Antonio Machado y otros jardines

“Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla / y un huerto claro donde madura el limonero”…Aquel famoso huerto claro de Antonio Machado no es otro que el Patio del Limonero del Palacio de Dueñas que el poeta conoció en su infancia, ya que nació y vivió aquí hasta los ocho años. Casualidades del destino, en el siglo XIX se levantaron tabiques en los salones del palacio para convertirlo en casa de vecinos y el administrador de la finca no fue otro que Antonio Machado Álvarez, el padre del poeta, quien nació en Dueñas en 1875. Es, por ello, el patio más famoso del recinto junto al principal, ya mencionado antes, pero hay otros.

El Patio del Aceite, antigua casa de labranza donde se almacenaba la cosecha y se guardaban los aperos e incluso animales, es hoy un sencillo patio presidido por una fuente del siglo XV y rodeado de palmeras. También es muy hermoso el Jardín de la Alberca, con una frondosa vegetación entre la que encontramos cipreses centenarios, ficus limoneros y naranjos. Por último, por el llamado Patio de Santa Justa regresamos al Patio de Acceso, donde podemos disfrutar una vez más de la fachada exterior del palacio, totalmente cubierta de buganvillas.

palacio de duenas
Patio Principal del Palacio de Dueñas.

El Palacio de las Dueñas constituye casi un jardín botánico primorosamente cuidado por los jardineros de la Casa de Alba. Acoge en sus patios y jardines más de 7.000 plantas pertenecientes a 117 especies diferentes, destacando sus fachadas vegetales pobladas de distintas variedades de buganvillas, jazmines, vides, bignonias, plumbagos, glicinias o hibiscos.

Hasta aquí nuestro recorrido por un palacio en el que dice tanto lo que se ve como lo que no se ve. Y es que sus señoriales estancias han acogido –ya sea de visita o residiendo aquí una temporada- a huéspedes tan ilustres como la Emperatriz Eugenia de Montijo, el político e hispanista inglés Lord Holland, Eduardo VIII y su hermano Jorge VI, Alfonso XIII, Jacqueline Kennedy, la duquesa de Windsor Wallis Simpson, Grace Kelly y su marido Rainiero de Mónaco…Y ahora, por fin, a cualquiera que quiera asomarse a este universo íntimo y aristocrático, guardado celosamente durante siglos.