Algunos ya lo venían pensando desde hace tiempo: Sevilla es una de esas ciudades que nadie debería dejar de visitar bajo ningún concepto. En 2018, este sentimiento se materializó finalmente tras su elección como ciudad más interesante del mundo a ojos de una importante guía de viajes. No es de extrañar, pues en Sevilla conviven, en su arquitectura y en su gastronomía, culturas muy diversas que se remontan miles de años. Esto la convierte en un destino único en el que es fácil dejarse mecer por las ondulaciones brillantes del Guadalquivir, por las sombras alargadas y llenas de historia de sus grandes monumentos, por el sabor genuino de la cocina alojada en cada uno de sus bares y restaurantes, y por el carácter cálido y cercano de sus gentes. Si a todo esto se le añade la posibilidad de realizar toda una serie de planes con semejante escenario alrededor, la solución resulta inmediata: rodéate de buena compañía y no esperes más para acudir a la ciudad de la Giralda.
Deportes acuáticos en el Guadalquivir
El calor sevillano es famoso en toda España por hacer subir los termómetros tan alto como la mismísima Giralda. Por eso, el primer plan que os proponemos os lleva de cabeza al Canal de Alfonso XIII —tramo artificial del río Guadalquivir que atraviesa la ciudad hispalense—. En estas tranquilas aguas se aglomeran, desde un poco antes del comienzo del verano, multitud de empresas y asociaciones volcadas en la promoción de los deportes acuáticos más originales.
Y es que, hay para elegir: desde una relajada ruta explicativa en kayak con los barrios de Triana y Casco Antiguo a uno y otro lado del río, hasta modalidades menos convencionales como el kayak polo, un deporte por equipos a caballo entre el waterpolo y el piragüismo. También se puede practicar el llamado SUP yoga, una innovadora fusión de yoga y paddle surf, que permite a los participantes iniciarse en el mundo yóguico a lomos de una tabla, todo ello dentro de un escenario de incomparable belleza.
Tour a caballo dentro y fuera de Sevilla
Sin embargo, si el agua no es vuestro elemento, no os preocupéis. Sevilla se deja visitar de muchas maneras diferentes —por ejemplo, a caballo—. Concretamente en San Juan de Aznalfarache, a tan sólo 12 minutos en autobús del centro, el Centro Hípico Doble M nos brinda la posibilidad de realizar rutas ecuestres a lo largo de la ribera oeste del río Guadalquivir —el de verdad, no la dársena del Canal de Alfonso XIII—.
Y si de verdad queréis adentraros en parajes salvajes, el Centro Ecuestre Entrepinares, ubicado en el cercano término municipal de Aznalcázar, programa diariamente rutas a caballo a través de los senderos que ofrece la zona. Uno de estos conduce directamente a los Pinares de Aznalcázar, considerados como uno de los espacios naturales de mayor interés ecológico dentro de la provincia de Sevilla. La duración de las rutas es flexible, oscilando desde una hora hasta un día completo. Esta última opción, por cierto, incluye comida campestre en el precio.
De tapeo en la Plaza de la Alfalfa
Después de tanto trote, va llegando la hora de reponer energías, ¿no? Si Madrid hace alarde de su Plaza de la Cebada, Sevilla no se queda atrás con su Plaza de la Alfalfa. Ubicada en el barrio homónimo perteneciente al distrito de Casco Antiguo, de su pasado árabe como depósito de animales hoy no queda huella. En su lugar, la plaza acoge una de las mejores zonas de tapeo de la capital hispalense. Para los sevillanos, una parada acostumbrada en sus salidas de ocio y, para los recién llegados, una visita obligatoria durante la degustación de la gastronomía autóctona.
La Bodega Donaire, taberna de las de toda la vida, es famosa en el barrio por la exquisitez de su marisco fresco. También lo es el Bar Estrella, con un marcado carácter taurino que, sin renegar de su público de siempre, atrae a turistas extranjeros por doquier. Bar Manolo es la tercera y última recomendación para este plan de tapeo en grupo: típicamente andaluz en cuanto a decoración y carta, sus generosas y variadas tapas adobadas son de las de más solera en Sevilla.
Tres maneras de acercarse al flamenco
A la tarde noche, Sevilla va adoptando otros matices. El calor intenso comienza a dar tregua mientras las calles importantes se llenan de gente. Y, dependiendo de dónde te encuentres, es posible que un lejano rumor de guitarras rasgueadas empiece a captar tu atención. Proviene de los teatros, de los cafés y de los bares que diariamente cultivan el flamenco en Sevilla. Considerada capital mundial de este arte, es en Triana donde encontramos su cuna. Un barrio popular dónde el flamenco se disfruta no de una, sino de mil formas.
La Flamenquería (calle Castilla, 94), además de impartir clases entresemana, organiza también, de miércoles a sábado, espectáculos flamencos de carácter popular en los que el aforo máximo no sobrepasa las 20 personas. Sin embargo, si queremos acudir a una reunión secreta en torno al flamenco, la mejor opción es preguntar por Casa La Teatro, “el teatro más pequeño del mundo” escondido en pleno Mercado de Triana.
Y si directamente lo que se busca es ser protagonistas y no espectadores, la oferta de locales de fiesta con música flamenca es interminable. Por ejemplo, Rocío Romero (calle Victoria, 4), de tradición rociera, ofrece su pista de baile, con guitarrista y cantante incluidos, para que cada fin de semana el público ejercite sus sevillanas.