La Plaza Nueva es uno de los ejemplos más evidentes de que a Sevilla le gustan los espacios abiertos. Lógico, si pensamos que esta es una ciudad de encuentros, que disfruta de la calle como pocas otras y que transforma sus calles, parques y plazas en el principal escenario de sus celebraciones, públicas y privadas. Por eso esta plaza, presidida por el edificio del Ayuntamiento, tiene unas dimensiones tan considerables: 500 metros de perímetro y unos 14.000 metros cuadrados de superficie.
Además, como punto de encuentro entre dos de los barrios más importantes del casco histórico de Sevilla, Arenal y Alfalfa, la Plaza Nueva es un importante nudo de comunicación. De hecho, en ella confluyen algunas de las calles comerciales más importantes de la ciudad, aparte de ser una de las terminales de la línea de tranvías Metro-Centro.
La Historia de la Plaza Nueva
Como otras muchas zonas de la ciudad, los terrenos que ocupa la Plaza Nueva fueron hasta la Alta Edad Media un humedal, conocido como la laguna de la Pajería. El espacio fue desecado durante la época visigoda y, siglos más tarde, los almorávides transformaron la zona en un cementerio.
Tras la conquista de la ciudad por las tropas cristianas, estos terrenos fueron cedidos a los monjes franciscanos, que levantaron aquí su Casa Grande. El convulso siglo XIX, con la Guerra de Independencia (1808-1812) y la Desamortización de Mendizábal supuso el derribo casi completo de aquel convento. De hecho, hoy solo queda en pie la capilla de San Onofre y el arco que comunica la Plaza Nueva con la Plaza de San Francisco.
El solar que dejó aquel convento es los que hoy conocemos como Plaza Nueva, en un espacio organizado entre 1849 y 1860 por el arquitecto municipal Balbino Marrón y Ranero. Lo hizo imitando el concepto de Plaza Mayor de buena parte de los municipios españoles.
Durante el resto del siglo XIX y buena parte del XX se derribaron edificios y se levantaron otros para dotar a la plaza de su aspecto actual y, al tiempo, abrirla a otras vías principales de la ciudad. Fundamentalmente, la Avenida de la Constitución.
El Ayuntamiento de Sevilla
De todos los edificios de la Plaza Nueva, sin duda el más llamativo e importante es el del Ayuntamiento. Aunque se trata de una construcción de estilo Plateresco, diseñada por Diego de Riaño en el siglo XV, a lo largo de los siglos ha sido sometida a numerosas reformas. La más importante, coincidiendo con la conformación de la plaza tal y como hoy la conocemos, en la segunda mitad del siglo XIX, que supuso el cambio de la fachada que da a la Plaza Nueva, esta vez hacia el estilo Neoclásico.
La razón es que en sus orígenes, el edifico estaba orientado hacia la Plaza de San Francisco, mientras que a sus espaldas se encontraba el desaparecido convento franciscano sobre lo que hoy es la Plaza Nueva.
También desde mediados del siglo XIX se reorganizó el interior del edificio en torno a dos grandes patios y una gran escalera de tipo monumental. De entre todas las estancias destaca el Salón Colón (o de los Borbones), que es donde se celebran los plenos y los actos más importantes del Ayuntamiento. En él llaman poderosamente la atención su artesonado de madera y el historiado friso que lo sustenta y que envuelve todo el perímetro de la sala.
En cuanto al exterior, destaca la fachada que da a la Plaza de San Francisco, que conserva en buena parte el estilo original del edificio, ricamente decorada con bajorrelieves, medallones, columnas y sus capiteles. Todo el edificio del Ayuntamiento está catalogado como Monumento y Bien de Interés Cultural.
Palco principal de la Semana Santa
La Plaza Nueva es escenario habitual para todo tipo de acontecimientos: desde actos oficiales a manifestaciones. Y desde conciertos y exposiciones a encuentros profesionales y folklóricos, pasando por mercados y jornadas gastronómicas.
Pero, de todos ellos, sin duda el más importante y el que más personas moviliza es la Semana Santa. Porque, aunque la Carrera Oficial no pase por esta plaza sí lo hace en la contigua de San Francisco, a espaldas del edificio del Ayuntamiento, en su camino hacia la Catedral.
Los palcos que allí se instalan permiten disfrutar de la contemplación de todos los pasos englobados en la Semana Santa oficial, de domingo a domingo. La mayoría están alquilados a través de un sistema de abonos desde generaciones atrás por algunas de las familias más prestigiosas de la ciudad. Así pues, ser invitado a alguno de ellos es, sin duda, un gran privilegio.
Los otros edificios de la Plaza Nueva
Ayuntamiento de Sevilla aparte, en la Plaza Nueva hay otras construcciones destacables:
- Telefónica: terminado en 1928, es un edificio de estilo Neobarroco regionalista, construido por Juan Talavera y Heredia.
- Hotel Inglaterra: aunque su fachada es posterior, este alojamiento está aquí desde mediados del siglo XIX, coincidiendo con la reforma de la plaza. Durante la construcción de sus cimientos se descubrieron numerosos restos de embarcaciones, lo que demuestra el pasado portuario de la zona.
- Capilla de San Onofre: es uno de los restos de lo que fue la Casa Grande de San Francisco. Del siglo XVI y está construida en estilo Barroco.
- Casa Longoria: hoy en día es una de las sedes del Banco de Sabadell. Terminada en 1920 en estilo Neobarroco, su autor es Vicente Traver y Tomás.
- Edificio Banco de Bilbao: en la actualidad, sede del BBVA. De estilo Racionalista clasicista, se inauguró en 1950 y es obra del arquitecto José Galnares Sagastizábal.
- Edificio Philips: data de principios de los años 60 y su estilo, a caballo entre lo industrial y los grandes almacenes de aquella época, contrasta mucho con el resto de construcciones de la plaza. Es obra de Alfonso Toro Buiza.
- Monumento a San Fernando: situado en mitad de la plaza, la imagen del santo aparece a caballo y sobre un pedestal de mármol blanco. La estatua, de 1924, es obra de Joaquín Bilbao Martínez, pero el proyecto de todo el monumento es de Juan Manuel Talavera y Heredia.