El Museo de la Naturaleza y la Arqueología, antiguo Museo de la Naturaleza y el Hombre, no sólo tiene unos fondos de calidad sino una interesante historia y una ubicación en un espectacular edificio de Santa Cruz de Tenerife.
Muchas veces no se otorga a las islas la importancia debida porque parece que su potencial es inferior al de otros territorios continentales pero, si se echa la vista atrás, su papel ha sido fundamental en grandes hallazgos científicos. No han sido pocos los investigadores que pasaron por el archipiélago canario en los siglos XVIII y XIX. Te sonarán nombres como Humboldt, Verneau, Darwin, Lyel o Berthelot, que se afanaron en investigar la trayectoria del ser humano en lugares aislados. Esta breve reflexión sirve de introducción a la decisión de las autoridades canarias de recopilar el material disperso en colecciones públicas y privadas, y concentrarlo en un solo lugar. En este caso, se partía de dos instituciones: una dedicada a la Ciencia y otra a la Arqueología, que se ubicarían juntas.
Cómo comienza un museo
Situémonos en los años 50, cuando el Cabildo Insular de Tenerife decide crear el Museo Insular de Ciencias Naturales. Los fondos para este incipiente espacio provenían del antiguo museo de Anselmo J. Benítez y del Gabinete Científico (fundado por Juan Bethencourt Alfonso). La inauguración del museo tuvo lugar a comienzos de 1962 y su ubicación fue el santacrucero Parque de la Granja hasta 1974.
La evolución de la otra sección del actual museo procede directamente del antiguo Museo Arqueológico de Tenerife. Este espacio para el conocimiento, que nació en 1958, contaba con fondos procedentes del Museo Municipal, del Museo Villa Benítez, de la Comisaría Provincial de Excavaciones Arqueológicas, del Gabinete Científico, de algunas pequeñas colecciones adquiridas y de donaciones de particulares. Todo ello en conjunto lograba reunir la mayor colección de restos arqueológicos y humanos guanches de Tenerife. En aquel momento ocupaba unas salas del edificio del Cabildo Insular, donde permaneció hasta que fue trasladado en 1994 al inmueble del antiguo Hospital Civil. Un año antes, en 1993, es interesante comentar que se fundó el Instituto Canario de Bioantropología, un centro donde se investigaría la paleobiología y paleopatología humanas, la antropología forense y la genética.
La trayectoria de ambos museos, el de Ciencias y el de Arqueología, finalmente confluye en un mismo lugar donde pasan a llamarse el Museo de la Naturaleza y el Hombre (MNH), hasta que en 2018 se decide cambiar la nomenclatura a una denominación más clara: Museo de la Naturaleza y Arqueología, o sea, MUNA.
Colecciones permanentes y temporales
No cabe duda de la amplitud de materias y conocimiento que agrupa el actual MUNA, convertido en un proyecto moderno donde se emplean los recursos museísticos para transmitir el saber a sus visitantes. Pasea por sus salas y vitrinas donde se expone un trabajo bien presentado y documentado durante años que nos habla del rico patrimonio natural, etnográfico y arqueológico de las Islas Canarias. Entre las piezas expuestas que más llaman la atención se encuentran restos momificados, cráneos guanches no momificados y vasijas de cerámica guanches, romanas y del Egeo.
Las exposiciones temporales del área arqueológica siguen un recorrido cronológico que comienza hace 20 millones de años cuando surgió Fuerteventura, la isla más antigua, hasta el nacimiento de El Hierro, la más joven de Canarias. En estas salas se exhiben grabados rupestres y se habla de Antropología y Prehistoria.
En la parte de Ciencias Naturales se exhiben muestras de diversas áreas: botánica, invertebrados, vertebrados, bichos singulares, minerales, biología marina, etc.
Además de mostrar una prolija colección y de continuar con la investigación en las áreas de su competencia, también ofrecen diversas actividades para escolares y talleres didácticos durante todo el año. Algunas de ellas son tan entretenidas como la observación de aves nocturnas durante las acampadas en el museo. Los talleres de vacaciones son igualmente otra manera de acercar la ciencia y la arqueología a los más jóvenes.
Un edificio monumental
Si conocer sus fondos y exposiciones no fuese suficiente, una visita al Museo de Naturaleza y Arqueología también brinda la oportunidad de admirar un bello edificio tinerfeño. Se trata del Antiguo Hospital Civil de Nuestra Señora de los Desamparados, datado a mediados del siglo XVIII y reformado un siglo después. La fachada principal está considerada uno de los mejores ejemplos de arquitectura neoclásica del archipiélago, motivo por el cual fue declarado Bien de Interés Cultural en 1983.
Como en todos los edificios históricos, ha sido necesario realizar reformas y ajustes para adecuar las estancias a una función que nada tenía que ver con un hospital. Estas remodelaciones se han realizado en diversas fases hasta lograr ofrecer al visitante salas para colecciones permanentes y temporales, dependencias para laboratorios, un espacio para el Instituto Canario de Bioantropología, salón de actos, taller de reproducciones y almacenes. Han sido necesarios varios siglos para acometer todos los ajustes pero hoy día podemos disfrutar de unas instalaciones perfectas para mostrar tan excelentes colecciones.
Tras la visita, no desaproveches la ocasión de recorrer también los alrededores del museo donde se sitúan construcciones tan emblemáticas como la iglesia de la Concepción, centro del núcleo de población que daría lugar a Santa Cruz de Tenerife. De impronta opuesta, pero también de interés, es Tenerife Espacio Abierto, el TEA, un edificio vanguardista diseñado por el estudio suizo Herzog & de Meuron. Continúa paseando por los alrededores, en la siempre animada calle Noria o por otras calles adyacentes del casco antiguo.