Ubicada en el norte de Tenerife, concretamente en el municipio de Los Realejos, la Rambla de Castro es un espacio natural protegido de 46 hectáreas de extensión donde el visitante puede encontrar un increíble palmeral, algunos dragos, tarajales y numerosas especies vegetales y animales, algunas de ellas protegidas. Es el caso de la pardela cenicienta, un ave “amenazada” que nidifica en las paredes de los acantilados e islotes de la Rambla de Castro de Tenerife. Por ello, este vergel rodeado de playas, ha sido declarado “área de sensibilidad ecológica”.
- Historia y contexto natural
- Senderismo en la Rambla de Castro
- Una visita a la Playa de Castro
- Qué más se puede ver en la zona
Historia y contexto natural
La historia de la Rambla de Castro está muy unida a la del mercader portugués Hernando de Castro, un hombre que prestó sus servicios a la Corona de Castilla durante la conquista de la isla de Tenerife y que, como recompensa, recibió esta propiedad por parte del Adelantado Fernández de Lugo, responsable del reparto de las tierras. Se trataba de una zona rica en aguas y manantiales, por lo que era muy apropiada para el cultivo de la agricultura: caña de azúcar, vid, etc.
Con el tiempo, Hernando de Castro edificó una bonita y elegante casona y diseñó unos espectaculares jardines que eran la envidia de propios y extraños. Por ejemplo, el astrónomo francés Jean Mascart se refirió a ellos como “el Edén que se extiende hasta las olas del mar” y el economista y educador Benigno Carballo dijo que “no hay entre La Orotava e Icod un rincón más admirable y más hermoso que éste”.
Senderismo en la Rambla de Castro
En el interior de la Rambla de Castro, existe una ruta de senderismo apta para todo tipo de público, conocido como Sendero del Agua, que serpentea sobre la costa de Los Realejos. Transitarlo este sendero de la Rambla de Castro es un plan ideal para realizar en pareja, con amigos e incluso con niños. La senda discurre entre la playa de Los Roques y el mirador de San Pedro y tiene 4 kilómetros aproximadamente de distancia. Todo el tiempo tendremos el mar como acompañante y, en el camino, encontraremos espacios tan singulares como la Playa de los Roques y un puente de madera que salva el barranco de Godínez. O la Playa de la Fajana, de cantos rodados, y el Roque del Camello.
Una visita a la Playa de Castro
Esta pequeña playa de la Rambla de Castro de Tenerife, con forma de media luna, tiene piedras pequeñas y arena negra. Está conectada a la vecina playa de la Fajana por un túnel de unos 100 metros. Es una playa bastante escondida, por lo que suele estar vacía durante todo el año, y eso que recientemente se ha habilitado un camino de acceso.
Qué más se puede ver en la zona
Dentro de la Rambla de Castro, hay espacios muy curiosos que merece la pena descubrir. Es el caso del estanque conocido como Madre del Agua y que está lleno de nenúfares. O de la Cueva del Naciente de Madre del Agua, donde podrás escuchar la cadencia del ruido del agua en medio del silencio.
Playa de los Roques
El nombre de esta playa de la Rambla de Castro se debe a la profusión de roques que existen a su alrededor. Se trata de formaciones volcánicas de considerable altura que han quedado al descubierto después de la erosión sufrida por los materiales que los rodeaban. Desde esta playa podrás ver cómo el mar choca contra los roques, una estampa que no te dejará indiferente.
Roque del Camello
Es una formación rocosa gigante que se llama así porque tiene forma de camello. Se encuentra justo enfrente de la playa de Castro de Tenerife.
Fortín de San Fernando
Esta fortaleza data del siglo XVIII y en 1808 Agustín de Bethencourt y Castro decidió añadirle una tronera con cinco cañones, de los que todavía se conservan tres. Hay que recordar que en aquella época había numerosos ataques de piratas y corsarios a las embarcaciones que iban a la península desde las islas, así que desde aquí puedes recrear aquellos enfrentamientos con tu imaginación. Como curiosidad, hay que decir que fue uno de los escenarios de la primera versión cinematográfica de “Moby Dick”.
Casona de los Castro
Se trata de una antigua edificación del siglo XVI, de color amarillo y ventanas de madera, que en su día fue la vivienda familiar del mercader portugués Hernando de Castro, propietario de estas tierras y de sus explotaciones. La hacienda ha sido rehabilitada para acoger un centro de visitantes.
Ermita de San Pedro
Levantada en el siglo XVI, esta humilde ermita alberga una talla barroca del apóstol que le da nombre. La edificación fue reformada en el siglo XVIII y desde aquí se puede disfrutar de una bonita vista de la Rambla de Castro.
Elevador de aguas de Gordejuela
Desde la Casona de los Castro, se puede divisar este elevador de aguas, una vieja estación de bombeo hidráulica que fue construida en 1904, a 70 metros sobre el nivel del mar, y que en la actualidad está en ruinas, a pesar de ser un hito de la historia de la industria insular. En su interior se colocó la primera máquina de vapor que hubo en la isla de Tenerife y que funcionaba con carbón. Se hizo con el objetivo de que las aguas de Gordejuela movieran un molino harinero cercano y regaran los cultivos de plátano del valle de la Orotava.