A Valencia se puede llegar por tierra, mar y aire. Y si nos decidimos por la primera opción, mejor coger un tren para bajarnos en la monumental Estación del Norte, sin duda, el acceso más bonito a la ciudad del Turia.  

De hecho, si no entramos en tierras valencianas por esta puerta, hay que programar una visita a una de las estaciones de tren más bonitas de Europa, declarada Monumento Histórico Artístico ya en 1961. 

 

  1. Historia y arquitectura de la Estaciónd el Norte
  2. Visitando el interior de la EStación del Norte
  3. Puntos de Interés en los alrededores
  4. Alojarse en Valencia

 

Historia y arquitectura de la Estación del Norte 

La llamada Estación del Nord empezó a construirse en agosto de 1906 por iniciativa de la Compañía de Ferrocarriles del Norte, que quería levantar una puerta de entrada que estuviera a la altura de Valencia. Apenas once años después, en 1917, esta monumental estación se convertía en el principal acceso ferroviario a la ciudad y en una de las más bellas de Europa. 

El diseño del edificio, que acabó llamándose Estación del Norte en homenaje a la propia compañía, es obra del arquitecto valenciano Demetrio Ribes Marco, que dejó su sello en muchos de los rincones de la estación y hasta en uno de los retratos de las mujeres vestidas de valenciana que ocupan uno de los mosaicos principales: la modelo fue su propia cuñada, Josefina Momblanch Llopis. 

Las obras fueron muy curiosas porque no se cortó el tráfico ferroviario y mientras se levantaba la infraestructura se abrieron dos grandes vanos en la fachada para que pasaran los trenes hasta la actual plaza del Ayuntamiento de Valencia, donde estaba ubicada la antigua parada.  

El edificio modernista cuenta con dos naves frente a las vías y otra más que conforma la entrada principal. La impresionante fachada está organizada en dos cuerpos que se elevan en forma de torreones en los extremos, lo que le aporta una imagen aún más palaciega a esta puerta. En el arco principal es un águila la que corona la entrada, símbolo de la velocidad, a la vez que podemos distinguir escudos de Valencia y muchas estrellas de cinco puntas, que era el logo de la Compañía Ferroviaria del Norte. 

En el interior, la decoración vegetal y costumbrista marca la temática de mosaicos, azulejos y trencadís. Se pueden ver emblemas regionalistas, paisajes de la Albufera y naranjas y azahares por todos lados y en todas las dimensiones. 

Visitando el interior de la Estación del Norte 

Si la fachada ya deja al viajero con la boca abierta, el interior no se queda atrás. Algunas zonas de esta increíble estación parecen decoradas como si fueran salas privadas de un palacio o de una casa noble, más que como el lugar de paso para quienes entran y salen de Valencia.  

El vestíbulo sigue conservando esa elegante estructura de madera oscura, con las pequeñas taquillas decoradas de principios del siglo pasado y con mosaicos en el trencadís que desean “buen viaje” a quienes cruzan hacia los andenes en nueve idiomas diferentes. 

Pero no es la única sala que llama la atención por su decoración. Una de las más visitadas es la antigua cantina que conserva mosaicos con motivos vegetales, naranjas y azahares por todos lados, estampas de la Albufera, las típicas barracas valencianas y hasta el Miguelete, uno de los símbolos de la ciudad. 

Además, dos mosaicos de mujeres con el traje regional valenciano aparecen rodeadas de flores y frutas en una imagen costumbrista de esta tierra.  

Otro de los aspectos a destacar de la estación es su cubierta interior sobre apoyos articulados, que fue obra de Enrique Grasset Echevarría. Se trata de una gran bóveda que supuso, en su momento, toda una modernidad puesto que cubre una luz de 45 metros. Cuenta con un lucernario central para mejorar la ventilación de la estación. 

Puntos de interés en los alrededores 

Después de cruzar la Estación del Norte de Valencia, el centro de la ciudad del Turia se abre a nuestro paso casi en línea recta. Uno de los primeros monumentos con los que nos encontramos es la actual plaza del Ayuntamiento. El Consistorio se trasladó a esta zona en 1906, a la antigua Casa de la Enseñanza, una escuela de señoritas sobre la que se construyó una fachada señorial con una torre de reloj. 

Si caminamos un poco más, podemos visitar la increíble Lonja de la Seda, uno de los edificios civiles más importantes de Valencia. La construcción en estilo gótico, del siglo XV, tiene forma de fortaleza, debido a su torreón, y está rodeada de un patio de naranjos. 

A unos 300 metros, podemos visitar la Catedral y el monumento más famoso de la ciudad, el Miguelete, es decir, su torre campanario. 

En su interior guarda la sala del cáliz sagrado, el que dicen que fue utilizado por Jesucristo en la Última Cena; pero también las reliquias de San Vicente Mártir, unos frescos renacentistas increíbles y hasta dos cuadros de Goya.  

Alojarse en Valencia 

Muchas son las opciones que podemos tener para alojarnos en la ciudad del Turia, pero el Barceló Valencia es un hotel increíble frente a la Ciudad de las Artes y las Ciencias que se presenta con una gran conexión entre el centro, el aeropuerto y la playa. 

Sus 187 habitaciones, dos de ellas suites, están diseñadas para acoger a todo tipo de turismo, desde el familiar al de negocios. Además, cuenta con una increíble terraza en la décima planta con vistas a la ciudad, junto a una piscina de cuatro por tres metros y una zona de solárium para relajarse en una de las mejores postales de Valencia.