Los jardines de Monforte, una auténtica recreación para el espíritu, son el último ejemplo de jardín histórico-artístico del siglo XIX que queda en Valencia. Sus orígenes se remontan a una huerta que el marqués de San Juan compró en 1849 para transformarlo en un jardín de clara inspiración romántica, encargo que recibió el arquitecto Sebastián Monleón. El pequeño palacete de líneas neoclásicas, la sombreada pérgola de buganvillas, el estanque, las bellas rosaledas o las numerosas estatuas lo convierten en uno de los rincones más bucólicos de la ciudad junto al antiguo cauce del río Turia. El esmerado cuidado de sus fuentes y estatuas hacen de los jardines de Monforte uno de los rincones más bellos de Valencia.
Con una extensión de más de 12.000 metros cuadrados, los jardines de Monforte tienen su acceso principal por la plaza de la Legión Española y es cobijo de especies únicas como el Ginkgo Biloba, conocido como el árbol de los cuarenta escudos, que puede llegar a 35 metros de altura.
De huerta a jardín
En la zona de Extramuros de Valencia, José Vich, Barón de Llauri tenía un huerto. En 1849 se lo vendió a Juan Bautista Romero Almenar, Marqués de San Juan, por 80.000 reales. El marqués adquirió unos años más tarde los leones que fueron rechazados para la escalinata del Congreso de los Diputados por su pequeño tamaño, y los colocó a la entrada del palacete.
El nombre definitivo de los jardines vendría más tarde, cuando lo heredó una de las sobrinas de la esposa del marqués, Josefa Sancho, que estaba casada con Joaquín Monforte Parrés. Fue declarado Jardín Artístico Nacional en 1941, pero hasta 1973 no se restauró y se abrió al público después de pasar a propiedad municipal.
El jardín está dividido en tres zonas bien diferenciadas. Por un lado el Parterre Viejo, con setos recortados y salpicado de estatuas sobre pedestales. Otra zona es el Parterre Nuevo con setos de ciprés y mirto rodeando el patio de surtidores formando figuras y cuadrantes. Por último, la zona del bosquete que tiene una estética más naturalista.
Palacete del jardín
El palacete del jardín es el antiguo pabellón de recreo del Marqués de San Juan. Se trata de un edificio de estilo academicista francés de finales del siglo XIX. Fue construido en 1859 por el arquitecto Sebastián Monleón y su fachada principal cuenta con una gran balconada sobre uno de los jardines. El palacete se utiliza actualmente para bodas civiles, única ocasión para la que se abre el acceso directo al pabellón por la calle Monforte. En la planta baja tiene aseos públicos.
Fuentes y esculturas mitológicas
Pasear por el jardín es recorrer sus 33 estatuas de mármol y sus estanques. Algunas de las más conocidas son:
- Fuente de las ninfas Dafnis y Cloe: Está situada en el Parterre Nuevo y este conjunto, realizado en mármol de carrara, es el icono que representa la imagen de los jardines.
- Fuente de los Naranjos: Entre el Parterre Viejo y el Nuevo, esta fuente se sitúa en la zona triangular junto a la rosaleda. Está rodeada de especies aromáticas.
- Plaza de la Diosa Flora: La encontrarás en el centro del Patio de los Surtidores sobre un pedestal en la zona del Parterre Nuevo.
- Fuente de Poseidón: Junto a la entrada a la Gruta se sitúa esta fuente de mármol blanco cuyo pedestal está formado por guijarros. La figura representa al Dios Poseidón o Neptuno recostado de lado sobre un gran pez.
- Fuente de Neptuno: En tu paseo por los jardines encontrarás a Neptuno de pie con su tridente y su corona en el interior de un templete.
- Fuente de la Serpiente: Esta fuente de agua potable te llamará la atención por ser diferente a las demás. Está realizada en hierro. En el pie tiene una concha que recoge el agua que sale de la boca de una serpiente enroscada en el propio pie. La fuente se remata con plantas en la parte superior.
- Estatua de Sócrates: Siguiendo el eje este-oeste del jardín al salir de La Montañita encuentras esta estatua dedicada al filósofo griego.
- Glorieta de los Arcos: Frente al patio del palacete, esta glorieta tiene dos fuentes con vistosos conjuntos escultóricos formadas por niños jugando con un delfín y niños tocando la caracola. El acceso a la glorieta tiene una portada con un arco de medio punto, adornado con dos dragones, a la que se accede a través de una escalera. Arriba encontrarás las estatuas de dos dioses de la mitología como son Baco-Dionisos y Mercurio-Hermes.
- Fuente del niño cabalgando sobre un cisne: Está en la zona oeste del jardín Romántico, tras atravesar la Glorieta de los Arcos, sobre una alberca en forma de cruz griega.
Túneles y laberintos vegetales
Cerrando el Parterre Viejo encontrarás una bóveda vegetal formada por unas maravillosas y coloridas buganvillas que trepan por una estructura de metal que se apoya en el muro. El muro es un cerramiento típico de la época en mampostería, pero esconde una curiosidad incrustada, son los cuernos de cabra. No se sabe desde cuándo están ahí ni por qué se incrustaron en el muro.
Rincones tan bucólicos como el puente de madera sobre la gruta frente al estanque o la cascada rodeada de helechos hacen del parque Monforte un lugar singular. El estanque mide más de 20 metros de diámetro. A su alrededor varias especies de árboles exóticos para Valencia como el Cupressus funebris. Para poder dar presión a las fuentes ornamentales del jardín se construyó una montañita artificial sobre la que se colocó un gran depósito que se llenaba con mecanismos hidráulicos manuales. Tras su modificación, ahora sobre la montañita se ha situado un mirador. No puedes dejar de subir al mirador y probar a escuchar el eco de tu propia voz.
En la zona del jardín Romántico podrás disfrutar recorriendo las figuras de plantas y setos recortados y arbustos de gran belleza. El jardín de Monforte tiene una gran rosaleda con ejemplares de porte bajo que giran alrededor de un Laurel Monumental y una acequia vista.