El Mercado Central es, sin duda, uno de los edificios más atractivos de Valencia. A su estética, suma el hecho de que se trata de uno de los mejores lugares donde adquirir todo tipo de productos gastronómicos. Así que el disfrute para todos los sentidos está más que garantizado.
En los pasillos del Mercado Central se entremezclan los habitantes del centro de Valencia, que vienen aquí para adquirir su compra diaria o semanal, y una gran multitud de turistas. Éstos llegan hasta aquí atraídos por la belleza del edificio. Pero también, y sobre todo, para paladear el ambiente popular que se respira entre sus puestos.
Como es obvio, también para admirar e, incluso, adquirir algunos de los productos que aquí se venden. Fundamentalmente pescados y mariscos, pero también las deliciosas frutas y hortalizas que se producen en la huerta valenciana, así como otros productos llegados desde los confines del planeta.
Orígenes del Mercado Central de Valencia
Antes de que se levantara el característico edificio del Mercado Central de Valencia existía aquí un mercado descubierto, que se llevaba instalando desde 1839. Un punto de venta que, a finales del siglo XIX ya se veía insuficiente para abastecer de productos frescos a una ciudad que estaba en plena expansión.
Por eso, el Ayuntamiento valenciano decidió dotar a la ciudad de un mercado cubierto a imagen de lo que estaba ocurriendo en otras ciudades del país, como Barcelona (con La Boquería) o Madrid (con el Mercado de San Miguel).
El proyecto que finalmente se aprobó para la construcción del mercado fue el que presentaron los arquitectos Alejandro Soler March y Francisco Guardia Vial. Éstos habían trabajado con Lluis Domènech i Muntaner, del que aprendieron los fundamentos del estilo modernista. Las obras se iniciaron en 1910 y las terminaron los arquitectos Enrique Viedma y Ángel Romaní en 1928.
En 2004 se comenzó una rehabilitación integral del mercado, de la que se hizo cargo el estudio Fernández del Castillo Arquitectos. El objetivo fue restaurar las partes dañadas del edificio, por el tiempo y por el uso, y una puesta al día de la función comercial del mercado, así como de parte de las instalaciones.
Cómo es el Mercado de Valencia
El Mercado Central de Valencia es un edificio de ladrillo, hierro, cerámica y cristal, cuya bóveda principal alcanza los 30 metros de altura. Está realizado en un estilo entre lo modernista y lo racionalista.
Los diferentes puestos se distribuyen a lo largo de varias calles paralelas, cruzadas por dos vías más anchas. Cada calle tiene el nombre de un artista o intelectual local. Así, están los pasillos Benlliure, Blasco Ibáñez, Sorolla, Luis Vives, García Berlanga o del arquitecto Enrique Viedma.
De alguna forma, el Mercado Central está concebido como una especie de templo en el que venerar los productos que se venden en su interior. Eso explica la profusa ornamentación y una estructura que recuerda al de los templos cristianos. También explica la forma con la que fueron concebidos sus lucernarios. De hecho, la luz se cuela a través de la cúpula central y sus vidrieras, dotando el interior del edificio de una luz casi espiritual.
En cuanto al exterior del mercado, llaman la atención la geometría de su fachada principal, con forma triangular. También, y como curiosidad, las formas que emulan veletas que coronan dos de las cúpulas: una cotorra y un pez espada.
Qué y dónde comprarlo
En total son más de 300 los puestos (o paradas) que tiene el Mercado Central de Valencia. Fundamentalmente de alimentación y cada uno especializado en un tipo de producto. Aunque junto a los puestos tradicionales, desde la reforma de principios del siglo XXI, han ido surgiendo establecimientos gourmet y algunas barras donde tomar una tapa, un vino o un café.
Estas son las principales secciones en que se agrupan los puestos del mercado:
- Pescados y mariscos
- Carnicería
- Aves, derivados y huevos
- Frutas y verduras
- Charcutería y quesos
- Especias y herboristería
- Panadería, pastelería y dulces
- Casquería
- Caracoles
- Tiendas gourmet, bebidas y ultramarinos
- Salazones y encurtidos
- Frutos secos
A estas secciones se suma la de los productos no alimentarios, con puestos de souvenirs, joyería, productos de cuero y hasta una ferretería.
Algunas sugerencias dentro del Mercado Central
Como es fácilmente deducible, las propuestas gastronómicas del Mercado Central son casi inabarcables. Pero, de entre todos los puestos, estos son algunos de los que más destacan por la calidad de los productos o por su originalidad:
- Central Bar: es la típica barra habitual en todo mercado popular. Pero, claro, quien está detrás de esta propuesta es nada menos que Ricard Camarena, uno de los cocineros valencianos más reconocidos a nivel nacional e internacional. La carta se renueva periódicamente dándole toda la importancia al producto local, incluso del propio mercado, pero con interpretaciones muy internacionales.
- Salazonarte: como es obvio, aquí se venden productos en salazón. Destacan los bacalaos, pero también las anchoas, la mojama y las más diversas aceitunas. Además, tiene una interesante selección de cervezas y vinos de autor.
- Retrogusto: es un puesto especializado en café de calidad. De las más diversas procedencias y con los más originales procesados.
- Central de latas: todo tipo de productos envasados en aluminio. Desde los habituales mejillones, atunes y sardinas, al bacalao o las navajas. A tan atractivo producto se suma el diseño de las propias latas.
- Caracoles Peribáñez: los caracoles son un producto muy utilizado por los cocineros valencianos para culminar una paella. Pues bien, en este puesto se pueden encontrar algunos de los mejores ejemplares.
- Boutique del queso: en este puesto se realiza un recorrido alrededor del mundo a través de ese producto lácteo. Aquí se le da un especial protagonismo a los quesos realizados de forma artesana por pequeños productores.
- La Tahona del Abuelo: es el mejor lugar para adquirir panes artesanos de calidad, elaborados a partir de productos ecológicos. También venden bollería realizada con esos mismo parámetros, tanto dulce como salada.