La plaza de la Virgen de Valencia es una de las más bonitas y emblemáticas de la ciudad, junto a las de la Almoina y de la Reina. Se encuentra en el corazón exacto de la urbe, en un lugar estratégico que un día ocupó el Foro Romano, así que pongámonos en sintonía para dejarnos llevar por el latido de los siglos. Estamos ante un espacio peatonal que hoy invita a detenerse en cualquiera de sus bancos de piedra o en alguna de sus terrazas para escuchar de fondo el bullicio de niños que corretean, el rumor del sonido del agua de su fuente o el vaivén de las palomas que campan a sus anchas. Pero, sobre todo, para admirar sus edificios monumentales.

Esta plaza del distrito de Ciutat Vella, en el barrio de La Seu, recibe su nombre de la patrona de Valencia, la Virgen de los Desamparados, cuya basílica, con una fachada espectacular, preside la zona noble de este gran espacio irregular. Aquí, todos los años en época de Fallas, se realiza una multitudinaria ofrenda de flores en homenaje a la patrona de Valencia.

 

 

Portada de los Apóstoles en la plaza de la Virgen

También se puede ver en esta plaza de la Virgen la portada de los Apóstoles de la catedral de Santa María de Valencia y la silueta de la casa Vestuario, además del Palau de la Generalitat de Valencia y varios edificios academicistas. Como curiosidad, diremos que muy cerca, a apenas 4 minutos andando de la plaza, en el número 22 del Carrer dels Cavallers, existe un singular museo que exhibe la mayor colección privada del mundo de soldaditos de plomo.

 

 

Pero sigamos en la plaza, porque en ella descubrimos una fuente monumental que está dedicada nada menos que al río Turia. Es una alegoría en la que están representadas ocho figuras femeninas desnudas que vierten el agua que mana de unos cántaros y que simbolizan las ocho acequias que riegan la huerta de Valencia. La fuente, en cuyo centro está el padre Turia, es obra del escultor Manuel Silvestre Montesinos y fue inaugurada en 1976.

De la catedral de Valencia a una basílica propia

La basílica de Nuestra Señora de los Desamparados es el edificio que preside con honor esta plaza de la Virgen. Está unida a la catedral por un pasadizo situado sobre un arco renacentista al que sólo pueden acceder los religiosos que custodian el templo. La iglesia se edificó en el siglo XVII, concretamente entre 1652 y 1667, para continuar con el culto que se rendía a la Virgen de los Desamparados, desde la Edad Media, en una capilla de la catedral. Y, al parecer, se convirtió en el primer edificio barroco de nueva planta que se levantó en Valencia. También se dice que se construyó como agradecimiento de los valencianos a la Virgen, por haber acabado con la peste que se extendió como un reguero de pólvora en 1647.

El arquitecto de esta singular basílica de Valencia fue Diego Martínez Ponce de Urrana. Era natural de Requena y fue quien decidió que se construyera con piedra blanca de Godella y con ladrillo de los alfares cercanos. La cúpula (de casi 20 metros de diámetro) y la linterna del templo, sin embargo, se cubrieron con un revestimiento de cerámica en tonos rojos, azules y blancos.

Catedral de Valencia iluminada
Catedral de Valencia iluminada

Bodas a los pies de la patrona de Valencia

Hay que visitar el interior de la Basílica de la Virgen de los Desamparados por varias razones. Primero, por su singular planta ovalada y también por contemplar sus muros con pilastras de mármol y los medallones que pintó en el siglo XIX José Vergara. En la cúpula, además, se puede ver un fresco extraordinario de Antonio Palomino, pintor de cámara de Carlos II, fechado en 1701.

Hay que dirigir la mirada al altar mayor para admirar la imagen de la patrona de Valencia. Es de estilo gótico y está labrada en oro. No te sorprendas si te encuentras con una boda, porque son muchos los novios que deciden casarse a los pies de esta Virgen de los Desamparados para tener asegurada su protección. Atención: si vas a la misa dominical de las 13 horas, podrás disfrutar de las voces del coro de la Escolanía.

El milenario Tribunal de las Aguas

En la plaza de la Virgen se encuentra un edificio singular: la casa Vestuario, hoy ocupada por la biblioteca municipal Carles Ros. Se trata de una antigua y señorial vivienda del año 1800 que luce el escudo de Valencia. Merece la pena asomarse a su vestíbulo, porque en él nace una espectacular escalera modernista que conduce a una sala decorada con pinturas al fresco de Vicente López.

En esta casa se reunían antiguamente los ocho miembros del célebre Tribunal de las Aguas antes de realizar los juicios públicos que todavía tienen lugar, los jueves a las 12 de la mañana, en la puerta de los Apóstoles de la Catedral. Es una práctica milenaria que sirve para dirimir de forma oral los pleitos relacionados con el agua que riega la huerta valenciana. Estos juicios son un espectáculo en sí mismos y congregan a multitud de curiosos. No son jueces de carrera los que dictan sentencia, pero sus decisiones, tomadas con los blusones típicos de labrador, son respetadas y acatadas por todos. Y son elegidos, democráticamente, cada dos años.

Puerta del Tribunal de las Aguas
Puerta del Tribunal de las Aguas

Y ya que estamos hablando de la puerta catedralicia que da a la plaza de la Virgen, diremos que recibe su nombre de las figuras de los apóstoles que adornan sus jambas. Fue construida en el siglo XIV y en las tres arquivoltas de la portada se puede ver una amplia serie de santos, profetas y ángeles, junto a la Virgen con su Hijo, que se halla representada en el tímpano. A su lado, muchos serafines tocan instrumentos de piedra.

El Miguelete, un icono de la plaza de la Virgen

No conviene despedirse de la plaza de la Virgen de los Desamparados sin observar detenidamente la perspectiva que desde esta plaza de Valencia se divisa de la torre campanario de la catedral, de 51 metros de altura, convertida ya en un icono de la ciudad. Hablamos del Miguelete (o Miquelet), cuyos cuatro pisos se construyeron entre 1381 y 1424, aunque la espadaña data de 1727. Tiene base octogonal y toma su nombre de la campana principal, que se bautizó así por haberse inaugurado el día de San Miguel Arcángel. Hay otras 11 campanas en la torre y todas tienen nombre propio. Las vistas que se ven desde lo alto son espectaculares, pero para ello tienes que subir 207 escalones. Una curiosidad: en principio, fue una torre independiente, pero con el paso del tiempo acabó uniéndose al conjunto catedralicio.

El Miguelete de Valencia
El Miguelete

Así que, si vas a Valencia, no puedes perderte la Plaza de la Virgen, por sus monumentos, por su belleza y por su historia, la que transcurre desde el Imperio Romano hasta hoy.