Los populares trajes regionales de las valencianas ya dan una pequeña idea de lo que significa la seda y el bordado para la historia de esta ciudad. Pero poca gente sabe que en el siglo XVIII ya se contaban más de 5.000 telares en Valencia que fabricaban ricos tejidos que se vendían hasta en la China.

Esta ruta recorre los vestigios, arquitectónicos y antropológicos, que aún persisten en la ciudad del Turia de aquella época.

 

 

  1. Historia de la ruta de la Seda
  2. La Ruta
  3. Dónde alojarse en Valencia

Historia de la ruta de la Seda

Fueron los árabes y el Islam los primeros que trajeron la seda a España y más concretamente a Valencia. Su expansión por el Mediterráneo fue clave para que descubrieran que la ciudad del Turia y sus alrededores eran perfectas tierras para la crianza del gusano de seda y de su alimento principal, las moreras.

Pronto, los comerciantes valencianos hicieron de este tejido una de las principales fuentes económicas de la zona, generando muchísima actividad no sólo industrial, con la instalación de telares y la contratación de personal especializado, sino también comercial puesto que la mayoría de los paquetes se enviaban directamente desde el puerto de Valencia. La ciudad era ya un punto clave en la famosa Ruta de la Seda, que no fue llamada así hasta el siglo XIX, cuando un geógrafo alemán marcó los itinerarios que se seguían para vender este famoso tejido, cerámica o especias entre China y Europa.

El volumen de transacciones era tal que en el siglo XV, concretamente en 1483, Valencia levantó el que está considerado el edificio gótico civil más importante de toda la ciudad: la Lonja de la Seda, el corazón de esta ruta.

Aunque la Unesco declaró a este inmueble Patrimonio Histórico de la Humanidad en 1996, no fue hasta el año 2015 cuando se creó este itinerario, la Ruta de la Seda en Valencia, para recordar todos aquellos lugares que fueron clave en su desarrollo durante los siglos XV al XVIII.

En el recorrido por uno de los legados patrimoniales e históricos más importantes para Valencia, no se olvida que uno de los barrios más tradicionales, el antiguo barrio de Velluters, que significa terciopeleros en valenciano, llegaron a concentrarse a finales del siglo XVIII hasta 5.000 telares que se dedicaban, principalmente, a confeccionar seda para su comercialización.

Tampoco puede perderse de vista que la seda es una tela que sigue marcando la idiosincrasia valenciana, junto a los bordados, si no que se lo digan a las falleras que la lucen orgullosas en su traje regional.

Ruta

El itinerario de la Ruta de la Seda se puede realizar por libre o con un guía, en inglés y en castellano, que organiza la propia oficina de Turismo de Valencia. Es a pie y tiene una duración aproximada de dos horas, en función de los edificios que queramos visitar.

Lo mejor para empezar es arrancar el paseo por el barrio del Pilar, el antiguo de Velluters, donde en el siglo XVIII, el momento de mayor auge de esta industria, hasta 5.000 telares se localizaban entre estas calles en las que se confeccionaba la seda.

En la actualidad, aún se pueden ver grandes casonas como el Palacio de Tamarit que eran las que acogían a los mercaderes que vivían de este comercio entre los siglos XV y XVIII. 

Aquí se ubica una de las primeras paradas de la ruta: el Colegio del Arte Mayor de la Seda, abierto desde el año 1686 y que hoy es la sede del Museo de la Seda. Entre su arquitectura barroca se custodia el mayor archivo de un gremio laboral, como eran los tejedores de la seda, y hasta se pueden ver algunos telares del siglo XVIII todavía en funcionamiento. 

El otro punto más importante de la ruta es la Lonja de la Seda, el edificio civil gótico de Valencia más importante, y donde todavía se puede visitar el Salón Columnario, en el que se realizaban las negociaciones comerciales. Es impresionante observar las altas columnas retorcidas que sujetan las bóvedas dando la sensación de palmeras abiertas. 

Vista del Catedral de Santa María de Valencia

Los siguientes pasos para seguir descubriendo la influencia de la seda en la historia de la ciudad pasan por el Museo Nacional de Cerámica, un edificio barroco con preciadas mercaderías, y el palacio gótico de Malferit, que acoge al Museo L’Iber de Soldaditos de Plomo y conserva una sala completa destinada precisamente a la Ruta de la Seda.

El tercer museo que merece la pena visitar es el de Bellas Artes y El Patriarca, donde es fácil comprender el lujo que representaba este tejido en los cuadros con personajes ricos de la época. El último museo, el de la Catedral, es interesante para ver in situ indumentaria religiosa tejida en seda.

Pero los edificios que formaron parte de esta historia no son los únicos vestigios que quedan vivos en la tradición de la seda en Valencia. Su propio traje regional que las mujeres lucen en las famosas Fallas se confecciona en gran medida con seda y hay muchos comercios donde ver cómo es este tradicional trabajo y su resultado. Lugares perfectos para terminar la ruta.

Dónde alojarse en Valencia

Valencia es una ciudad con muchas opciones para alojarse, pero el Barceló Valencia es un lugar perfecto ya que se encuentra frente a la Ciudad de las Artes y las Ciencias y es ideal para moverse por todos sus barrios.

Sus 187 habitaciones son muy amplias y luminosas y además cuenta con dos suites que ofrecen una experiencia única en esta increíble ciudad.

Bien conectado con el aeropuerto y la estación de tren, el Barceló Valencia cuenta además con una oferta gastronómica importante ya que dispone de una magnífica terraza en la décima planta con vistas a la ciudad y servicio de bar. En las alturas, y con unas buenas vistas, hay una piscina y un solárium para relajarse cuando el tiempo lo permite, que suele ser casi todo el año.