Vigo ha sabido conservar su esencia en un barrio histórico que vive mirando al mar, como siempre ha hecho la ciudad. La ría marca el carácter de su gente, abierto y alegre, pero también cómo se han conformado urbanísticamente sus calles y sus barrios. No hay que perderse la vista desde el Monte O Castro, un paseo empinado con una recompensa única.

  1. Casco Viejo
  2. Barrio de Bouzas
  3. Pazo Quiñones de León
  4. Parque de la Alameda
  5. Puerto de Vigo
  6. Monte O Castro
  7. Concatedral
  8. Esculturas en Vigo
  9. Playas en Vigo
  10. Museos en Vigo
  11. Dónde comer en Vigo

Casco Viejo

El corazón de Vigo sigue siendo un barrio de calles estrechas y serpenteantes que buscan su salida al mar, como si fueran pequeños afluentes que tienen que desembocar en la ría. Hace años que fue rehabilitado y ahora está lleno de tiendas, cafés y bares donde disfrutar del pulso de Vigo a cualquier hora del día.

Lo mejor es dejarse llevar por la calle de Oliva, Palma o Real, hasta la Colegiata de Santa María y volver hasta la Rúa da Pescadería, también conocida como la calle de las ostras, donde uno no sabe a qué puesto atender para disfrutar del sabor más profundo de Vigo. Un consejo: no dejar de mirar las manos de las mujeres que atienden los puestos y su facilidad para abrir el secreto de un manjar encerrado en su concha.

Barrio de Bouzas

Todo en Bouzas sabe y huele a mar y eso que, como indica su nombre, era una zona de matorrales o de bosque bajo, en origen. Se trata del antiguo barrio marinero que desemboca en la ría. El lugar ofrece una de las mejores vistas al atardecer, cuando se está poniendo el sol y las terrazas se llenan de vecinos y foráneos para ver el espectáculo.

Cuenta con una iglesia, calles empedradas y muy animadas y un cruceiro al que muchos señalan como el origen de una villa que fue independiente de Vigo hasta 1904.

En la zona cercana al mar están ahora los grandes astilleros industriales, el Centro Tecnológico del Mar y dos clubes náuticos que demuestran su pasado y su presente y muchas terrazas donde comer mejillones, almejas, navajas, pescado frito o empanada.

Pazo Quiñones de León

Situado en el parque de Castrelos, este tradicional y señorial pazo fue donado a la ciudad de Vigo a principios del siglo XX y se ha convertido en un museo que merece mucho la pena conocer. En el interior, podemos pasear y encontrar muebles, lámparas y alfombras de la época que no son originales pero sí dan una idea del ambiente que se vivió en esos salones. Además, podemos ver una de las mejores colecciones de pintura gallega, piezas de arqueología muy valiosas y los cuadros de pintura europea de los siglos XVII y XVIII de la colección de Policarpo Sanz.

El pazo se levanta sobre la antigua Torre de Lavandeira, de 1670, y guarda en sus piedras los secretos de familias de marqueses y marquesas muy activos en la vida social de Vigo.

No nos podemos marchar del pazo sin recorrer sus increíbles jardines divididos en cinco sectores: el acceso, los rosales de la parte superior, el jardín francés, el inglés y el bosque, donde se conservan camelios centenarios.

Porta do Sol

No busquéis ninguna puerta en sí, ni una piedra que la señale. Como la Puerta del Sol de Madrid, esta plaza nada tiene que ver con un sitio de entrada salvo su origen: allí estaba ubicada una de las siete puertas que daban acceso a la antigua zona amurallada de Vigo.

Ahora, en similitud con su homónima de la capital, es el kilómetro cero de la ciudad conectando el barrio viejo con las zonas nuevas de Vigo, el llamado Ensanche.

En este punto está una de las esculturas más conocidas de la ciudad y que más polémica trajo cuando se instaló en 1991: El Sireno, de Francisco Leiro.

Se trata de un híbrido entre un hombre y un pez que muchos ven una analogía perfecta de lo que es la ciudad, pero que otros han criticado por su vanguardismo, por colocarlo en plena Porta do Sol y hasta por ponerlo tan alto. Hay opiniones para todos los gustos.

Esculturas en Vigo

El Sireno y su increíble modernidad no es la única escultura que hay en Vigo, una ciudad que casi podríamos decir que ha creado un museo al aire libre con más de 25 lugares donde disfrutar de una estatua de calidad.

Las hay para todos los gustos: de personajes que marcaron la vida histórica y cultural de la zona, como Rosalía de Castro o el marino Méndez Núñez; personajes que pasaron por Vigo como Julio Verne, profesionales tradicionales como los canteros o los trovadores y hasta escenas mitológicas o grandes batallas como la de los Galeones de Rande o la estatua de los caballos que recuerda a los héroes de la Reconquista.

Uno de los lugares donde más esculturas podemos encontrar es el Monte O Castro donde, además de las vistas, podemos disfrutar del arte insertado en la naturaleza. En esta zona está el monumento más polémico de Vigo, la Cruz de los Caídos franquistas.

Concatedral

La llamada Colegiata por todos los vigueses es la concatedral de la provincia o Iglesia de Santa María. Se empezó a construir en 1811 sobre los restos de otra iglesia con un cementerio al lado que estaba en muy mal estado. Su ubicación, en pleno Casco Vello y muy cerca del Mercado A Pedra y la Plaza de la Constitución, hace que sea un templo muy popular. Eso y que guarda en su interior la imagen religiosa más venerada de toda la ciudad, el Cristo de la Victoria, y es que no es ni siquiera el patrón de Vigo.

Este Cristo sale en procesión el primer domingo de agosto y supone un acontecimiento increíble para la ciudad, una fiesta muy sentida.

Lo más destacado de la iglesia es su reloj de sol, instalado hacia 1837, y que no sigue la orientación habitual de estos artefactos.

Parque de la Alameda

La Alameda fue el primer parque urbano de Vigo que se construyó, precisamente, en unos terrenos que ganaron al mar. Hoy en día es un lugar elegante, en pleno Ensanche, una zona de comercio y restaurantes, por el que ha pasado toda la buena sociedad viguesa desde finales del siglo XIX.

Al principio, se creó como un jardín rectangular con 58 álamos blancos, y de ahí su nombre, pero hoy es una extensión de 9.000 metros cuadrados llena de árboles, fuentes, juegos de luces y hasta un zoo en piedra, con especies que nunca han pisado tierras gallegas pero que juegan en la Alameda con el paseante a vigilarse mutuamente, como la hiena o un cisne, todo obra de José Luis Medina.

También hay que destacar el jardín botánico donde se mezclan las flores de cada estación con árboles tradicionales de la zona como los camelios o los magnolios.

Puerto de Vigo

El puerto es el punto desde donde Vigo se ha impulsado para convertirse en la ciudad que es ahora. Históricamente, ha sido su razón de vida, ya que fue el origen del desarrollo de una ciudad volcada en su ría y en el mar.

En la actualidad, es uno de los puntos más importantes en descargas pesqueras pero cuenta también con espacio para yates y hasta trasatlánticos.

Un primer vistazo al puerto podemos echarlo comiendo unas ostras en la calle de la Pescadería. Es un buen punto para coger fuerzas e iniciar una ruta por el Paseo de las Avenidas. Desde aquí se puede ir viendo todo el puerto deportivo y la variedad de barcos que eligen Vigo para su atraque.

En el Muelle de Transatlánticos podemos encontrar la Estación Marina. Se trata de un edificio de bloques de hormigón que no deja de ser un elemento funcional del puerto, y que, sin embargo, ofrece una de las mejores vistas de lo que es el puerto de Vigo.

Hay que tener en cuenta que aquí se han asentado grandes astilleros y las mayores compañías mundiales de pescados y mariscos ultracongelados, como es Pescanova.

Si seguimos hacia el barrio histórico podremos ver lo que era el puerto de los marineros originalmente y donde amarraban las barcas en los mismos soportales que antes se levantaban sobre la arena.

Monte O Castro

Este monte se levanta orgulloso en mitad de la ciudad y ofrece una de las vistas más espectaculares de toda la ría, pero también cuenta con jardines increíbles y los restos de un castillo en la cima.

Para llegar allí hay que armarse de fuerza y empezar a subir escaleras, aunque hay una zona de escaleras metálicas desde la Porta do Sol. El camino merece mucho la pena y el descanso entre escala y escala, también.

Uno de los primeros monumentos con el que nos encontramos es el de los Galeones de Rande, tres anclas y varios cañones que sacaron los vigueses de la ría recuerdan una de las batallas más épicas de la zona que inspiró hasta al mismísimo Julio Verne.

Ya en la cima, la fortaleza del Castro emerge como un lugar mágico lleno de estanques, parques y buenas vistas mires donde mires.

Las murallas y las garitas, las fuentes, una especie de anfiteatro triangular donde sentarse para observar el horizonte y hasta un parque infantil son algunas de las ofertas de diversión que ofrece este lugar. Ver el atardecer desde el monte es una atracción única.

Playas en Vigo

Sin duda el mar en Vigo no sólo hay que observarlo, sino que hay que probarlo y qué mejor que en alguna de sus playas de la ría. Muy cerca del centro de la ciudad hay zonas de baño de arena blanca y fina, otras calas más naturales, áreas para practicar deportes acuáticos y hasta playas nudistas.

De hecho, en los últimos años, hasta diez de sus playas han conseguido la bandera azul por la calidad de sus aguas y de sus instalaciones.

Sin duda, la más espectacular es la playa de Rodas, en las Islas Cíes, dentro del Parque Nacional Illas Atlánticas, que no tiene nada que envidiar a la mejor zona de baño del Caribe y, de hecho, fue escogida como la mejor del mundo por un periódico británico.

Hay que reservar la entrada al ser un espacio protegido, pero el acceso es fácil ya que numerosos ferry unen las Cíes con la costa.

No es la única zona de baño que merece la pena en Vigo, también podemos visitar la de Samil, una playa muy familiar; la de O Vao, llena de gente joven a cualquier hora del día; la de A Punta, en el litoral de Teis; la de O Adro, en el barrio de Bouzas; o las pequeñas áreas de Xobreira y O Xunqueiro, entre otras.

Museos en Vigo

La oferta de museos en la ciudad es muy amplia y variada. Podemos disfrutar de los misterios del océano visitando el Museo del Mar y su increíble acuario pero también se puede disfrutar de arte contemporáneo, en una visita a MARCO, uno de los espacios de arte más importantes de Vigo, junto al Museo Liste y la Casa de las Artes.

Si buscamos algo diferente, tendremos que llegar hasta el Museo Verbum, un lugar donde se explica cómo nos comunicamos, qué elementos utilizamos y por qué. En la muestra hay una gran parte de juegos interactivos que son muy divertidos para pequeños y mayores.

Dónde comer en Vigo

Comer en Vigo es una bendición casi en cualquier sitio. Hay grandes sitios donde dejarse llevar pero no podemos perder la oportunidad de tomar ostras en la calle Pescadería o disfrutar de la especialidad de algunos bares del casco antiguo.

Entre los más populares están Casa Marco, Taberna A Pedra y Follas Novas, donde el pulpo y el marisco son los platos estrellas.

Vigo también cuenta con locales recomendados en la Guía Michelin, como Maruja Limón, con una estrella, o Detapaencepa, con mención. Y otros donde el menú del día es el rey como A Curuxa o Gamboa Vinte.