Antes de la llegada de los conquistadores españoles a Gran Canaria, la capital y centro de referencia de la sociedad prehispánica se encontraba en Agáldar, hoy conocido como Gáldar. Desde este lugar, el guanarteme (rey aborigen) controlaba la isla y velaba por la seguridad de su pueblo. Poco antes de la conquista, la isla de Gran Canaria se dividió en dos guanartematos: Telde y Gáldar. Sus habitantes vivían principalmente en cuevas y tubos volcánicos, aunque también se establecieron algunos poblados construidos en la superficie.

Las cuevas de Gran Canaria, lugares de culto de los aborígenes

Debido a la importancia que los primeros pobladores daban al sol y a las estrellas, muchas cuevas y formaciones rocosas se convirtieron en lugares de culto, donde realizaban rituales religiosos.

Este es el caso de Cueva Pintada, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del archipiélago y pieza clave en la conquista de Canarias.

Además de restos de casas y todo tipo de utensilios, en el interior de esta cueva volcánica se han encontrado pinturas que apuntan a una especie de calendario, dividido en 12 secciones con diferentes formas geométricas.

 

El extraordinario conocimiento que tenían los antiguos canarios sobre el labrado de la roca volcánica, hizo posible la construcción de esta enorme acrópolis en Agáldar. Aunque no llegaba a ser una ciudad desarrollada como tal, el lugar acogía unas 60 casas, muy frágiles, con espacio para unas 250 personas. La construcción estaba integrada por un grupo de cuevas artificiales, que podrían haber funcionado como cámaras funerarias, lugares para rituales o actos sociales; y por casas de piedra al aire libre. Tras la conquista de la isla, el asentamiento quedó en el olvido y la sociedad comenzó a desarrollarse en torno a pequeños núcleos coloniales.

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Cueva Pintada. Gáldar. Gran Canaria.

La cueva Pintada de Gáldar

La cueva fue “redescubierta” en varias ocasiones después de que se hallara inicialmente en 1862 durante unos trabajos agrícolas. Sin embargo, no fue hasta 1873 cuando se formalizó su descubrimiento. Ese año, el agricultor José Ramos Orihuela accedió al interior de la cueva a través de un pequeño orificio en el techo y la bautizó como Cueva Pintada. Se encontraron restos de cadáveres, vasijas y otros elementos de gran valor arqueológico, aunque los vecinos habían saqueado la zona previamente.

 

 

Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada

En 1972 se abrió al público, y ocho años después se comenzó a observar el deterioro que estaban sufriendo las pinturas. Las filtraciones de agua de riego y los abonos químicos de los cultivos de la zona, así como la nula planificación de las visitas, generaron un ambiente cálido y húmedo en el interior del yacimiento. A causa de la mala conservación, en 1982 se decidió expropiar las fincas de los alrededores y cerrar de nuevo la cueva para comenzar un proyecto de investigación. Tras más de 20 años de trabajos, en 2006 se reabrió al público como el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada.

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Cueva Pintada. Gáldar. Gran Canaria.

Las piezas y decoraciones encontradas datan de los siglos XI y XIII, lo cual apunta a que las pinturas fueron realizadas durante el máximo desarrollo de la sociedad canaria prehispánica. Se encontraron cocinas comunitarias, cerámicas, pintaderas (sellos aborígenes que podrían servir como decoración o identidad de la propiedad) e incluso semillas. Hoy en día, el recinto se encuentra cubierto por una enorme estructura de acero, equipada con pasarelas que permiten caminar sobre los restos arqueológicos.

El espacio principal es el conjunto de arte rupestre de Cueva Pintada, ubicado en el núcleo del complejo. Se trata de una cámara rectangular con un suelo irregular lleno de orificios. Se cree que sirvió como lugar de ceremonias y enterramiento de momias, aunque lo que destaca son los paneles pintados con formas geométricas en tres de sus paredes. El diseño simétrico alterna cuadrados, rectángulos, triángulos y circunferencias sobre fondos de color rojo, negro y blanco, creando una especie de tablero. La principal teoría afirma que se trata de un calendario lunisolar capaz de predecir los eclipses.

 

 

El museo Arqueológico cuenta con diferentes espacios orientados a la conservación, investigación y difusión de los descubrimientos del yacimiento, entre los que se encuentran el aula didáctica, cuyo programa de actividades va dirigido a centros escolares y visitantes, el laboratorio y la biblioteca. Unas 380 personas realizan la visita guiada al recinto cada día, siguiendo los vídeos a lo largo del recorrido, donde se explica la historia y modo de vida de la sociedad aborigen. Además, la visita se puede realizar en cuatro idiomas: castellano, alemán, francés e inglés.