El interior de la isla contiene todos los ingredientes para disfrutar de rutas de senderismo por Gran Canaria que pueden llegar a ser inolvidables para los excursionistas: cumbres nevadas, inmensos valles, lagunas escondidas, panorámicas sobrecogedoras… A 1.550 metros de altitud, Cruz de Tejeda no sólo se sitúa prácticamente en el centro geográfico de la isla de Gran Canaria, sino que también es el centro neurálgico para arrancar por multitud de caminos trillados desde los tiempos de los guanches y que hoy se han convertido en estupendos senderos debidamente señalizados.

Rutas, senderos y trekking en Gran Canaria. Un largo pasado.

Hasta el siglo XIX y su revolución de las comunicaciones terrestres, estos caminos ahora señalizados fueron el eje vertebrador tanto de la antigua población prehispánica como de los ya hispanizados pobladores posteriores. Las rutas nos hablan del fervor reverencial hacia el monte que practicaban los aborígenes, constatado por la importancia de los restos arqueológicos que en ellos aparece.

También nos cuentan la difícil actividad económica de Gran Canaria en tiempos pretéritos, siendo estos caminos los pasos de arrieros y pastores, como atestigua la proliferación de ensanches de acequias para el descanso de humanos y animales.

 

 

Especies vegetales autóctonas de pinares, laurisilva o madroños, y aves como el picapinos, el cernícalo, el pinzón azul o el canario del monte salen a nuestro encuentro entre cantiles, vertiginosos desfiladeros y peñascos monumentales.

Teniendo todo ello en cuenta, repasemos los caminos más interesantes del interior de la isla.

Rutas de senderismo en Gran Canaria: desde Cruz de Tejeda a La Culata

El primer sendero que proponemos, debidamente señalizado durante toda la ruta, arranca en Cruz de Tejeda hacia el caserío de La Culata, a 1.250 metros. Se trata de una ruta lineal, de unos 7 kilómetros de longitud en la que se invierte en torno a 1 hora y 30 minutos (pero hay que tener en cuenta que si hemos dejado el coche en el parking de Cruz de Tejeda, después habrá que hacer el camino de vuelta…). El camino tiene una dificultad baja, con vía ancha y pendientes suaves, rodeados de pinares canarios, retamar y salvia.

Entre lo más destacado de la ruta se encuentra, a mitad de camino, el mirador de la Degollada de Becerra, que ofrece unas vistas impresionantes del barranco de Tejeda con el Roque Nublo y el Roque Bentayga dando la bienvenida al excursionista. En los atardeceres claros no es difícil divisar desde este lugar al fondo, más allá del océano, la imponente silueta del Teide en la isla de Tenerife.

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Senda hacia Roque Nublo. Gran Canaria.

Aunque lo realmente admirable es observar, a lo largo del camino, la majestuosidad de la gran caldera volcánica de Tejeda, y el valle del pueblo que le da nombre y que queda rodeado de grandes riscos. Esta orografía, según los últimos estudios, es producto de una violenta explosión volcánica que tuvo lugar hace 14 millones de años.

Caminatas en Gran Canaria: de La Culata al Roque Bentayga

Si aún tenemos ganas de continuar o preferimos iniciar desde La Culata una nueva ruta, existe este sendero que recorre la ladera del Roque Nublo por el barranco de la Culata y de la que no perdemos de vista en ningún momento al Roque Bentayga hasta llegar a sus pies.

Es esta ruta de unos 5,5 kilómetros de recorrido, de dificultad media, se invierten unas 2 horas y media. Discurre por una pendiente suave hasta llegar a Cruz de Timagada. A partir de ahí, hasta subir al Roque Bentayga la caminata se hace más exigente.

Además de la flora y la fauna común en toda esta zona, se pueden encontrar especies vegetales introducidas para su explotación agrícola como los almendros, que en época de flor embellecen el camino.

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Pareja haciendo senderismo en Gran Canaria.

Roque Bentayga: santuario venerado por los guanches

Esta ruta discurre y se aproxima a dos de los grandes símbolos de Gran Canaria, los grandes monolitos de Roque Nublo y Roque Bentayga. El primero, situado a 1.813 metros de altitud, es célebre por sus enormes proporciones. Alrededor del Roque Nublo discurren multitud de senderos que permiten contemplarlo desde todas las perspectivas. Además, es un centro de reunión de los escaladores más diestros.

 

En cambio, el Roque Bentayga (1.404 metros), además de tener una grandiosa forma geológica, ha sido durante siglos un lugar de veneración por parte de los primeros pobladores de la isla. En efecto, Bentayga ha sido el baluarte sagrado de los aborígenes grancanarios.

De hecho, aún se conservan vestigios de su culto, como en las cuevas del Rey, que disponen de valiosas pinturas rupestres, grabados, graneros y canalizaciones, incluso se puede apreciar el lugar exacto en el que los antiguos canarios practicaban sus ritos y ofrendas a los dioses. Existe un interesante museo y un centro de interpretación en esta zona.

De Tejera a Roque Nublo

La tercera y última ruta que proponemos es también lineal. Arrancaría del pueblo de Tejera, a 6 kilómetros de Cruz de Tejeda, y nos adentra a través de toda la cuenca volcánica, rodeado de imponentes riscos, hasta el Roque Nublo.

El camino que sale de la localidad, también señalizado, tiene unos 8 kilómetros. Se supone que se puede realizar el itinerario en aproximadamente 1 hora y 45 minutos, si bien hay que tener en cuenta que el recorrido está considerado de dificultad alta.

Antes de iniciar el trekking merece la pena pasear por las callejas y plazoletas de Tejeda, considerado uno de los pueblos más bonitos de España. Tejeda es un pequeño y típico caserío fundado en el siglo XVI y que todavía conserva su sabor eminentemente autóctono.

 

La primera parte del camino nos lleva sin dificultades hasta La Culata. La exigencia de la ruta comienza a partir de este tramo, pues la pendiente se va haciendo cada vez más pronunciada y va serpenteando por un pinar que nos ofrece unas espectaculares vistas del barranco de la Culata, aunque en ningún momento perdemos de vista el Roque Nublo.

En la vegetación dominan los pinares, el retamar y la salvia blanca, como en toda la zona. Y respecto a la fauna, los riscos a nuestro alrededor son lugares perfectos para que las aves rapaces, como el cernícalo o el aguililla, oteen la cuenca en busca de alguna víctima desprevenida.